abril 24, 2024

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Cosquillas a Diana

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 40 segundos

Diana es una mujer de 39 años dedicada al cuidado de su hogar. Diana se contactó con nosotros porque quería hacer algo diferente en estos tiempos de cuarentena, debido a que se encontraba estresada por estar encerrada en su casa. Nos contactamos a través de whatsapp y conversamos por un buen tiempo. Durante esta conversación, Diana nos preguntó como era el servicio que nosotros ofrecíamos para ayudar a liberar el estrés a las personas.

Le comenté como era el servicio y la respuesta de ella nos impresionó: «Soy demasiado cosquillosa». Dicho eso la cité a una reunión en mi oficina para seguir conversando sobre el tema.

Llegó Diana a mi consultorio y se sometió a los controles de bioseguridad, por eso del covid19.

Le solicité amablemente que se recostara sobre una camilla especial para las sesiones de cosquillas.

Diana se quitó sus zapatos de tacón que traía puestos, se quitó su saco, quedando únicamente en pantalón largo y camisilla tipo esqueleto. Se recostó en la camilla, mientras que yo comencé a inmovilizarla con las correas en los tobillos, cintura y muñecas.

Apenas estuvo asegurada de pies y manos, me situé justo cerca a sus pies y pasé mis dedos por la planta de sus pies, con el fin de verificar si realmente era cosquillosa o no. La reacción de Diana no se hizo esperar y soltó un grito, además de decir: «Tengo muchas cosquillas en los pies».

Continué subiendo, buscándole las cosquillas en cada parte de su cuerpo, apretando las rodillas, los muslos, la cintura, las costillas, las axilas y el cuello. En todos los puntos que toqué Diana únicamente hacía era reír y gritar, además de decir en que partes del cuerpo sentía más cosquillas que en las demás.

Curiosamente sus puntos más cosquillosos eran las plantas de los pies, la cintura y las axilas. Así que empecé con la sesión de cosquillas. Lo primero que hice fue «atacar» sus axilas, costillas y cuello. Diana comenzó a reír como loca.

Diana: jajajajajaja… jajajajajaja… jajajajajajaja…

Al cabo de unos 15 o 20 minutos de cosquillas me detuve, dejándola tomar un respiro y conversar con ella sobre el tema.

Yo: vaya que eres cosquillosa.

Diana: jajajaja… Si… Soy muy cosquillosa en todos lados… jajajajaja… No pensé tener tantas cosquillas… jajajajaja…

Después de ese breve descanso comencé a hacerle cosquillas en la cintura y el ombligo. Diana reía y gritaba como loca, además de dar saltos como un «gusano» sobre la camilla y moverse un lado a otro intentando huir de las cosquillas recibidas.

Diana: jajajajajaja… jajajajajaja… jajajajajajaja…

Después de otros 15 o 20 minutos de cosquillas, decidí dejarla descansar y que tomara algo de aire. Al cabo de unos 5 minutos de descanso comencé a hacerle cosquillas en las rodillas. Diana comenzó a reír nuevamente.

Diana: jajajajajaja… jajajajajaja… jajajajajajaja…

En las rodillas y las piernas, las cosquillas fueron por poco tiempo, unos 8 a 10 minutos aproximadamente. Nuevamente la dejé descansar, sin embargo, mientras ella tomaba un respiro por las cosquillas que había recibido anteriormente, le dije que solamente faltaba hacerle cosquillas en los pies, a lo que ella me dice: «Por favor, en los pies no. Soy demasiado cosquillosa en los pies y no creo que aguante tantas cosquillas ahí».

Me coloqué frente a sus pies y comencé a mover mis dedos de las manos, desde sus talones hasta la punta de sus dedos de los pies. Diana comienza a reí a y a gritar, mientras mueve sus pies de un lado a otro intentando huir de las cosquillas.

Diana: jajajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… jajajajajajaja….

Mientras cosquilleo sus pies, decido tomarle el pie izquierdo y comenzar a hacerle muchas cosquillas exclusivamente en ese pie. Diana solo ríe a carcajadas.

Diana: jajajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… jajajajajajaja….

Así me la paso unos 15 o 20 minutos aproximadamente, haciéndole muchas cosquillas en su pie izquierdo mientras ella ríe a carcajadas. Al cabo de unos minutos, procedo a soltarle el pie izquierdo, para poder tomarle su pie derecho y comenzar con la «tortura de cosquillas». Diana continua riendo a carcajadas.

Diana: jajajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… jajajajajajaja….

Después de otros 20 minutos de cosquillas en su pie derecho, decido por fin detenerme. Diana esta exhausta y aún continua riendo, quizás como reflejo de las cosquillas recibida durante este tiempo en sus pies y el resto de su cuerpo.

Apenas terminamos, procedí a soltarle las correas de las muñecas, la cintura y los tobillos. Diana procede a levantarse y pues, no puede falta mi pregunta obligada después de cada sesión: «Qué opinas al respecto, después de recibir esta sesión de cosquillas?»

Diana: me parece algo súper divertido y diferente. Jamás me había reído tanto. No creí ser tan cosquillosa. Jajajaja. Me gustaría repetir la sesión de cosquillas otro día.

Seguimos conversando un poco, hasta que Diana se fue a su casa.

Espero que les haya gustado y nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ

 

 

 

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