abril 24, 2024

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El cosquilleador en serie (parte 5) – Fanfiction

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 37 segundos

Cuando la detective Carolina catalogo a su sospechoso como «Depredador en serie» en lugar de «fetichista en serie», las cosas comenzaron a tomar otro rumbo.

Los meses transcurrían y la detective cuando ya creía que tenía pruebas suficientes, nuevamente se esfumaba todo. Lo único que si parecía constante durante la investigación, eran las denuncias de mujeres víctimas del «cosquilleador en serie», algunas habían sido torturadas sin su consentimiento, otras aseguraban haber sido secuestradas por tiempos no mayores a 3 días, en los cuales fueron cosquilleadas sin piedad alguna. Sin embargo, justo cuando ella creía que todo estaba perdido, recibió una nota en un sobre, dónde la citaban a una reunión con una supuesta víctima del cosquilleador en serie.

Las instrucciones recibidas en el documento fueron muy claras: «por favor vaya sola, no vaya armada, no vaya uniformada y recibirá una pista clara que la lleve a la captura del cosquilleador en serie».

La detective hizo caso a todas las instrucciones, fue vestida de jean, chaqueta de cuero y botas hasta las rodillas, que la hacían ver una mujer sexy, su estatura de 1.70 cms, su cabello rubio y ojos claros, la hacían parecer una modelo. Al llegar a la dirección indicada, se le acercó una mujer, la cual le indicó que la siguiera a un callejón, en dónde había una puerta, al entrar encontraron una escalera que subía a lo que parecía un cuarto piso. La mujer entró primero y ella entró después, pero justo al cruzar la puerta, algo le fue puesto en la boca y cayó desmayada.

Al despertar, estaba atada de pies y manos, con sus pies descalzos introducidos en una especie de cepo. En ese momento sintió un «corrientazo» que la estremeció de pies a cabeza. La detective Carolina pasaba de ser investigadora a ser una víctima más del cosquilleador en serie, debido a que acababa de comenzar a ser torturada con cosquillas en las plantas de los pies. La detective lo único que hacía era reír a carcajadas y suplicar, mientras que el verdugo (que por cierto era una mujer), le rascaba rápidamente sus vulnerables y cosquillosas plantas de los pies. La tortura continuó por un largo tiempo hasta que la detective se desmayó.

Al cabo de unas horas, la detective Carolina recuperó el conocimiento, sola y abandonada a su suerte en la banca de un parque. Revisó sus bolsillos y encontró una nota que decía: «Si vuelvo a averiguar que estás investigando nuevamente sobre mi, tendrás que atenerte a las consecuencias y esta vez las cosquillas serán más intentas».

En ese momento la detective comenzó a preguntarse a si misma, si realmente correría el riesgo de ser víctima nuevamente del cosquilleador en serie o si suspendía la investigación y archivaba el caso de la misma manera como lo hicieron las dos policías mujeres que habían investigado este extraño caso en el país.

Esta historia continuará…

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