abril 20, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas, basadas en hechos reales.

Mi experiencia como ticklee (parte 21)

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 30 segundos

Hola a todos, en esta publicación voy a contar como inicié en el tema de las cosquillas. Actualmente tengo 32 años. Soy muy cosquillosa desde que tengo uso de razón.

Desde siempre he tenido situaciones cosquillosas a lo largo de mi vida, sin embargo, puedo decir que inicié como «ticklee» a la edad de 27 años aproximadamente. En ese momento me encontraba desempleada y pues había colocado un anuncio de búsqueda de empleo a través del portal web OLX. Después de algunas semanas tener publicado mi anuncio de solicitud de empleo en el portal, comencé a recibir mensajes de un hombre que se identificaba como «The Tickler».

El hombre me escribió a través del portal web: «Hola Emmy como estás? Tengo una pregunta: Tienes cosquillas?»

Y así se repetía una y otra vez ese mensaje durante varias semanas, hasta que por fin me atreví a contestarle: «Si tengo cosquillas. Por qué la pregunta?

El hombre volvió a escribirme: «Estoy dispuesto a pagarte dinero, a cambio que te dejes hacer cosquillas por 1 hora. Qué opinas? Si te interesa la propuesta, me gustaría saber en qué partes del cuerpo tienes cosquillas y cuál es la parte más cosquillosa de tu cuerpo».

Cuando recibí ese mensaje, sentí escalofríos, porque en un momento creía que era algún pervertido o que se yo. Igual después de una semana de recibir constantes mensajes del hombre y siempre con la misma pregunta, decidí responderle: «Como te dije en el mensaje anterior, si tengo cosquillas. Tengo cosquillas en todos lados. La parte de mi cuerpo donde más tengo cosquillas es en los pies. Por qué tu pregunta?».

Apenas le envié el mensaje recibí respuesta por parte de él: «Vaya veo que eres cosquillosa en los pies. Quisiera saber si eres muy cosquillosa en todo el pie o en alguna parte en especial de éstos?».

Ya entrada en gastos, le respondí el mensaje: «Soy muy cosquillosa en mis pies, sin embargo, tengo demasiadas cosquillas en la planta de los pies, justo en la parte del arco. Por qué me haces esas preguntas?»

El hombre volvió a escribirme: «Interesante saber que las plantas de los pies es tu punto débil a las cosquillas. Bueno mi propuesta es la siguiente: Estoy dispuesto a pagarte dinero a cambio que te dejes hacer cosquillas por 1 hora completa. Estás de acuerdo? Tienes alguna duda?».

En ese momento sentí escalofríos, sin embargo, volví a responderle: «Solamente cosquillas cierto? Puedo pensarlo? De cuánto dinero estamos hablando?».

El hombre volvió a escribirme: «Si solamente cosquillas y te doy una semana para pensarlo. Estoy dispuesto a pagarte $250 mil pesos (unos 100 dólares aproximadamente).».

Duré una semana pensando en la propuesta que me había hecho ese hombre, además se lo comenté a mi mejor amiga, ella me aconsejó que no lo hiciera, sobre todo porque no sabía que si era algún pervertido. Todas las posibilidades eran válidas, sin embargo, estaba en un momento de crisis económica y justo para esos días estaba necesitando dinero para pagar el arriendo del apartamento y los servicios públicos.

Así que me armé de valor y le escribí nuevamente al cabo de una semana: «Esta bien, voy a hacerlo, pero tengo una condición y es que no voy a desnundarme. Si estás de acuerdo con esa condición, haré la sesión. Te parece?».

Al cabo de unos 15 minutos recibí la respuesta: «Estoy de acuerdo con tu condición y pues en ese caso te espero el día de mañana en esta dirección XXXXXXX».

Así fue, al día siguiente me fui a la dirección que me había dado la persona que me contactó por OLX. Al llegar al sitio, seguí las instrucciones que me envío a mi whatsapp. Toqué el timbre en el apartamento 601 (era un apartamento por piso) y sonó el citófono, contestó un hombre al otro lado de la línea y me identifiqué. El hombre me dijo que apenas escuchara el timbre en la puerta, ingresara y subiera las escaleras hasta el último piso. Subí las escaleras y entré al apartamento, era un sitio muy bien arreglado y organizado, el hombre me invitó a sentarme en la sala, dónde conversamos un poco y pues como era de esperarse me hizo preguntas relacionadas con las cosquillas, las cuales respondí. Después de ésto, me dijo: «Bueno ahora si, entremos en materia. Por favor sigamos a esta habitación».

Entramos a una habitación en la cual había una cama con correas en los extremos. Yo al ver esa situación le dije que no iba a permitir atarme, pero la respuesta de él fue: «Tu la única condición que colocaste fue que no ibas a estar desnuda, así que puedo atarte de pies y manos sin problema alguno».

Pues el tipo tenía razón, así que terminé aceptando. Después de ésto, me pidió quitarme zapatos, calcetines y chaqueta, además del jean y la camiseta que llevaba puesta. Afortunadamente para mi traía una camisilla tipo esqueleto y un short. Una vez estuve lista para la sesión me preguntó si quería acostarme boca arriba o boca abajo. Yo le dije que debía estar mejor boca arriba.

El tipo «The Tickler», me pidió entonces que me acostara en la cama boca arriba mientras me comenzaba a asegurar las muñecas y los tobillos con las correas. Después que quedé atada de pies y manos, me mostró todos los elementos que iba a usar para hacerme cosquillas: pinceles, brochas, plumas, tenedores, cepillos de dientes, peines, cepillos de peinar, entre otros. En fin, eran muchos elementos y quizás lo hizo como «tortura psicológica» que al final dio mucho resultado.

Apenas terminó de mostrarme los elementos, los colocó a un lado de la cama y comenzó a hacerme cosquillas en el cuello y las axilas, mi reacción no se hizo esperar y comencé a reír desesperadamente. Después de algún tiempo, el tipo comenzó a bajar por mi cuerpo para iniciar a hacerme cosquillas en las costillas, cintura y ombligo. Justo cuando comenzó a hacerme cosquillas en la cintura y el ombligo, comencé a dar saltos en la cama, mientras reía a carcajadas. Además de ésto, comencé a suplicar piedad y clemencia, sin embargo, mis súplicas únicamente hacían que «The Tickler» siguiera haciéndome más cosquillas.

Al cabo de un tiempo, el tipo siguió bajando y comenzó a hacerme cosquillas en las piernas, los muslos y las rodillas. Al igual que cuando me hizo cosquillas en la cintura, cada vez que me apretaba las rodillas y los muslos, me hacía dar saltos, además de gritar y suplicar.

Sin embargo, lo peor llegó justamente cuando comenzó a hacerme cosquillas en los pies. «The Tickler» al ver que comencé a reír más fuerte, a carcajadas y a gritar, cuando empezó a hacerme cosquillas en los pies, creo que se excitó mucho, porque comenzó a explorar cada parte de mis pies. Primero inició en el empeine (la parte superior de mis pies), siguió por los tobillos, los dedos de los pies (en medio de éstos, por encima y por debajo de éstos), la base de los dedos (justo encima de la planta), los talones y por último dejó el arco.

Yo sabía que tenía muchas cosquillas en los pies, lo que no sabía es que tenía demasiadas y ésto hizo que el destino me jugara una mala pasada. El tipo se aprovechó de esta vulnerabilidad mía y comenzó a hacerme cosquillas en las plantas de mis pies con las plumas, los pinceles y los cepillos de dientes. Yo lo único que hacía era reír y suplicar, sin embargo, lo peor llegó cuando comenzó a utilizar el peine, justo en ese momento las cosquillas comenzaron a ser más intensas y mi risa se transformó en gritos de desesperación.

Cuando ya estaba apunto de desmayarme el tipo hizo una pequeña pausa, únicamente para decirme: «Aún falta el objeto final» y en ese momento me mostró un cepillo de peinar. Yo intenté pedir clemencia, sin embargo, el tipo hizo caso omiso y comenzó a pasarme el cepillo por la planta del pie izquierdo. Debo confesar que la sensación de sentir las cerdas redondas sobre la planta de tu pie es demasiado divertida y las cosquillas que produce son demasiado intensas.

Después de varios minutos de pasarme el cepillo por la planta del pie izquierdo, el tipo se detuvo, únicamente para decirme: «No creas que ya terminamos, aún falta el pie derecho y veremos cuál de los dos es más cosquilloso». Y dicho ésto, comenzó a pasame el cepillo por la planta del pie derecho. En ese momento supe que tengo muchas más cosquillas en la planta del pie derecho que en la planta del pie izquierdo. Las cosquillas en esa planta fueron extremadamente intensas y demasiado desesperantes.

Prácticamente después de casi 1 hora y 20 minutos, «The Tickler» me desató. En ese momento yo estaba sin fuerzas y exhausta. Comencé a sentarme lentamente en la cama, mientras aún seguía riendo, como producto de algún reflejo por las cosquillas que había recibido. Sin embargo, justo cuándo creía que ya había culminado la tortura de cosquillas, «The Tickler» se tiró encima mío y comenzó a hacerme más cosquillas en todo el cuerpo, yo por más que intentara quitármelo de encima, no podía, porque estaba sin fuerzas. Ésto fue aprovechado por él, que de manera ágil, me tomó ambos pies y comenzó a rascarme las plantas de ambos pies para hacerme más cosquillas.

Al final no solo me hizo cosquillas con los dedos y las uñas, sino que también me pasó su lengua, me chupó los dedos y me dio uno que otro mordisco en los pies. Todo eso me hizo sentir demasiadas cosquillas.

Después de casi 2 horas de cosquillas, por fin se detuvo. Me pagó más dinero de lo acordado y me preguntó si quería repetir una sesión como esa y ganar más dinero. Le dije que lo pensaría y al final terminé volviendo.

Así fue como inicié como «ticklee».

Espero que les haya gustado.

Emy

 

 

 

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