abril 22, 2024

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Las cosquillas son una buena medicina (fanfiction)

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 21 segundos

Samantha es una chica de 25 años, es bajita, gordita, morena y con el pelo largo y bonito, va al colegio pero tiene la autoestima baja, su tío Martin es su héroe, siempre está ahí para ella, hacen todo juntos, Martin es como un segundo padre para Sam, ella confía en él y le cuenta todos sus secretos. Un día, Sam llegó a casa muy alterada y se fue a su habitación, momentos después llegó Martin y fue directo a la habitación de Sam, tocó, entró y encontró a Sam acostada en la cama abrazando una almohada, casi llorando, se sentó al final de la cama y hablaron un rato, ella se ha sentido como una «mierda» toda la semana, sola y miserable.

– ¡Oye! ¡No digas eso, eres la chica más genial! ¡Vamos, no te sientas así!

– Pero es verdad, yo… yo…

– Vale, ¿sabes qué? Tengo la medicina perfecta para animarte

Tomó los pies de Sam y comenzó a hacerle cosquillas, sus pies no son los más cosquillosos pero se rió un poco, le quitó los calcetines y comenzó a rascar la planta, y le hizo cosquillas en los dedos sobre todo, eso la hace reír más, las cosquillas les traen recuerdos, hace tiempo que Sam era una niña, cuando era joven, le encantaba que le hicieran cosquillas pero con el tiempo y el cambio físico, Martin dejó de hacerlo y Sam comenzó a olvidar.

– Olvidé cuando nos divertíamos con este juego

– Jajaja si jajaja ha pasado mucho tiempo jajaja

– ¿Recuerdas cuando te molestaba con tus deditos y te cantaba cerditos?

– Jajaja ¿lo volverías a hacer?

– ¡Claro que sí! ¡Este cerdito fue al mercado! ¡Este cerdito se quedó en casa! ¡Este cerdito comió carne asada! Este cerdito no tenía nada… ¡Y este cerdito lloró… wee wee wee! ¡Todo el camino a casa!

– ¡Jajaja tío!

– ¿Te sientes mejor?

– Bueno… creo que necesito una dosis extra de esa medicina

Como martin se dio cuenta de que no tenía muchas cosquillas en los pies, probó en las axilas, con una mano y toda su fuerza, sujetó las dos muñecas de Samantha y con eso tenía dos axilas deliciosas expuestas, listas para las cosquillas, con la otra mano, empezó a rascar una axila y Sam empezó a retorcerse y reírse, trató de bajarle los brazos pero fue un éxito fallido, a Martin le encantaba el dulce sonido de la risa de Sam, y a Sam le encantaba que su tío le hiciera cosquillas, le hizo cosquillas en las axilas durante un rato y ella se estaba poniendo casi azul por la falta de aire así que hicieron una pausa, aún riendo, Sam le agradeció esta medicina y él sonrió y asintió con la cabeza, diciendo como un sí.

Ahora, para el postre, fue a hacerle cosquillas en la barriga (un lugar con muchas cosquillas), levantó la camiseta de Sam dejando al descubierto su redonda barriga, como ya sabéis, Sam es una chica gordita. Martin empezó a hacerle cosquillas en los costados con una mano, lo que la hizo reír de inmediato, mientras que con la otra mano le hacía cosquillas en todo el centro de la barriga, luego le dio frambuesas, Sam se reía y se retorcía mucho y lo disfrutaba, este era el mejor día para ella.

– Mira, ¡tu barriga se mueve como una gelatina!

– ¿Te estás burlando de mí porque estoy gordita?

– una hermosa gordita… ¡y con cosquillas! coochie coochie coo

Martin apretó, dio frambuesas, le tocó el ombligo, le hizo cosquillas en los costados, todo eso pasó en horas y Sam se sintió tan cansada que le pidió que parara y lo hizo. Al final de la sesión de cosquillas, se abrazaron muy fuerte, Martin dijo que la quiere tanto que hará cualquier cosa para que se sienta feliz, y entonces Samantha le propuso un trato.

– Tengo una propuesta para ti, puedes hacerme cosquillas todos los lunes y viernes después de la escuela, ¿suena bien?

– Suena perfecto.

Y Martin cumplió esa promesa, todos los lunes y viernes iba a verla y a hacerle cosquillas, a veces la ataba, Sam siempre se retorcía, reía, gritaba y pedía más y más cuando su tío le hacía cosquillas, especialmente en su barriga «gelatinosa». Samantha tenía días pesados o malos pero sabía que pronto sería feliz, los días eran largos y lentos pero cuando era el día de las cosquillas, estaba emocionada de que terminara la escuela, llegar a casa, cambiarse de ropa y esperar a que llegara Martin con sus dedos traviesos. Un día, Martin llegó y entró en la habitación de Samantha para encontrarla tumbada en su cama como siempre, pero tenía una sorpresa…

– Tengo una sorpresa para ti mi pequeña. – Dijo Martin

– ¿Ah sí? ¿Qué es?

– ¡Una larga, suave y colorida pluma!

– ¡Oh que hermoso! ¡No puedo esperar a sentirla recorriendo mi piel! ¡¿Qué esperas?! ¡Hazme cosquillas!

Y empezaron las cosquillas, Martin recorrió todo el cuerpo de Sam, ella empezó a dar pequeñas risitas, era una sensación nueva y rica para ella, la suavidad de la pluma era como un cosquilleo pero mejor, el vientre de Sam se movía tanto como si estuviera evadiendo la pluma.

– ¡Vamos a hacer cosquillas aquí y aquí y por todo aquí también!

– NOO JAJAJA NO JAJAJA POR FAVOR JAJAJA ES DEMASIADO JAJAJA JAJAJA JAJAJA JAJAJA

– Coochie coochie coo

– JAJAJA ES PEOR DE LO QUE ME IMAGINABA JAJAJA

– ¿Quién es mi sobrina gordita con cosquillas? ¿Eh? ¡¡¡Cosquillas, cosquillas, cosquillas!!!

– PARA JAJAJAJA ESTOY JAJAJAJA PERO POR FAVOR NO MÁS JAJAJAJA NO MÁS PLUMA JAJAJAJA

Al final de una exitosa sesión de cosquillas, se abrazaron muy fuerte y se dijeron que se querían, Sam estaba feliz de tenerlo no solo como tío sino como amigo también. Y así fue, cada lunes y viernes por la tarde Samantha siempre recibía esa medicina especial, nunca se imaginó que la haría sentir tan bien y lo afortunada que era por tener un tío tan bueno.

El final.

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