abril 25, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

Mi experiencia como ticklee (parte 22)

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 53 segundos

Desde hace unos meses comencé a investigar sobre los diferentes fetiches que hay en la actualidad y que practican muchas personas en el planeta. Sin embargo, quise adentrarme un poco en el fetiche de las cosquillas.

En este blog, ya habían publicado un artículo relacionado con «El fetiche de las cosquillas», sin embargo, pienso que no está demás sacar mi propia investigación. Tengo 48 años. Soy demasiado cosquillosa en todos lados de mi cuerpo.

Comencé a buscar temas relacionados con las cosquillas en Internet y en la vida «real», muchos dirán «y ésta por qué coloca entre comillas la palabra real», la respuesta es simple, porque de acuerdo a lo que investigué relacionado con el fetiche de las cosquillas, muchas personas se esconden detrás de seudónimos.

En Internet existen numerosos portales relacionados con las cosquillas. Los hay en diferentes idiomas y orientación sexual. Encontré foros, sitios de video (tipo youtube), tiendas de videos de cosquillas, tiendas de elementos utilizados en las sesiones de cosquillas, portales con anuncios clasificados buscando ticklers y ticklees, blogs, en fin, muchos sitios.

Me llamó la atención el sitio de anuncios clasificados en el que buscaban hombres cosquillosos y mujeres cosquillosas para participar en sesiones de cosquillas. En este sitio vi un anuncio que me causó curiosidad y decía lo siguiente: «Solicito mujer madura, mayor de 35 años, cosquillosa y que desee participar en una sesión de cosquillas. Interesada escribir al email xxxx@xxxx.com». Asi que decidí escribir y ver que lograba obtener al respecto.

Contacté a la persona por email y acordamos una reunión. Le informé que estaba escribiendo un artículo relacionado con las cosquillas y por un momento pensé que lo iba a tomar mal, sin embargo, me dijo que podía ir a la sesión y escribir sobre la experiencia vivida.

Llegué al sitio acordado durante la llamada telefónica y al tocar el timbre de la casa me abrió un joven de unos 26 años aproximadamente.

Jove: hola Nurys como vas? Adelante, sigue y siéntate.

Entré a la vivienda, había una sala con 3 sofás. Me senté en uno de ellos y el joven de nombre Mario, se sentó justo a mi lado y comenzamos a conversar. Casualmente, entre las preguntas que Mario me hizo, llegaron aquellas relacionadas con las cosquillas.

Mario: y cuéntame Nurys. Eres cosquillosa?

Yo: la verdad si. Soy demasiado cosquillosa.

Mario: y por qué me escribiste, si eres demasiado cosquillosa?

Yo: pues tal y como te comenté, estoy escribiendo un artículo para un blog, en el cual hablaré sobre las cosquillas como fetiche y pues, que mejor oportunidad, para escribir sobre alguna experiencia vivida en carne propia.

Mario: me parece interesante. Cuántos años tienes?

Yo: por lo menos sé que soy mucho mayor que tu. Quizás tu tengas unos 25 años, más o menos.

Mario: tengo 26 años y tú cuántos tienes?

Yo: tengo 48 años.

Mario: y en qué partes del cuerpo tienes cosquillas? Y cuál es la parte más cosquillosa de tu cuerpo?

Yo: tengo cosquillas por todos lados. En cuánto a la pregunta, de cuál es la parte más cosquillosa de mi cuerpo, tengo varias.

Mario: pero debes tener algún punto débil.

Yo: las plantas de los pies y las axilas.

Mario: las dos por igual? o alguna mucho más cosquillosa que la otra?

Yo: te refieres a que si ambas axilas o ambas plantas de los pies?

Mario: no. Me refiero  a que si eres igual de cosquillosa en las axilas, así como en las plantas de los pies?

Yo: pues creería que si, aunque la verdad, pierdo el control cuando me hacen cosquillas en las plantas de los pies, es una sensación demasiado desesperante y muy difícil de controlar.

Mario: buen en ese caso, entonces empecemos con la sesión para que puedas escribir sobre tu experiencia para el blog en el que participas.

Yo: bueno, manos a la obra. Qué debo hacer?

Mario: pues inicialmente deberás quitarte los zapatos, las medias veladas y el resto de la ropa, para así quedar en ropa interior. No te preocupes que tampoco deberás quedar completamente desnuda. Después deberás acostarte en la cama y te amarraré las muñecas y los tobillos, pare poder así dar inicio a la sesión de cosquillas.

Así que me quité los zapatos, las medias veladas, la falda y la blusa, quedando únicamente en panty y brasier. Me recosté en la cama, mientras que Mario, de forma cuidadosa comenzó a asegurarme las muñecas y los tobillos, con pañuelos, correas y cuerdas. Apenas quedé atada de pies y manos, comenzó la locura. Mario inició haciéndome cosquillas en las axilas, costillas, cintura y cuello. Yo lo único que hacía era reír a carcajadas.

De un momento a otro comencé a sentir que me quedaba sin aire, como producto de las cosquillas que estaba recibiendo por parte de Mario en mis axilas, costillas, cuello y cintura, así que comencé a lanzar súplicas desesperadamente, lo que hizo que Mario se excitara un poco e incrementara las cosquillas; sin embargo, él mismo notó que las súplicas eran reales y detuvo la tortura, así pude tomar un poco de aire y decirle que cuando pida piedad es porque realmente necesito una pausa. Mario accedió.

Después de unos minutos de pausa, en la cual pude tomar un poco de aire y «recuperar» algo de energías, comenzó nuevamente la tortura de cosquillas; sin embargo, esta vez Mario me hizo énfasis en las piernas, los muslos, las rodillas y las caderas. Debo confesar, que jamás imaginé ser tan cosquillosa en esas áreas de mi cuerpo. Yo lo único que hacía era reír a carcajadas y dar saltos en la cama como un resorte.

Lo peor llegó justamente cuando empezó a hacerme cosquillas en los pies, porque Mario como buen tickler y fetichista de pies y cosquillas se dedicó exclusivamente a hacer más énfasis en mis pies y no solo eso, sino que comenzó cuidadosamente a cosquillear cada rincón de mis pies, uno a uno. Las cosquillas eran mezclas entre intensas, suaves, despiadadas, «sádicas». Mario me estuvo haciendo cosquillas como por cerca de 1 hora en mis pies, lo cual ocasionó además que me hiciera «pees» encima mío, quizás como producto de las cosquillas que estaba recibiendo. Además me dejó avergonzada y por un momento pensé que haber hecho eso Mario se iba a detener, pero no, lo único que hizo fue incrementar las cosquillas. Yo continuaba riendo a carcajadas y suplicando.

Al final después de casi 3 horas de cosquillas, atada de pies y manos y a merced de un tickler y fetichista de cosquillas como Mario, me desató. Pude colocarme en pie, primero me senté en la cama algo avergonzada por la situación presentada, sin embargo, él me dijo que eso suele suceder en algunas sesiones de cosquillas, así que no debía preocuparme por eso.

Me comencé a vestir nuevamente y salí de la habitación. Estuve un rato en la sala de la vivienda, terminando de conversar con Mario sobre la experiencia vivida y pues, le comenté que iba a publicarla en este blog.

Espero que la hayan disfrutado tanto como yo.

Besos.

Nurys.

 

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