abril 24, 2024

Tickling Stories

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Mi experiencia como ticklee (parte 23)

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 44 segundos

Bueno volví. Nuevamente estoy por aquí para comentarles un poco de mi nueva experiencia como ticklee.

Tal y como les había comentado hace un tiempo, en mis ratos libres cuido niños, pues debo tener ingresos extras y llevar a cabo esa labor es algo fácil; sin embargo, el único problema es cuando esos niños que cuidas, se convierten en tus verdugos haciéndote cosquillas; y pues para esta nota, les vengo a compartir mi experiencia como ticklee, en manos de mi vecinito que cuido algunos días de la semana, en las noches cuando su madre entra a turno en el hospital donde trabaja.

Mi vecinito de apenas 10 años de edad, de nombre Carlitos, llegó hace dos días a que lo cuidara, pues su mamá antes de irse, me preguntó si podía hacerle el favor de cuidarlo, porque tenía turno en el hospital. Así que yo amablemente accedí a cuidarlo sin problema alguno.

Carlitos es un niño obediente y aplicado en el colegio, pero en su casa es un «diablillo». Creo que este niño es un fetichista en potencia, dicho por su propia mamá. Porque le encanta hacerle cosquillas en los pies a la mamá y además cada que me toca cuidarlo el niño es empeñado en hacer cosquillas a como de lugar.

Esa noche, Carlitos llegó como de costumbre con su pequeño morral para terminar algunas tareas pendientes, mientras que yo me encontraba en mi apartamento, alimentando a mis gatos y viendo tv. Estaba en pijamas y descalza, debido a que eran casi las 9 de la noche, así que no tenía porque estar con otro tipo de ropa. Carlitos se colocó en la mesa de mi computador a terminar sus tareas, mientras que yo observaba tv en mi cama relajada.

Todo transcurría normal, hasta que llegó ese oscuro momento. Carlitos entró a mi habitación de manera sigilosa y aprovechando un descuido mío, se tiró sobre mi y comenzó a hacerme cosquillas sin piedad alguna. Yo lo único que hice fue comenzar a reír a carcajadas (soy demasiado cosquillosa).

Por más que intentara quitármelo de encima no podía, debido a las cosquillas que estaba recibiendo. Las cosquillas eran demasiado intensas, pues Carlitos me las hacía en la cintura, las costillas y las axilas, todo pasaba demasiado rápido y era muy difícil intentar huir de las cosquillas, porque no sabía dónde recibiría el siguiente «ataque». Lo peor llegó cuando en medio del ataque de cosquillas, Carlitos se  volteó hacia mis pies y me los agarró con su brazo izquierdo (como haciendo una llave) y con su mano derecha, comenzó a rascarme las plantas de mis pies. Mi risa se transformó en gritos y alaridos (soy extremadamente cosquillosa en las plantas de los pies y Carlitos conoce demasiado bien mi punto débil).

Carlitos me estuvo haciendo cosquillas por casi 20 o 30 minutos. Fueron demasiadas cosquillas y un momento extremadamente divertido. Después de las cosquillas, el mismo Carlitos se detuvo, dejó de hacérmelas y se retiró a ver TV, mientras que yo aún intentaba recuperarme de la cantidad de cosquillas recibidas.

Esto fue todo y próximamente les estaré contando otra anécdota.

Besos

Emy

 

 

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