Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 28 segundos
Introducción: Esta serie se escribe con base a información suministrada por un miembro de la comunidad.
Hola, soy Marimar. Tengo 26 años y estoy a punto de cumplir 27. Siempre he sido una persona muy sensible, especialmente cuando se trata de cosquillas. Desde que tengo memoria, mi barriga y mis pies han sido mis puntos débiles. Me vuelven loca los cepillos, las plumas y esa sensación de no poder controlar mi risa. Hoy quiero llevarte conmigo a una de mis sesiones favoritas, una que me hizo reír, gritar y sentirme más viva que nunca.
Ese día, el departamento estaba en silencio, solo se escuchaba el leve sonido de la música de fondo que él había puesto para relajar el ambiente. Yo estaba recostada en el sofá, con las piernas estiradas y las manos apoyadas a los lados. Él se sentó a mi lado, con una sonrisa traviesa en el rostro. Sabía lo que venía, y aunque estaba emocionada, también sentía ese cosquilleo en el estómago que aparece cuando sabes que algo bueno está por pasar.
«¿Lista?», me preguntó, y yo asentí con la cabeza, conteniendo una sonrisa. Sus dedos se acercaron lentamente a mi barriga, y antes de que los sintiera, ya estaba riendo. «¡Ahí no!», dije entre risas, pero él no se detuvo. Sus dedos comenzaron a moverse en círculos suaves pero insistentes, justo debajo de mis costillas. Mi cuerpo se tensó, y una carcajada escapó de mi boca. «¡Es demasiado!», grité, pero él sabía que en realidad no quería que parara.
Después de un rato en mi barriga, decidió cambiar de estrategia. Sus dedos se deslizaron hacia mis axilas, y yo supe que estaba perdida. Ahí es donde mi risa se vuelve casi incontrolable. Comenzó a hacer movimientos rápidos y ligeros, y yo no pude evitar reírme a gritos. «¡Para, para! ¡No puedo más!», le decía, pero él solo sonreía y continuaba. Mi risa llenaba la habitación, y yo me retorcía, intentando escapar, pero él me sujetaba con suavidad.
En un momento, me cubrí la cara con las manos, riendo tan fuerte que sentí que me faltaba el aire. «¡Es que no puedo!», le dije entre risas, y él se rió también, disfrutando de mi reacción. Sabía que estaba en su poder, y eso me excitaba aún más.
Después de un rato en el sofá, pasamos a la cama. Me ató en forma de «X» con bridas suaves, asegurándose de que estuviera cómoda pero completamente a su merced. Sabía lo que venía: mis pies. Es mi punto más sensible, especialmente cuando usa cepillos. Él tomó un cepillo pequeño y comenzó a pasarlo suavemente por la planta de mi pie derecho. Inmediatamente, sentí esa sensación intensa que me hace perder el control.
«¡No, no, no! ¡Ahí no!», grité entre risas, pero él no se detuvo. Pasó el cepillo entre mis dedos, y yo no pude evitar estremecerme. Mi risa se mezclaba con pequeños gritos, y mi cuerpo se tensaba y se relajaba al mismo tiempo. En un momento, usó aceite para hacer que el cepillo se deslizara aún más suavemente por mi piel. Fue insoportable, pero de una manera que me encantó. Sentía cada movimiento, cada roce, y no podía hacer nada más que reír y disfrutar.
Después de un rato en mis pies, decidió darme un descanso y volvió a mi barriga. Esta vez, usó un cepillo eléctrico, algo que nunca había probado antes. Cuando lo encendió y lo acercó a mi piel, sentí un cosquilleo intenso que me hizo reír de inmediato. «¡Es demasiado!», le dije, pero en realidad no quería que parara. El cepillo recorría mi barriga, y yo no podía evitar moverme y reírme sin control.
En un momento, me tocó ligeramente en la entrepierna, y mi cuerpo reaccionó de inmediato. Me estremecí, y él se sorprendió al ver lo sensible que era. «¿Te gusta?», me preguntó con una sonrisa, y yo solo pude asentir, todavía riéndome. Fue una sensación increíble, una mezcla de cosquillas, placer y risas que no olvidaré.
La sesión duró una hora, pero se sintió como una eternidad de risas y cosquillas. Cuando finalmente me soltó, estaba exhausta pero feliz. Mi cuerpo estaba relajado, y mi mente se sentía libre de preocupaciones. Esa sesión no solo fue divertida, sino también liberadora. Me ayudó a olvidar el estrés de los estudios y a conectarme conmigo misma de una manera única.
Contrinuará…
Original de Tickling Stories