abril 25, 2024

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Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

Internado femenino (fanfiction)

Tiempo de lectura aprox: 14 minutos, 55 segundos

Capítulo I: De camino al colegio.

Eran los últimos días de verano y para Laura comenzaba una nueva etapa. Sus padre y su madrastra, gente de negocios, estaban mudándose continuamente y por tanto Laura iba de internado en internado.
En este tipo de colegios, ante la ausencia de padres, la doble labor educativa corre a cargo de los profesores y tutores. Algunos eran más estrictos, otros menos. En sus 17 años, ella ya había pasado por algunos colegios de ésta índole, pero jamás había estado en uno como éste…

-Laura, te voy a echar mucho de menos, espero que tú también lo hagas- dijo su padre.
-Claro que lo haré papá, por cierto ¿qué tal es mi nuevo colegio? – Respondió ella.
-Según he podido enterarme, tiene un gran nivel, así que te vendrá muy bien para tu preparación antes de comenzar la universidad, pero también es muy estricto en sus normas.
-Bueno, ya sabes que me portaré bien, podemos salir de casa cuando quieras.

Laura montó en el coche con sus padre y su madrastra. El colegio se encontraba a unos 100 kilómetros de la casa. Ese día hacía especialmente calor, y Laura vestía una camiseta de manga corta, unos shorts, y unas sandalias planas, que dejaban ver sus largos y delgaditos pies.

-Bueno, hemos llegado, vayamos a buscar a la directora, dicen que tiene fama de dura- Dijo su padre.

Al cabo de cinco minutos Laura llegó al despacho. Sus padres iban a quedarse a conocer a la directora, pero en ese momento sonó el teléfono móvil de su madrastra, eran negocios, debían salir cuanto antes.

-¿Crees que hemos hecho bien dejándola aquí? – Dijo el padre.
-Por supuesto, seguro que se disciplina cuando conozca los métodos de su nueva directora- dijo su madrastra.
-Me hubiera gustado conocerla, ¿por cierto, qué negocios tienes pendientes?
-Ah, ninguno en especial.
-Entonces, ¿por qué mentiste?
-Bueno vendrá Luis a buscarme en su coche porque quiere mi consejo para decorar su nueva casa. Por cierto tengo los pies destrozados con estos zapatos, ¿me harás un masaje al llegar a casa?
-Claro, cariño.

Capítulo II: Recibimiento.

Laura se encontraba ante la puerta de la directora. Dio dos toque y una voz que venía de dentro, la invitó a pasar.
Era un despacho un tanto extraño. La habitación era rectangular, y
la puerta quedaba en el centro. A cada lado de la puerta, había dos sillones. En el centro había una gran mesa de madera con unas pequeñas barras de hierro sobresalientes en las cuatro esquinas, además de las dos sillas correspondientes a la mesa de un despacho. El resto de la estancia estaba vacía y sin adornos, a excepción del cuadro que había detrás de la mesa , que mostraba lo que parecía una tortura medieval. En la mesa había papeles, y tres botes llenos de plumas de colores.
La directora parecía una mujer muy severa, vestía de negro y era pelirroja. Debía tener unos 37 años. Estaba de espaldas y al momento se dio la vuelta, e inspeccionó a Laura de cabeza a pies…

-Hola, disculpe pero no sé su nombre señorita. -Dijo la extraña mujer.
-Me llamo Laura Sánchez Martín.
-Yo soy Ana tu nueva directora. Martín, Oh tú debes ser la hija de Nerea.
-Hijastra.
-No es una forma muy apropiada de hablar de alguien que le sustenta. Ah por cierto, ella es amiga mía.
De pronto a Laura le recorrió un escalofrío al pensar que tenía algo que ver con su odiada madrastra.
-Oiga podría decirme donde debo alojarme. – Dijo Laura, temerosa.
-Vaya, que prisa tienes, antes debes rellenar esta ficha con una serie de datos.
-Está bien- dijo Laura con ganas de terminar deprisa.
Al cabo de 3 minutos.
-Oiga ¿por qué pide la ficha mi altura, peso y número de pie?
-Solo limítese a contestar, no quisiera tener que castigarla. Por cierto, me he fijado en sus sandalias, debe calzar un 41 como yo, me gustaría probarmelas.
– No, son mías.
-Vamos jovencita no quisiera tener que ponerme en contacto con su madre.
-No tiene pruebas de que haya hecho nada.
-No es necesario aquí mando yo.
Después de un forcejeo, la directora quitó a Laura sus sandalias y se descalzó de sus botas para probarselas.
-Ahora tome este plano y dirijase a su nueva habitación, su compañera será Cristina, y procure no ser tan «revoltosa» como ella, o lo pagará caro.
A Laura le hubiese gustado recuperar las sandalias, pero había algo extraño en todo aquello y el miedo a un castigo prematuro se apoderó de ella, así que acudió a su nueva habitación, descalza…

Capítulo III: En la habitación.

-Hola soy Laura, tu nueva compañera…
-Hola- saludó Cristina- Vaya creía que estaría sola todo el año, pero me alegro de no estar sola. Por cierto tus pies… vas descalza, no me digas que ya te lo ha hecho…
-Hacerme, ¿el qué?
-No me digas que no lo sabes.
-Saber ¿el qué?
-Ana la directora es muy particular con sus castigos, digamos que cuando alguien se porta mal, le hace… no debería hablar muy alto.
-¿QUÉ DEMONIOS LE HACE?
-Baja la voz, pues… cosquillas en los pies.
-¿Cosquillas en los pies?
-Sí, y en el resto del cuerpo, pero sobre todo en los pies. ¿Por cierto, tu tienes en los pies? – Sin mediar palabra Cristina se lanzó sobre Laura y tomó su pie.
-Bastajajajajaaja, nojajajaja no me hagas cosquillas en los pies jajajaja.- A los 10 segundos Cristina se detuvo.
-Lo siento,pero quería ponerte a prueba, imagínate el poco rato que te he hecho yo, ella lo hará durante horas, y nadie estará allí para salvarte.
-No soporto las cosquillas, no lo vuelvas a hacer…
-Perdona, pero quería hacerte comprender que debes andarte con cuidado, siempre buscará una excusa para torturarte… por suerte yo estoy aprendiendo a tener control, mira te lo demostraré, quítame los zapatos y los calcetines.
-No pienso hacerlo.
-Tú hazlo- en ese momento Laura sacó cuidadosamente sus zapatos y sus calcetines. Los pies de Cristina, no olían muy bien pero Laura pudo resistirlo, y pronto comenzó a rascar la planta de la chica.
-Lo ves tu rascas y yo no lo siento.
-Vaya como puede ser que no sientas cosquillas, cuchicuchicuchi.
-No jiji tengo jiji, cosquillas.
-A ver bajo el dedo gordo, cuchicuchicu.
-Jajajaa bastajajajaaj- de pronto la puerta se abrió y aparecieron tres chicas, de aspecto rudo.

-Pero que tenemos aquí- dijo la más alta y Laura paró en ese instante.
-Vete Sandra- Dijo Cristina asustada, sabiendo que no había escapatoria.
-Estúpida – gritó la más baja de las tres y la más gordita, se llamaba Carmen.
-Ya sabes lo que os toca a ti y a tu amiguita. – dijo la tercera, que tenía aspecto de matona, era María.
-No sé de que va todo esto- dijo Laura.
-Es fácil – dijo María – vamos a haceros cosquillas en los pies, porque queremos, y porque nos gustaría ver vuestras risas. La de Cristina ya la conocemos, pero la tuya encanto, todavia no.

Dicho esto Carmen se descalzó, María y Sandra cogieron a las dos chicas y las ataron con la chaqueta de su propio uniforme, para que no gritaran, las amordazaron con los calcetines de Carmen. Después las colocaron bocabajo en sus respectivas camas. María empezó a hacer cosquillas en los pies a las dos chicas, que empezaron a suplicar, aunque no se las entendía.

-María dejanos torturar a las chicas. – dijo Carmen – Además ha sido a mí a la que le ha tocado descalzarse.
-Eso déjanos – Gritó Sandra.
-Callaos imbéciles o quereis que avise a Ana, sabeis que siempre he sido su favorita, desde aquella vez que me torturó y no supliqué en ningún momento que dejase de hacerme cosquillas. Sin embargo tu Sandra, no puedes decir lo mismo, ¿recuerdas cuando te orinaste encima?, y tú Carmen: «mis padres tienen mucho dinero, por favor te daré lo que quieras». Que patético.
-Si eeh, pues aquí te quedas sola. – Dijo Sandra.
Se quedaron solas Cristina, Laura y María. Al no estar bien atadas Cristina y Laura lograron zafarse. Y pillaron por sorpresa a María.
A la que ataron de pies y manos, y descalzaron.
-Vaya vaya, ahora estás atrapada eh María- dijo Cristina.
-Zorras- gritó María.
-Laura, ve a por la crema de dientes que tengo en el baño.
-¿Crema de dientes?
-Sí, vaya te queda mucho por aprender sobre cosquillas, si ponemos pasta de dientes sobre sus pies, aumentaremos la sensibilidad de sus plantas.
-Puta – volvió a gritar María.
-Te vas a enterar- Dijo Laura animada.
Las dos chicas emitieron una sonrisa recíproca, pero una vez tenían la crema de dientes extendida, la puerta se abrió y se produjo una gran sorpresa, de pronto apareció Ana la directora, acompañada de la madrastra de Laura.
-¿Qué haces tú aquí? – dijo Laura.
-Venía a hacerte una visita, y veo que estais castigando a esta pobre muchachita, ¿estás bien cariño?
-Sí mamá- contestó María.
-¿Mamá? – preguntó Laura.
-Ah me olvidé, no te dije que tengo una hija con Luis, se llama María, pero veo que ya os conoceis, aunque no la has tratado muy bien, pero creo que para eso Ana tiene muchos remedios, o muchas cosquillas, jajaja.
-Me has engañado zorra- dijo Laura – ya verás cuando se entere mi padre.
-Querida, creo que tu padre anda muy ocupado últimamente.
-Basta ya de conversación, Cristina Laura, vendreis a mi despacho, y si no quereis hacerlo por voluntad propia, tengo esperando fuera a los dos conserjes, y vosotras María, Nerea esperad en la «sala de invitados».- dijo Ana.
-Obligadnos- Gritó Cristina, sabiendo que acababa de cometer una tontería.

Los conserjes apresaron a las dos jóvenes y las llevaron al despacho de Ana. A Laura la ataron en un sillón, y a Cristina en la mesa.

¿Escaparán las chicas de las cosquillas?¿Acaso están seguras Nerea y María en la «sala de invitados»? ¿Qué ha sido de Carmen y Sandra?

Capítulo III: En el Despacho.

Allí estaban los 5. Los dos conserjes de pie junto a la puerta, uno de ellos sostenía un maletín negro, Ana sentada en su silla, Cristina descalza y atada sobre la mesa, Laura también descalza…

-Vaya, vaya, no han pasado ni 6 horas desde tu llegada y te he cogido
haciendo lo que más me gusta hacer. No, no señorita Laura, en este colegio eso es solo un placer que yo, la directora únicamente me puedo permitir. Bueno, yo y mi ahijada María.
-¿Ahijada?-dijo Laura.
-Jajaja, bien, no puedo seguirte mintiendo. Tu madrastra Nerea mantiene una relación con Luis desde hace 20 años, fruto de esa relación surgió mi dulce María, que tiene tu misma edad.
Tu padre es un gran magnate conocido por todos, de hecho Luis lo sabía muy bien. Es por eso que metió a Nerea en el círculo de amigos de tu padre hace seis meses, ella supo conquistar a tu padre y aprovecharse de sus bienes. Es un truco perfecto, porque Nerea no mantiene relaciones con él, ella le es fiel a Luis, así que engañando a tu progenitor van obteniendo bienes. Pero tú, maldita cría, siempre estás intentando persuadir a tu padre para que abandone a Nerea cada fin de semana que visitas tu casa. Así que Nerea logró convencer a tu querido papá de que te enviase a este internado.
Y te preguntarás, ¿Por qué este internado? pues bien, Nerea tiene fuertes sentimientos de venganza hacia ti y en tu casa no podía realizarlos. Ella conoce mis métodos de cosquillas, y dijo que sería muy divertido verte sufrir de esa forma, ya que tu papá está siempre jugando contigo y por eso pudo descubrir que eres muy cosquillosa.
Ahora estás encerrada aquí, bajo la merced de mi pluma. Y todos ganamos, Nerea permanece al lado de tu padre y lejos de ti, yo me divierto haciéndote cosquillas y tú solamente ríes.
-No, no me hagas esto-dijo Laura llorando.
-Basta ya de quejarse, y procedamos. Pero antes tengo preparadas unas sorpresitas.

En ese instante Ana quitó el cuadro de la tortura medieval dejando ver lo que era una pantalla de televisión. Al encender la pantalla, se veía a María y Nerea comodamente sentadas en unos sillones.

-Ellas podrán contemplar como os hago partícipes de esta orgía de risas en la que se va a convertir esta divertida tortura. Pero no voy con la vestimenta adecuada para que empiece, así que si me disculpais iré a cambiarme.

Ana abandonó la habitación. A los cinco minutos apareció vistiendo un traje de cuero negro, y descalza. En la mano portaba una especie de pergamino.

-Ya estoy aquí.-dijo Ana.
-Así que tú eres lo que se llama una fetichista.-contestó Laura.
-Vaya, vaya, eres todo suspicacia- Volvió a decir Ana- Bueno, para que veas que soy justa he venido con el estamento de normas del colegio, es decir las malas acciones y sus respectivos castigos. Procedo a leer…

Capítulo IV: La tabla de las cosquillas.

A continuación se establecen los malos comportamientos y sus castigos:
1-Acabar con la paciencia de la directora o de algún profesor. Pena: Miel en ambos pies y posterior lamida. Después cinco minutos de cosquillas en los pies con plumas.Pena: Dibujito en la planta del pie y cosquillas durante cinco minutos por zonas con plumas.

2-Hablar de cosquillas entre alumnas. Pena: Dibujito en la planta del pie y cosquillas durante cinco minutos por zonas con plumas.

3-Hacer uso de cosquillas entre alumnas. Pena: Dibujito en la planta del pie y cosquillas durante cinco minutos por zonas con cepillo de dientes.

4-Copiar en exámenes. Pena:Cada profesor hará cosquillas en los pies a las alumnas implicadas durante un tiempo máximo de diez minutos y mínimo de tres, bajo la tutela de la directora. El tiempo dependerá de las ganas de cosquillas que tenga la directora.

5-Montar escándalo. Pena: La directora hará las cosquillas que desee, durante el tiempo que desee, con los métodos que desee y no hay más que hablar.

Las penas solo se conmutarán cuando a la directora le parezca conveniente, es decir nunca. Así que ya sabeis, cuchicuchicuchi.

-Jajajaja, muy justo, ¿verdad?, empezaremos con Cristina. Te aplicaré la pena por escándalo, pero hoy estoy amable, así que elige, cepillo o dedos.
-Cepillo.-suplicó Cristina.
-Dedos- dijo Ana.
-Jajajajajaja, bastajajajajaj, nojjohohoho, jajajaajajajajjajaj, jajajajjajejejejejojo, jajajaja.
Pronto las carcajadas de Cristina se convirtieron en lágrimas de risa, y mientras tanto Ana, lamía cada uno de los dedos de su pie izquierdo mientras que cosquilleaba el derecho con los dedos. De pronto pasados apenas 4 minutos se detuvo.
-Vaya, no resistes ni dos asaltos. Se me ha ocurrido que te dejaré libre si accedes a dos cosas.-dijo Ana.
-Cuales son las condiciones.-respondió Cristina.
-La primera es lamerme los pies…
-¿Y la segunda?
-La segunda es torturar a Laura con tus propias uñas.
-No, lo harás verdad que no-dijo Laura.
-Calla, te haré cosquillas con mis propias uñas hasta que te hagas pis de la risa si hace falta…
-Pero creí, que eras mi amiga…
-Eres muy ingenua si te habías creído todo eso, lo siento cielo, pero son tus pies o los míos, y yo elijo los tuyos.
-Vaya, así me gusta, lealtad entre amigas. Vosotros dos-dijo a los conserjes-desatad a Cristina y poner a Laura en su puesto. Cuando acabeis podeis iros, nos quedaremos las tres solas.

Y así lo hicieron. Cristina tomó temerosa una pluma de color amarillo que le dio Ana. De pronto a Laura le cambió la cara. Cristina sin pensarlo dos veces, tomó la pluma y usó el extremo duro para rascar las suaves y largas plantas de Laura. Esta solo podía emitir carcajadas y extender y contraer sus dedos. De vez en cuando Cristina usaba el extremo suave para pasarlo entre los dedos. Sabía perfectamente que hacer para provocar su risa, era lo mismo que ella necesitaba para quedar abatida. Por un momento, Laura no pudo más y se orinó encima.

-Como me divierte esto-dijo Ana- pero se terminó. Tú pequeña zorra
vuelve a tu cuarto, yo me quedaré con Laura.

Cristina se fue, y en la habitación estaban solo las dos. A través de la pantalla se podía ver la cara de satisfacción de Nerea y María.

-¿Laura bonita?-dijo Ana.
-Que quieres zorra.
-Maldita mal educada, pienso dibujar con un rotulador la planta de tu pie, y después voy a encontrar cada uno de los cosquillosos puntos de estos pies tan ricos que tienes, y voy a hacerte mi suplicio, hasta que cada uno de los poros de tu piel emitan carcajadas, y pidas besarme los pies para que pare.
-Nooo, os lameré los pies a ti a Nerea y a María, pero no lo hagas.
-No me compensa cariño, elige tiki tiki o cuchi cuchi…

Capítulo V:¿Venganza o placer?

-Dios santo, menos mal que no estoy bajo la pluma de Ana.-Dijo Nerea mientras estaba sentada- Tengo demasiadas cosquillas.
-Menos mal, que no sé lo que es estar ahí- contestó María- les dije a mis amigas que me había torturado durante horas, y que había aguantado sin quejarme, pero debe ser una locura.
-Pues eso se va a acabar a partir de hoy…
-¿Cómo?…
-Para que te crees que he venido…
-No me digas que…
-Sí jajaja, cuando Ana acabe con Laura, tu serás la siguiente… a ver si demuestras que eres hija mía…
-No mamá por favor, no podeis torturarme con cosquillas, sabes que tengo muchas…
-Y además sé exactamente dónde las tienes.
María echó a correr e intentó abrir la puerta de la sala, pero al salir, un fornido conserje se hizo con ella y consiguió dormirla con cloroformo. Nerea salió y junto con el conserje ataron a la pobre chica.

Cristina salió corriendo del despacho de Ana con lágrimas en los ojos. Sentía haber engañado a Laura, la conocía poco pero creía que era una buena chica. Por eso tuvo que actuar de esa manera, para poder ayudarla. Se dirigió a su habitación y comenzó a rebuscar entre el equipaje de Laura. Por fin, después de un rato buscando, encontró el teléfono y la dirección de su padre, pero pronto fue consciente de que las únicas que tenían teléfono eran Sandra, Carmen y María, que dormían en una misma habitación.
Era el último lugar que quería pisar, las tres chicas la atormentaban constantemente y si eso no era poco además, siempre era castigada por Ana con cualquier excusa barata.
Llegó a la puerta de la habitación, llamó y allí estaban las dos tumbadas en la cama.
-Vaya, pero mira quién tenemos aquí-dijo Sandra- Has venido a por tu ración de cuchicuchi.
-No, por favor, he venido para pediros ayuda…
-Pues yo lo que quiero es hacerte cosquillas.-dijo Sandra.
De pronto Sandra se abalanzó sobre Cristina. Al ser más corpulenta que ésta, Cristina tuvo que sucumbir y acabó tumbada en la cama con Sandra encima.
-Vamos, coge los pies de esta perra y hazle cosquillas, Carmen.
-No, escuchémosla.
-¿Estás de broma, Carmen? la tenemos a huevo.
-Si ha venido a pedirnos ayuda será por algo, al menos deja que hable y si estamos o no de acuerdo ya la castigaremos si nos apetece.
-Está bien, habla jodida putita.
-Venía, para deciros que teneis que ayudarme con Laura… Ana la tiene prisionera en su despacho y va a torturarla como nunca…
-Y a nosotras qué, si todas hemos pasado por su mesa de cosquillas, todas hemos sentido rotuladores, plumas, peines,cepillos en nuestros pies… por qué ayudar a tu amiguita.-dijo Sandra.
-Vereis, no estais hartas de que Ana siempre os coja cuando le da la gana para haceros cosquillas sin motivos, es que no estais hartas. No estais hartas de que María os trate como basura, por ser la favorita de Ana.
-Pero María es la que más aguanta de nosotras 3…
-Es mentira, a María nunca le ha torturado Ana, solamente os hizo creer que sí. Yo misma pasé al lado del despacho y escuché en la conversación que nunca le haría cosquillas, con la condición de atrapar a la madre de María para ese fin.
-Maldita María…-dijo Sandra.
-Yo estoy harta, estoy completamente de acuerdo con Cristina. Creo que debemos ayudarla. ¿Pero cómo?-dijo Carmen.
-Si Sandra se quita de encima podré contaros mi plan.-comentó Cristina.
-Está bien- contestó Sandra a regañadientes.
-Bien, he conseguido el teléfono del padre de Laura, si le llamamos con vuestro móvil, estoy segura de que acudirá como sea para rescatar a su hija, es más también estoy segura de que moverá hilos para contratar refuerzos y poder contener a los conserjes, a Ana, a María y a su madre…
-No sé si funcionará…-dijo Sandra.
-No perdemos nada-contestó Carmen.
-Y quien sabe, quizás podamos vengarnos de las tres, no sé vosotras pero yo tengo unas ganas increíbles de probar las plantas de Ana, seguro que se vuelve bien mansita, como nos ha hecho probar a cada una de nosotras.-Sentenció Cristina.

Capítulo Final: Nada Planeado.

Después de capturar a María, otro conserje atrapó a Nerea y la dejó inconsciente…
Era una habitación oscura, allí estaban las tres Laura, Nerea y María atadas cada una a una mesa, ante ellas Ana se alzaba poderosa con un traje negro y descalza…
-Jajajaja, os tengo a las tres, os torturaré a merced. Deberiais sentiros afortunadas de estar en la que yo llamo «Sala de las Risas» donde suelo retener a aquellas a las que quiero atormentar por días, mis caprichitos. De hecho habeis ocupado el lugar de estas 3 – se refirió a un trio de chicas que permanecian de pie al lado de cada mesa- yo iré a mi despacho a dirigir sus operaciones y podreis escuchar mi dulce voz a través del micro.
Ya en el despacho.
-En esta sala tengo todos mis instrumentos cosquillosos, el primero es la máquina de plumas, estas tres jovencitas os colocaran una maquina de plumas a cada una en las plantas, accionarán la manivela, y esas suaves plumas de ganso recorrerán de forma incesante vuestros pies de dedos a talones. ¿Preparadas?, pues cosquillas.
-Jajajajcuchicuchijajajajajajaja, no bastajajjaja, joder jajajajajajajajj jejejejejeje- gritaban las tres.
-Está bien, está bien, te concedo una oportunidad María, desatadla- gritó la voz- Ahora te doy la oportunidad de cosquillear a tu madre y a Laura, pero si no lo haces te volveré a atar y me centraré solo en ti, aunque como eres mi favorita si las haces reir, no serás cosquilleada más. Toma los tenedores que te dan mis chicas, y repasa los pies y los ombligos de tu madre y tu hermanastra.
-Jaja lo sabía, soy su favorita, lo ves mamá, mmmm nunca había visto tus pies tan de cerca, plantita estrecha, un 39 por lo menos no? son casi tan bonitos como mis pies. De verdad mamá no te creía capaz de venderme así, en cuanto a ti pequeña zorra procura callarte mientras juego con tus dedos-dijo María que pronto se dispuso a rascar primero los pies de Laura.
-Jajajajaaja para ajjajaaaj-gritaba Laura.
-Ey mama en cuanto a ti, seré más bondadosa, creo que de pequeña jugabamos a un juego, era así, pinto pinto piececitos, por qué sois tan bonitos – mientras Nerea se retorcía de risa -, te hago cosquillas para que des un brinco, el piececito que tenga más cosquillas que se esconda, ¡Este!, cuchicuchicuchi, a ver tus axilitas mamá, tikitikitikiti.
-Jajaja maldita zorra, jajajajaj, se nota, jajajajaj que eres hija mía jajajajajjaja.
-Está bien atadla a la mesa.-Gritó Ana- y soltad a las otras dos.
-¡Qué! Puta dijiste que no lo harías- dijo María.
-No me insultes, más teniendo a dos perras en celo que te tienen ganas.
-Ahora tú Nerea, ocupate de su cuerpo, y tu pequeña guarra pon chocolate de ese bote en sus pies y no te dejes ni un solo hueco, mientras soportareis cosquillas en las costillas de mis ayudantes.
-Y si no quiero-dijo Nerea al mismo tiempo que buscó su perdición.
-Oh que no quieres, claro… ¡Cogedla!- dijo Ana mientras las ayudantes agarraban a Nerea de ambos brazos y otra sujetaba sus pies mientras pasaba los dedos poco a poco.
-Jajajjaja, no jojojojojo, eso jajajajaja es dema jajajajaja siado jajajajajja.-reía Nerea.
-Pues obedece.-dijo Ana.
-Está bien, lo haré.-respondió Nerea.
Laura puso el chocolate y con su lengua recorría el pronunciado arco de María, que calzba un 40, sin darse cuenta la propia Laura sintió placer al ver como se retorcía su presa. Por otro lado Nerea cosquilleaba costados, axilas y ombligos, sin gesto en el rostro, de forma cruel.
-Jajajaja esto me encanta, vosotras ayudantes haced una guerra de cosquillas entre las 3-dijo Ana, pero mientras esto pasaba soltaron a María y apresaron a las ayudantes.
-Ahora que zorra- gritaron Nerea y María. – haremos cosquillas a tus amiguitas.
-Mejor a Laurita gritó Nerea- ambas se lanzaron a por Laura y usaron plumas dedos y todo tipo de instrumentos.
-Maldición- gritó Ana mientras se disponía a bajar a la sala, pero de pronto su despacho se abrió y allí estaba el Padre de Laura, con 10 hombres que parecían policías, Sandra, Carmen y Cristina.
-Se acabó- dijo el padre de Laura- Cogedla- y los diez hombres apresaron y esposaron a Ana.
Después cogieron a Nerea y María. Laura pudo dar las gracias a Cristina y le dijo que era una pena tener que separarse. Cristina confesó que estaba allí porque no tenía padres y unas monjas con las que vivía la habían mandado allí. Laura habló con su padre para que hiciera algo con lo que ella pudiera vivir en su misma casa.
-Bueno Laura por el momento Cristina se quedará aquí, con el nuevo profesorado que vendrá dentro de dos días, después haré lo que pueda y juro que no os enviaré a ningún internado, pondré a alguien en casa para que se ocupe mientras no estoy.-dijo su padre.
-Gracias papá, te juro que no hubiese soportado ni un minuto más las cosquillas en los pies, me alegró de que Ana vaya a la cárcel.
-Ana no va a ir a la cárcel.
-¿Pero papá? es una secuestradora y una torturadora, ¿esos policías no van a hacer justicia?
-Ya, pero es que no eran policías, sino unos amigos que tengo…
-¿Amigos?
-Sí, unos amigos a los que pagas cuando quieres hacer algún trabajo del que no puedes encargarte tú, son muy buenas personas, cuando les pagas claro, y cuando se comportan bien hacen lo que tú les ordenes, digamos que se ocupan del trabajo que otros no quieren hacer.
-¿Pero es gente mala?
-Depende de que entiendas por bueno y que por malo.
-Y tienen nombre como los equipos de fútbol.
-Bueno, no exactamente, se llaman la mafia… y creo que las harán pagar con un poco de su propia medicina…

Tomado de Internet

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