mayo 13, 2024

Tickling Stories

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Ayúdanos a encontrarlas – precuela del «cosquilleador en serie» – Fanfiction

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 40 segundos

Foto tomada el día del rapto.
Por favor, las mujeres de la foto son mi hija y mi esposa. Ambas responden al nombre de Crystal Fabianna Rojas Salazar y Justine Salazar Fuentes.
Desaparecieron el 13 de Agosto del 2018 de nuestra casa en la playa de Salinas, Ecuador. La única pista que tengo sobre su paradero es la siguiente carta que me fue enviada a mi correo electrónico.

Estimado Sr. Rojas.
Estoy seguro que para el momento en que lea esta carta usted habrá pasado días preocupado por la súbita desaparición de su hija y su esposa de vuestra casa de playa. Debo decirle que ellas han estado disfrutando sin parar de mi compañía y la de mis colegas en una hermosa locación que prefiero mantener en secreto.
Han estado varios días tras la seguridad de puertas reforzadas y paredes a prueba de sonido, sin embargo, no se preocupe pues puedo asegurarle que no han sido lastimadas en lo mas mínimo.
Como usted seguramente sabe, ambas mujeres son terriblemente cosquilludas. Estas líneas no son suficientes para expresar mi excitación cuando fui testigo de los devastadores efectos que le provocan a su esposa las cosquillas con plumas en la planta de sus pies, sin embargo, descubrimos un punto aún más sensible en ella: las axilas. Ella se vuelve totalmente loca con tan solo un roce de mis dedos en las axilas, debería escucharla gritar entre carcajadas mientras inútil y deseperadamente trata de bajar los brazos para protegerlas.
Indudablemente su hija heredó la hermosura y sensibilidad de su esposa. Hemos encontrado que sus puntos débiles son las piernas y los pies, que sin duda, son mi lugar favorito. Se convulsiona tan violentamente cuando cepillamos la planta de sus pies que he llegado a pensar que podría romper la mesa de tortura en la que se encuentra inmovilizada en este momento.
Esto se pone peor cuando le hacemos cosquillas en los pies mientras, al mismo tiempo, mis colegas se encargan de sus costillas y axilas.
Los gritos de piedad de ambas son increíbles. Con solo acercar meneando nuestros dedos hacía las axilas de cualquiera de ambas, ellas se retuercen suplicando misericordia o pidiendo ayuda. Me vuelve loco verlas comenzar a reír sin que hayan comenzado las verdaderas cosquillas.
Afortunadamente disponemos de varios aparatos para mantenerlas inmóviles y en distintas posiciones que nos permiten libre acceso a sus piernas, espalda, pechos, axilas, pies, cuello, costillas, etc.
Como usted ya se habrá dado cuenta señor Rojas, su esposa e hija están sufriendo verdaderas sesiones de tortura todos los días y están bajo un martirio constante de cosquillas. Debo decirle que me estremezco de escucharlas reír pues ambas mujeres están siendo torturadas con cosquillas mientras escribo esta carta y seguramente seguirán siendo torturadas mientras usted la esta leyendo.
Usted puede detener esta pesadilla de cosquillas pagando un rescate por ellas. Nosotros nos pondremos en contacto para informar de nuestras exigencias, pero por favor no tenga prisa, pues mis colegas y yo realmente estamos disfrutando la compañía de sus bellas mujeres.
Atte: La Fraternidad.
Fin.

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