mayo 18, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

Cosquillas – Historia 7

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 5 segundos

Nota: El autor se basó en nuestra administradora Emily para escribir su historia.

Hace un buen tiempo a la fecha comencé a tener una comunicación de ocasional a recurrente con una muchacha llamada Emily. La describo de estatura promedio, tez trigueña, aprox. Unos 33 años pero se ve muy conservada físicamente como intelectual, cabello negro. Bueno, comenzaron a fluir diferentes conversaciones a lo “normal” de hablar de pies y cosquillas, cuando sin pedirlo (insistentemente) comenzó a compartir conmigo alguna foto personal de ella, lo que fue muy interesante y a la vez comprometedor; a sabiendas que estaba probando y a la vez depositando un poco de confianza en mi.

Pasados unos meses, le comenté a ella, que tenia la curiosidad y a la vez la gana de poder conocerla; tenia planificado viajar a hacer turismo y aprovechando eso, pues quería tratarla ya de manera personal. “Magicamente” le pareció la idea, incluso hasta pudimos hablar sobre que lugares podía visitar en Perú y quedamos de acuerdo en que lugar y día podríamos reunirnos y conocernos mejor. Se llego el dia de mi viaje, arribe a su país y en lo que menos se esperaba ya estaba en el Centro Comercial que habíamos acordado. Con mucha emoción y nervios la esperaba sentado en un café; surgían muchas preguntas (y respuestas) sobre si podríamos hablar, lo que solo hacíamos en red social y si podría tocar sus hermosos pies cosquilludos, que hasta ese momento sabia que estaban en perfectas condiciones y cuido, ya que en la mayoría de fotos y chats, me decía que el 80% del tiempo calzaba deportivos con calcetas y que sus plantas se conservaban muy suaves al tacto como hiper sensibles al cosquilleo. Se llego el momento de que ella apareció en el lugar, no puedo negar que me palpito el corazon como la sonrisa de oreja a oreja estaba ya dibujada en mí. Llego muy bonita como a la vez comoda: blusa casual, shorts semi deportivos, tenis Nike con calcetas hasta los tobillos.
De saludo, fue un fuerte abrazo y una sonrisa mutua como diciendo: estas aquí – estoy aca.
Surgió de inmediato platica, chistes (como si de toda la vida nos conociéramos y trataramos), pasaron los minutos como horas, que fue bastante y pues me aventure en decirle que quería tocar sus pies, quería cosquillearlos, pero sabia poco o nada de su país, para proponerle una tortura de cosquillas y masajes, pues ya ella sabia que para mi, llegar a ese nivel, era de suma confianza como me daba mucha mas apertura de poder desarrollarme en mis platicas.
No dudo, que con el poco tiempo relativo, eso le dio seguridad a ella de saber que no era un malandro y no tenia malas intenciones (mas solo de cosquillearla) y otra vez, “mágicamente” me propuso que porque no iba a su residencia, tenia ahí algunas bebidas y tenia el “lugar exacto” para hacerla reir. Estupefacto y con la respuesta ya casi que pronunciada le dije: SI!!!!

La cuestión es que me en 30 minutos, lo que duró el UBER llevarnos, ya estábamos allí. Ella me permitió acceder a su “humilde morada” (que de humilde nada porque muy bonito y grande), me acomodé en su sala y me dijo que la esperara un momento quería nada mas ordenar algunas cosas siempre de la casa, por lo que yo le dije que no había problema, total eran sus dominios jajajajajajaja.
Pasados 10 min. ya regresó ella y se acomodó a mi lado en el sofá y me dijo: “¿y entonces como lo quieres hacer? ¿Lo pides tú o los pongo en tu regazo?
La adrenalina y los latidos estaban al millón x millón. Rapidamente le dije: me gustaría escuchar de tu boca que tú tienes todas las iniciativas, porque estoy muy emocionado y realmente me gustaría mejor escucharlo. Ella sonrió y pues dijo:
-Oye, me agradas mucho, no lo hago realmente seguido y menos con alguien que apenas y conozco físicamente, pero me caes muy bien y tengo un particular interés de que cumplas lo que me escribías. Quitarme mis zapatos, sujetar mis pies y que me hagas C-O-S-Q-U-I-L-L-A-S suave y fuertemente en cada área de mis pies. No es algo que me excite sexualmente, pero me encanta el disfrutar ser sometida a carcajadas y ser impotente a no escapar. Es como una violación si, pero donde me obligan a reir.

Con un movimiento casi que a la velocidad de la luz la atajé y tomé su pie izquierdo (de leve a agudo, según el orden de sensibilidad de los pies; ya se sabe que el derecho por lo general es el mas crudo a las cosquillas y de ella ya lo sabía de antemano). Ya puso su pie encima de mis piernas, mientras yo sentado y pues a la vez me paso una crema que sugirió con su expresión que también la iba a poder ocupar. Bueno como buen aficionado y torturador, me heche un taquito de ojo, para ver su pie aun calzado y protegido. comencé poco a poco en desatar las cintas y proceder lentamente a descalzar el talón. Por dentro arqueaba su pie y podía apreciarse que ya movía los dedos de su pie, con dificultad pues estaban presos y me insinuaba un NO lo hagas por favor y a su vez, un SI no te detengas a lo que vas hacer. Pícaramente quité el resto del zapato e introduje mi dedo índice a su calceta y sentí por primera vez esa suavidad extrema, como lo calientito de tu talón y arco y ella comenzaba ya a querer quitar su pie, porque las risitas comenzaron a brotar. Juguetee así un aprox. De 1 min. Hasta que ya procedí a quitar la calceta y así, finalmente descubrir y observar esa planta con 0 imperfecciones y alguna que otra arruguita. comencé a aplicarme la crema en mis manos para untarla en su plantita y deditos. En una velocidad más o menos normal, comencé a introducir mis dedos entre los de ella para untar muy bn la crema y no se me pasara ningún lugar, pues buscaba hacer lo más que se pudiera sensible su pie. Procedí a masajear su pie izquierdo en un lapso de 20 min. mientras hablábamos cualquier tópico. De vez en cuando aprovechaba en hacerle cosquillas en la planta y tenía reacciones muy hermosos y cosquilludos claro. A pues seguí alternando masaje con cosquillas, mientras veía contemplaba toda su planta. Créeme amigo lector, era un espectáculo de primer nivel. Ya no pude más y aplique exactamente el mismo ritual a su pie derecho, con el mismo tiempo PEROOOOO aplicando mas cosquillas que masaje. Ahí vinieron las convulsiones de risa y algún que otro ruego de que me detuviera, sin embargo, hacia la lucha de no quitarme el pie, solo los clásicos espasmos y el abrir y cerrar de los deditos. Pusiera las carcajadas, pero se las dejo a su imaginación como el tiempo que esto duró, porque al final de cuentas se hicieron casi las 3 horas, por muy increíble que parezca. Con mucho pesar le dije q ya me tenía que ir. Ella me dijo que no me fuera, la estaba pasando muy divertido y quería continuar otro momento, que al menos me quedara a una cena práctica que ella quería hacer y ¡NI MODO! Tenía que aceptar la invitación de la dueña de la casa; me toco sacrificarme por la población de la Tierra y continuar la faena de masaje, cosquilleo y platica.

Preparó unos deliciosos sanguchos, al toque peruano y bebida gaseosa con algún que otro piquete para darle sentido a la reunión. Lo disfrute mucho la comida, quizás entre la emoción y el toque culinario que ella le dio. Pasada la cena, siguieron las cosquillas, pero mas leve, solo buscando las reacciones y que la sonrisa no se apagara en ella. Me gusto escuchar de su boca pedirme que no me detuviera, que si sentía muchas cosquillas, pero que me confiaba sus pies, que podía hacer con ellos lo que yo deseara; ya tenia su confianza ganada. Para cualquier otro hombre eso significaba hasta pecar, pero al menos mi caso, no era eso; no malentiendas, la mujer era toda una mujer físicamente, pero a la primera visita y ocasión no la queres cagar. La miré a los ojos y me disculpé si no procedía de la forma quizás que el momento ameritaba, pero quería volver a llegar a repetir esa ocasión. Estaría 3 semanas en su país y quería volver a llegar más. Eso creo que le ganó mas la moral y solo me abrazo y me dijo nuevamente: mis pies, mis cosquillas y yo te daremos la bienvenida, solo dinos cuando y arreglamos.

Nos abrazamos fuertemente (no hubo beso) pero si piquete en sus costados y arremeterla a cosquillas, para que se bajara el momento casi que romántico y ella solo pataleo y grito NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, ¡¡¡¡¡¡no es justo!!!!!! Pasando quizás otra media hora en ese ataque.

Al final, ya me despedí y pues ella me agradecía por haber estado con ella y haberla respetado. Nos despedimos, y la aventura se repitió 9 veces más en las 3 semanas de mi visita a su país. En su imaginación quedará todo lo que le quieran poner o quitar a esas visitas, paralelamente a las cosquillas.

Autor: Rodro Ortiz

About Author