abril 29, 2024

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El cosquilleador en serie (parte 4) – Fanfiction

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 33 segundos

Después de un tiempo de calma en la ciudad y el país, debido a una extraña ausencia del cosquilleador en seie; nuevamente se volvió a saber de este oscuro personaje.

Esta historia se desarrolla casi 1 año después que las amigas tenientes de la Policía Colombiana, decidieran archivar el caso y continuar con sus carreras profesionales.

La denuncia la recibió una nueva cadete, la cual se encontraba ansiosa por investigar su primer caso y estaba atenta esperando que esa oportunidad se le diera. La novata, recién salida de la academia, de nombre Carolina Castro, recibió el caso y apenas abrió la carpeta en la cual se encontraba toda la documentación relacionada con el caso, un escalofríos recorrió todo su cuerpo, desde las plantas de los pies hasta la punta de su cabeza. El caso decía «TOP SECRET» y dentro un documento en el cual se evidenciaba la frase «FETICHISTA DE COSQUILLAS».

El caso ya involucraba denuncias de mujeres jóvenes, las cuales decían que habían sido víctimas de un hombre que las asechaba en paraderos de buses, estaciones de transmilenio e incluso dentro de taxis y transportes informales como uber. El hombre les conversaba sobre cualquier tema y ya entrados en «gastos», las obligaba a decirle en qué partes del cuerpo eran cosquillosas y además de eso las obligaba a dejarse hacer cosquillas sin piedad alguna en todo su cuerpo, mientras estuvieran amarradas de pies y manos.

La cadete Carolina Castro, decidió comenzar con su investigación y procedió a llamar a indagatoria a algunas de las víctimas.

La primera víctima que citó la detective Castro, fue una estudiante universitaria de 18 años de edad, la joven pidió que se encontraran en un lugar ajeno a la estación de policía y efectivamente así lo hizo la detective. De hecho, ese fue su modo de operación durante su investigación, reunirse con las víctimas en lugares ajenos a la estación de policía.

La joven víctima contaba con apenas 18 años, era estudiante universitaria y contó su versión de los hechos. La joven universitaria le contó a la detective, lo que padeció esa noche en la que fue víctima de un ataque de cosquillas. Cuenta la joven que mientras bajaba desde la universidad del externado, casi en la av circunvalar sobre la montaña oriental en la ciudad de Bogotá, por una de las calles sintió la presencia un hombre que se acercaba detrás de ella, lo cual no le pareció sospechoso porque ese era un camino frecuentado por estudiantes de todas esas universidades que se encuentran sobre los cerros orientales de la ciudad.

La joven dice que iba caminando, cuando el hombre de apariencia joven se le acercó y le preguntó si se dirigía al paradero de buses ubicado cerca a la estación de transmilenio «Las Aguas». El hombre le metió conversación y para no caminar sola, decidió seguir conversando, al fin y al cabo faltaban como unas 4 calles para llegar al paradero. La joven cuenta (en ese momento se le salieron las lágrimas), que al pasar por una calle de poca iluminación, por la cual había pasado muchas veces, el hombre le preguntó por las cosquillas, algo que a ella no le pareció extraño y su respuesta a la pregunta fue que si era demasiado cosquillosa en todos lados. El hombre en ese momento la amedrentó y le dijo: «no grites, si gritas te va mal, así que vamos a hacer eso por las buenas o por las malas». Sacó de su bolsillo lo que parecía ser una navaja y le dijo que debía dejarse hacer cosquillas en los pies si o si; cuenta la joven universitaria que debido a las amenazas accedió, se dirigieron a un callejón oscuro y sin salida, dónde el tipo la ató de pies y manos, le quitó sus zapatos y calcetines y comenzó a hacerle cosquillas en los pies, sin embargo, la tortura se puso más tensa, cuando el tipo comenzó a «manosearla» y a hacerle cosquillas en la cintura, costillas, piernas y axilas, además de las plantas de los pies. Una de las cosas que decía fue que mientras le hacía cosquillas, también le chupaba sus pies y trataba como de masturbarse, sin embargo, no lo hacía. Después de finalizar su indagatoria la joven se fue a clases en la universidad, mientras que la detective se quedó en ese mismo lugar en espera de otra cita que había realizado.

Al cabo de una media hora se presentó una nueva víctima, también una joven universitaria, sin embargo, unos 2  años mayor a la primera víctima. Esta nueva víctima relató los hechos de manera muy similar, lo único que la diferenciaba fue que justo al pasar por el callejón oscuro, fue llamada desde dentro de éste por un hombre que la amenazó con una navaja y le dijo lo mismo que le dijo a la primera víctima: «no grites, si gritas te va mal, así que vamos a hacer eso por las buenas o por las malas». La joven accedió y fue cosquilleada sin piedad alguna en las plantas de sus pies y al igual que la víctima anterior, el tipo también hizo intentos de masturbarse, sin lograr realizar su cometido.

La detective Carolina, iba armando un patrón, el hombre se escondía en el callejón oscuro, justamente en la calle de poca iluminación y amenazaba a sus víctimas, por esa razón decidió dirigirse a la dirección entregada por las víctimas a las cuales había entrevistados. Tanto la calle como el callejón eran tal y como las víctimas los habían descrito, pese a visitar el lugar de día, podía apreciarse que contaba con poca iluminación.

La tercera víctima fue una mujer de 25 años de edad, la cual dice que tomó un taxi sobre la calle 19 con cra 5 (en el centro de la ciudad) porque había salido de trabajar muy tarde (a eso de las 9 de la noche) y quería llegar pronto a su residencia ubicada al norte de la ciudad, muy cerca de dónde fueron atacadas las dos primeras víctimas. Esta joven trabajadora, informó que había salido de su lugar de trabajo ubicado a pocas calles de ahí. La joven dice que al montarse al taxi, el conductor le preguntó si podía tomar la av circunvalar para dirigirse hacia el norte, ella le dijo al conductor que no había problema, además sabía que era el camino más rápido y así se evitaban los trancones en los semáforos. El conductor comenzó a subir buscando la salida a la circunvalar. Todo iba bien, hasta que un paraje solitario sobre la av circunvalar, el hombre detuvo la marcha y con una frase intimidatoria la amenazó: «no grites, si gritas te va mal, así que vamos a hacer eso por las buenas o por las malas». En ese momento ella sucumbió en pánico esperando lo peor, sin embargo, dicho por la misma víctima, la cosa cambió cuando el conductor le dijo: «mira, esto no te va a doler nada, simplemente tengo un fetiche por las cosquillas y paramos aquí justamente para poder hacerte muchas cosquillas por un período de tiempo y apenas terminemos te llevo a tu lugar de residencia». La joven mujer dijo que le pareció una propuesta chistosa, aunque en el fondo se sentía nerviosa.

El conductor detuvo la marcha del vehículo, se estacionó a la orilla de la carretera y le pidió a la joven mujer que se quitara los zapatos y colocara sus pies cerca de dónde él se encontraba para poder tenerlos más cerca y además le resultara más fácil hacerle cosquillas. Ella dice que accedió a todas las peticiones del abusador, se quitó sus zapatos y estiró los pies. Las cosquillas iniciaron sin piedad alguna, mientras ella reía como producto de las cosquillas recibidas en los pies, el hombre aprovechó la confusión y comenzó a manosearla intentando hacerle más cosquillas en la cintura, costillas y axilas. Y también como las víctimas anteriores, como dato curioso el cual se comenzó a transformar en otro patrón, el tipo también hizo el «amague» de masturbarse.

Ya la detective Carolina tenía varios patrones que le servían para armar el cuadro del perfil relacionado con el atacante:

    1. Mujeres jóvenes entre los 18 y los 25 años aproximadamente.
    2. Cosquillosas en las plantas de los pies (como buen fetichista, hacía énfasis en los pies de sus víctimas)
    3. Dos víctimas en la misma calle
    4. Las tres víctimas ubicadas en el centro de la ciudad
    5. La frase intimidante
    6. El intento «fallido» de masturbación

Ya eso le daba una idea de que tipo de hombre debía buscar para lograr detenerlo. Sin embargo, con la cuarta víctima citada a indagatoria, el patrón se modificó.

La cuarta víctima fue una mujer profesional de unos 43 años de edad, la cual informó que su victimario había llegado a recogerla al aeropuerto, debido a que había solicitado un servicio de recogida a través de la plataforma uber. El conductor en principio se mostró amable, la recogió en horas de la noche en el aeropuerto porque su vuelo había llegado a la ciudad de Bogotá a eso de las 11 de la noche. La mujer dice que el conductor emprendió la marcha en el vehículo a una velocidad normal y justo cuándo iban sobre la calle 26 comenzó a sentir como pesadez en los ojos y cuando los abrió nuevamente estaba sentada en una silla con los brazos hacia arriba y los pies descalzos hacia el frente. Dice la mujer identificada como «Daniela», que estuvo «secuestrada» unos dos días aproximadamente y durante ese tiempo, recibió líquidos para mantenerla hidratada, pues durante el tiempo cautiva fue cosquilleada durante horas y perdía muchos líquidos (por sudor o porque se orinaba encima como producto de las cosquillas recibidas).

La detective Carolina al escuchar esta declaración sabía que las cosas ya habían pasado a mayores, debido a que cuando hay un secuestro de por medio, ya las cosas dejan de ser «chistosas» y comienzan a involucrar delitos como secuestros.

Continuara…

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