abril 28, 2024

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El cosquilleador en serie (parte 6) – Fanfiction

Tiempo de lectura aprox: 8 minutos, 22 segundos

La detective Carolina comenzó a indagar que pudo haber originado que una persona se dedicara a hacer cosquillas a mujeres indefensas y para ésto decidió escudriñar un poco en los archivos de la ciudad y el país, con el fin de poder encontrar algo que la llevara a deducir quién sería el cosquilleador en serie y poder darle captura por fin.

La búsqueda fue en vano, sin embargo, cuándo creía que todo estaba perdido encontró en los archivos de la policía denuncias relacionadas por el tema, que en su momento habían sido archivadas. Le pareció algo curioso una en que estaba involucrada una Coronel de la policía, en la cual indicaban que había sido víctima de un ataque de cosquillas en su residencia, así que la detective decidió indagar un poco más sobre el tema para ve que encontraba al respecto. Por más que buscó en la base de datos, no encontró nunca a la Coronel implicada, así que decidió buscar en la base de datos de policías inactivos. !Bingo¡ encontró a la Coronel Ramírez, retirada y su última dirección era en una vereda cerca a la ciudad de Bogotá.

La detective Carolina emprendió su viaje a la dirección indicada en busca de la Coronel Ramírez, retirada hacía unos 12 meses de la dirección de casos sin resolver de la policía nacional, justamente el departamento en el cual se encontraba ejerciendo la detective y casualmente el mismo departamento que había archivado el caso del «cosquilleador en serie». Al llegar a la dirección en cuestión, la detective se acercó a una pequeña cerca que estaba en la entrada, un par de perros de raza pastor alemán se acercaron ladrando fuertemente. La detective se alejó un poco de la cerca, mientras que de la casa salió una mujer con la descripción de la coronel Ramírez.

Detective Carolina: coronel Ramírez?

Coronel Ramírez: quién la solicita?

Detective Carolina: soy la detective Carolina

Coronel Ramírez: sé quién eres. Lo único que debo decirte, es que estás tocando fibras que no puedes tocar y además tendrías que irte muy lejos si sigues con este tema de atrapar al «cosquilleador en serie». Este personaje no va a descansar hasta verte sufrir. Tal y como lo hizo conmigo.

Detective Carolina: usted fue víctima del cosquilleador en serie?

Coronel Ramírez: al igual que tú, decidí reabrir el caso e investigar a fondo que le había pasado a mis 2 mejores cadetes y por qué ellas decidieron cerrar el caso sin explicación alguna. Comencé a tocar ciertas «fibras», hasta el punto que fui citada a una dirección X y ahí pasé de ser investigadora a víctima. Estuve secuestrada cerca de 3 días, siendo torturada con cosquillas. Fue una experiencia horrible, sobre todo si eres demasiado cosquillosa, esa es la mayor razón, por la que el cosquilleador no te libera, quiere hacerte más y más cosquillas sin piedad alguna, solo porque ve que ríes sin parar a carcajadas, él cree que te diviertes y sigue haciéndote cosquillas sin parar.

Detective Carolina: ya pasé por esa «experiencia».

Coronel Ramírez: si? Y aún así quieres seguir con el caso?

Detective Carolina: claro que si. No voy a parar hasta detener al o los responsables.

Coronel Ramírez: y en qué partes del cuerpo te hizo cosquillas?

Detective Carolina: en todo mi cuerpo, sin embargo, noté que se dedicó a hacerme más cosquillas en las plantas de mis pies. Creo que es un fetichista de pies.

Coronel Ramírez: lo mismo hizo conmigo. Fueron 2 días seguidos de cosquillas en las plantas de mis pies. Una horrible tortura. Aléjate de ese caso. No sigas.

La Coronel Ramírez se giró y se dirigió a su casa con sus perros. Mientras que la detective Carolina se subió a su vehículo y emprendió el camino a su oficina. Al llegar a su despacho, comenzó a revisar nuevamente los documentos en las carpetas físicas, pensando en que seguramente había algo que había omitido. Efectivamente mientras revisaba los documentos encontró una hoja con una información que no juraba no haber visto cuando hizo la primera revisión de los mismos. La hoja contenía muchos datos, sin embargo, hubo una nota que llamaba su atención debido a que estaba escrita en código (aparentemente cifrado).

Rápidamente la detective Carolina, recordando sus épocas de cadete, utilizó sus conocimientos en criptografía y comenzó a descifrar el código escondido. Le tomó cerca de 3 horas en descifrar todo el mensaje y al terminar un escalofrío recorrió todo su cuerpo al ver la nota que decía lo siguiente:

«Hoy 1 de Noviembre del año 2017, comienzo a analizar mi continuidad en la policía nacional, pienso que puedo ser descubierta y mi carrera puede verse comprometida. Las cadetes que están investigando el caso están muy cerca de dar con mi paradero. Nunca me había sentido tan cerca de ser descubierta. He logrado a hacerle cosquillas a muchas mujeres y además la base de datos con la información de estas mismas mujeres la tengo guardada en mi disco duro personal y en la nube. Las cadetes Patricia y Paola resultaron ser extremadamente cosquillosas en sus pies. Espero que la nota que les escribí en las plantas de sus pies les sirva para alejarse del caso y procedan a archivarlo, tal y como les aconsejé en esa nota. Voy a pedir la baja para poder retirarme a descansar en las montañas cerca la ciudad y planear la estrategia de seguir cosquilleando a mujeres. Tendré que llevarme este fetiche a la tumba. No pienso dejar de hacerle cosquillas a mujeres. Si alguna otra mujer de la policía abre el caso, me veré obligada a secuestrarla por unos días para hacerle cosquillas hasta hacerla olvidar el caso. Firma: Coronel Ramírez.»

La detective comenzó a atar cabos sueltos y recordó el momento en el que estuvo secuestrada, siendo cosquilleada por «el cosquilleador en serie». Así que volvió a su auto y se encaminó nuevamente a casa de la coronel Ramírez. Eran cerca de las 6:30 de la tarde y comenzaba a oscurecer.

Al llegar, parqueó su auto cerca a la entrada y se acercó de manera sigilosa. Entró a la propiedad y comenzó a caminar acercándose a la puerta de la casa. Se asomó a través de una ventana y pudo ver dentro de la casa; en la sala estaba la coronel Ramírez viendo TV, estaba descalza y sus dos perros estaban cada uno al lado de sus pies. Al asomarse por la ventana vio que los perros hicieron un movimiento como si la hubieran detectado, así que se fijó en la coronel y como vio que no hizo nada decidió agacharse para no ser detectada por los perros; pero justamente cuando se incorporaba para ver dónde estaba la coronel, se llevó la sorpresa de no verla sentada frente a  la TV, sin embargo, sus perros aún continuaban en la misma posición. La detective comenzó a preocuparse, no sabía dónde podía estar la coronel Ramírez.

Justo cuando comenzaba a caminar hacia la puerta de la casa, se le acercó por la espalda la coronel Ramírez y le colocó un arma en toda la mitad de la espalda: «dame lentamente tu arma. Sabía que volverías». La detective le dijo: «descubrí todo el engaño, usted es el cosquilleador en serie». La coronel le dijo a la detective que se callara y que entrara a la casa. Al entrar los perros se levantaron y le gruñeron a la detective, pero la coronel les dio una orden y los perros volvieron a la posición en la que estaban.

Coronel Ramírez: bueno, como sabía que volverías, voy a darte tu merecido.

Detective Carolina: qué me va a hacer? Me va a matar?

Coronel Ramírez: por qué habría que matarte, cuando puedo hacerte otra cosa!

Detective Carolina: me piensa hacer cosquillas?

Coronel Ramírez: tu lo has dicho, pero esta vez no te voy a golpear, ni te voy a colocar cloroformo para dejarte inconsciente por un rato. Tú misma te vas a preparar para la sesión de cosquillas más larga en la que has estado.

Detective Carolina: sabe que igual la voy a llevar a la cárcel, cierto?

Coronel Ramírez: quizás si… quizás no… No cambies la conversación y quítate la ropa, las botas y los calcetines. Solamente déjate la ropa interior.

Detective Carolina: y que pasa si no me quiero desvestir?

Coronel Ramírez: mis perros te obligaran y sería una lástima que dañen ese hermoso cuerpo.

La detective comenzó a derramar lágrimas como producto de los nervios que sentía en ese momento.

Coronel Ramírez: deja de llorar que no voy a hacerte daño. Igual si quieres hacerlo, hazlo. Al fin y al cabo dentro de unos minutos comenzarás a reír a carcajadas.

Apenas la detective Carolina estuvo semidesnuda en ropa interior y descalza sin calcetines, los perros de la coronel se acercaron a ella y comenzaron a olerle las piernas y los pies, además de lamerle los pies en la parte de arriba (el empeine) y sobre los dedos. La detective no pudo evitar contener la risa y pidió a la coronel que los retirara porque le hacían cosquillas.

Detective Carolina: por favor retire a sus perros, porque me hacen cosquillas.

Coronel Ramírez: no los voy a retirar, porque se están familiarizando con tu olor. Estos perros están entrenados para reconocer a una mujer a distancias muy largas y hacerle cosquillas cuando la identifiquen. Están entrenados para dejar descalza a una mujer y hacerle cosquillas en los pies sin piedad alguna. Solo pueden detenerse si yo se los ordeno.

Detective Carolina: jajaja… por favor.

La coronel hizo un sonido con su boca y los perros dejaron de hacerle cosquillas a la detective.

Coronel Ramírez: por favor siéntate en esta silla.

La detective se sentó en una silla en forma de «X», mientras que la coronel comenzó a atarle las muñecas y los pies. Apenas estuvo inmovilizada, nuevamente la coronel hizo el mismo sonido que había hecho unos minutos atrás y los perros se acercaron a los pies de la detective y comenzaron a lamerle cada uno las plantas de los pies. La detective estalló en risas.

Detective Carolina: jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja…

La detective movía lo pies de un lado a otro intentando huir de las cosquillas que le estaban produciendo la lengua de cada perro al pasar sobre sus cosquillosas plantas. No podía evitar  dejarlos quietos y las cosquillas eran terribles, así que lo único que podía hacer era reír, mientras que la coronel únicamente observada sentada en un sofá justo en frente de ella.

Después de casi 20 minutos de cosquillas, nuevamente la coronel hizo otro sonido con su boca y esto hizo que los perros dejaran de lamer los pies de la detective, para pasar a una acción un poco más «hostil». Comenzaron a morderle las plantas de los pies a la detective. Curiosamente no le sacaban sangre, únicamente  la mordían a tal punto que lo único que hacían era producirle muchas más cosquillas que anteriormente. Los perros estaban tan bien entrenados que sabían que parte de los pies morder sin hacerle daño a la detective. La risa de la detective se transformó en gritos y alaridos.

Detective Carolina: jajajaja… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahaha… hahahaha…

Por más que intentara mover los pies de un lado a otro, siempre iba a encontrar los dientes de los perros.

Después de casi una hora de cosquillas en los pies de la detective, la coronel le dio una orden a sus perros y éstos procedieron a detenerse, dejando por fin descansar a la detective.

Detective Carolina: gracias!!!.

Coronel Ramírez: no debes agradecerme, simplemente le di un descanso a mis perros y te doy un momento que recuperes energía para comenzar la fase dos de tu castigo.

En ese momento la coronel Ramírez se posó por detrás de la detective e introdujo sus dedos justo debajo de sus axilas y comenzó a moverlos rápidamente. La reacción de la detective no se hizo esperar y comenzó a reír desesperadamente.

Detective Carolina: jajajaja… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahaha… hahahaha…

Coronel Ramírez: entonces? Por fin te darás por vencida? Dejarás de investigar el caso?

Detective Carolina: jajajaja… hahahahaha… hahahaha… piedaaaaddd… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahaha… hahahaha…

Coronel Ramírez: no hasta que escuche lo que realmente quiero escuchar.

Detective Carolina: jajajaja… hahahahaha… hahahaha… piedaaaaddd… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahaha… hahahaha…

La coronel siguió bajando a través del cuerpo vulnerable de la detective Carolina y comenzó a hacerle demasiadas cosquillas en las costillas, cintura, ombligo y en la ingle. La detective continuaba riendo a carcajadas y en medio de las risas, lanzando una que otra súplica.

Detective Carolina: jajajaja… hahahahaha… hahahaha… piedaaaaddd… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahaha… hahahaha…

Al cabo de una hora de cosquillas, la coronel Ramírez se detuvo y nuevamente la detective comenzó a implorar piedad y a agradecer.

Detective Carolina: gracias… por favor… no más cosquillas… piedad…

Coronel Ramírez: sabes muy bien que debes hacer para terminar esta tortura. Archivar el caso y problema solucionado. Si haces eso, no solo me detendré de torturarte a cosquillas junto con mis perros, sino que también moveré influencias para que recibas un ascenso.

Detective Carolina: sabe que no puedo hacerlo.

Coronel Ramírez: en ese caso, no me queda de otra.

La coronel hizo nuevamente el sonido que había hecho unas horas atrás y ambos perros corrieron a los pies de la detective y comenzaron a morderlos de tal manera que lo único que le ocasionaban eran unas incesantes cosquillas difícilmente de soportar. La detective lo único que podía hacer era reír y llorar como producto del desespero producido por las cosquillas que estaba recibiendo.

Detective Carolina: jajajaja… hahahahaha… por favor… hahahaha… hahahaha… hahahaha… no más cosquillas… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… piedad… hahahaha… piedaaaaddd… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… por favor… hahahaha… hahahaha… hahahaha… no más cosquillas… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… piedad… hahahaha… piedaaaaddd… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… por favor… hahahaha… hahahaha… hahahaha… no más cosquillas… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… piedad… hahahaha… piedaaaaddd…

Después de una semana de estar reportada como desaparecida la detective, la coronel Ramírez consideró que ya había sido justo el castigo que había recibido la detective Carolina, así que le prometió que sería liberada; sin embargo, justo antes de hacerlo, obligó a la detective a firmar un acta en el cual se comprometía a abandonar el caso, archivarlo y olvidarse por completo del tema del «cosquilleador en serie» y además dejó claro en la carta que ella como coronel en retiro, se aseguraba de logar que la detective fuera ascendida de cargo.

Con el paso del tiempo, prácticamente unos meses, la detective fue ascendida de puesto y unos días después de recibir su ascenso, recibió un mensaje de texto en su celular de parte de la coronel, donde la felicitaba por su ascenso de cargo. La detective solicitó el traslado a una nueva unidad y a una nueva ciudad.

Nunca más se volvió a tener noticia alguna sobre el cosquilleador en serie y el caso fue archivado por la policía nacional.

Fin

 

 

 

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