mayo 2, 2024

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La Psicóloga: Entre Risas y Misterios – Parte 1

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 50 segundos

Esta nueva historia va  contar con varios capitulos, esperamos que la disfruten tanto como nosotros.

Capítulo 1: El Consultorio de los Secretos

Nury, una respetada psicóloga especializada en parafilias y fetiches, decidió abrir su propio consultorio para atender consultas personalizadas. Sus habilidades y comprensión la hicieron popular en la ciudad, pero lo que nadie sabía es que Nury tenía una peculiar debilidad: era extremadamente cosquillosa.

Un día, durante una sesión rutinaria, un misterioso hombre llegó al consultorio de Nury. Con una mirada penetrante, le contó sobre sus fetiches secretos y miedos ocultos. Sin embargo, Nury comenzó a percibir algo diferente en él, como si hubiera descubierto su secreto más íntimo.

Nury observó al misterioso hombre mientras compartía sus pensamientos más íntimos en el acogedor consultorio. Hablaba de sus fetiches y miedos con una naturalidad que sorprendía a la propia psicóloga. Sin embargo, algo en la manera en que le miraba hizo que Nury se sintiera inquieta, como si hubiera tocado una fibra sensible en su interior.

—Creo que hoy es suficiente por ahora —dijo Nury, tratando de ocultar su incomodidad. —Nos vemos en la próxima sesión.

El hombre se levantó de la cómoda butaca, pero antes de irse, dejó escapar una risa enigmática que envolvió la habitación. Nury, acostumbrada a descifrar emociones, se sintió desconcertada ante la peculiar risa del hombre.

—¿Hay algo más que quieras compartir? —preguntó Nury, intentando disimular su curiosidad.

El hombre sonrió de manera enigmática y se dirigió hacia la puerta. —Pronto, Nury. Pronto descubrirás lo que realmente me hace reír.

Y con esas palabras, salió del consultorio, dejando a Nury con un sentimiento de intriga y anticipación. Aquel hombre había despertado algo en ella, algo más allá de la rutina psicológica a la que estaba acostumbrada.

Los días pasaron, pero la risa enigmática del hombre continuaba resonando en la mente de Nury. A pesar de sus esfuerzos por concentrarse en las sesiones con otros clientes, la sombra del misterioso visitante se mantenía presente.

Una tarde, mientras revisaba sus notas, Nury recibió una llamada telefónica inesperada. Era el hombre misterioso, quien solicitaba otra sesión. Aunque sorprendida, Nury aceptó y lo citó para la siguiente semana.

En la segunda sesión, el hombre compartió más detalles sobre sus fetiches y temores, pero cada palabra parecía un preludio a algo más profundo. Nury intentó indagar sobre la risa intrigante, pero el hombre desviaba habilmente la conversación.

—Quizás deberíamos explorar algo diferente en nuestra próxima sesión —propuso él, con una mirada juguetona.

Nury asintió, aunque no podía evitar sentir una mezcla de curiosidad y nerviosismo. No sabía a qué se refería exactamente, pero algo en su intuición le advertía que este hombre estaba a punto de revelar algo más allá de su comprensión.

La semana siguiente llegó rápidamente, y Nury esperaba la tercera sesión con expectación. Cuando el hombre entró al consultorio, llevaba consigo una pequeña caja envuelta en un misterioso papel negro.

—¿Listos para explorar, doctora? —preguntó con una sonrisa intrigante.

Nury, a pesar de su experiencia, se sentía como una paciente ante lo desconocido. —Exploraremos juntos, pero recuerda que la confidencialidad es fundamental en mi consulta.

El hombre misterioso destapó la caja revelando una pluma rígida y un cepillo de peinar con cerdas redondas. La combinación inusual intrigó a Nury, quien observaba con curiosidad mientras él explicaba sus intenciones.

—Doctora, creo que ha llegado el momento de explorar sus propias parafilias y fetiches. ¿Alguna vez ha considerado la posibilidad de enfrentarse a sus miedos más profundos?

Nury se sorprendió por la sugerencia, pero su profesionalismo la impulsó a mantener la compostura. Con su bata blanca de terapeuta, tacones y medias veladas negras, Nury se sentía vulnerable pero decidida a seguir con la sesión.

—No soy una paciente, pero estoy dispuesta a entender su perspectiva —respondió Nury con cautela.

El hombre se acercó con la pluma y el cepillo en mano, desafiando los límites de la terapia convencional. Mientras hablaba sobre las conexiones entre miedos, fetiches y cosquillas, Nury notó que la atmósfera se volvía cada vez más intensa.

—¿Qué tal si empezamos por algo sencillo? —propuso el hombre, sosteniendo la pluma frente a Nury.

Con gestos precisos, comenzó a trazar líneas delicadas en la piel de Nury. Las cosquillas despertaron una sensación inesperada, y ella no pudo evitar soltar una risa nerviosa.

—Recuerde, doctora, esto es parte de la exploración. —El hombre continuó su tarea, mientras Nury se sumergía en un mundo donde la psicología y el placer se entrelazaban de manera intrigante.

La sesión continuó con el uso del cepillo de cerdas redondas, explorando cada rincón de la psique de Nury. A medida que las cosquillas se intensificaban, el hombre misterioso desvelaba sus propias parafilias y fetiches, revelando una conexión única entre sus miedos y deseos más oscuros.

Al final de la sesión, Nury, con su atuendo impecable pero desordenado por la inusual experiencia, se encontraba entre risas nerviosas y una mezcla de emociones. El consultorio se había convertido en un escenario donde los secretos más profundos emergían, y la risa se mezclaba con la complejidad de la mente humana.

A medida que avanzaba la sesión, Nury se encontraba en una encrucijada entre la profesionalidad y la intimidad. La peculiaridad de la terapia la llevó a explorar dimensiones inexploradas de su propia psique. El hombre misterioso, hábil en su enfoque, continuaba desentrañando los vínculos entre los miedos, los deseos y las risas.

—Doctora, ¿alguna vez ha considerado cómo los miedos pueden convertirse en fuentes de placer? —preguntó él, manteniendo la pluma y el cepillo en sus manos como herramientas de una conexión más profunda.

Nury, entre risas y cosquillas, se sumergió en una reflexión interna. La experiencia, aunque inusual, la empujaba a cuestionar sus propias barreras psicológicas.

—Es fascinante, pero esto va más allá de las prácticas terapéuticas convencionales. ¿Cuál es su objetivo con todo esto? —preguntó Nury, tratando de comprender la motivación detrás de la singular sesión.

El hombre misterioso, con una mirada enigmática, reveló que buscaba trascender las limitaciones de las terapias tradicionales. Su interés no solo residía en la mente humana, sino también en los placeres ocultos que podían desentrañarse a través de la conexión entre los miedos y las cosquillas.

Con cada movimiento de la pluma y el cepillo, Nury se veía desafiada a enfrentar no solo sus miedos, sino también sus propias parafilias. La dualidad de la experiencia creaba una sinfonía de risas y susurros, mezclando la seriedad de la psicología con la exploración de deseos más oscuros.

El consultorio se convirtió en un espacio donde la confidencialidad se entrelazaba con la sensualidad, y Nury se encontraba en el centro de una experiencia que desafiaba las convenciones profesionales. La risa, antes un síntoma de vulnerabilidad, se transformaba en una puerta hacia una nueva comprensión de sí misma.

A medida que la sesión llegaba a su fin, el hombre misterioso se despidió con una sonrisa enigmática. Nury, entre suspiros y risas contenidas, se quedó con la certeza de que aquel encuentro marcaría un antes y un después en su carrera como psicóloga.

El Consultorio de los Secretos había sido testigo de una terapia única, donde las cosquillas no solo acariciaban la piel, sino también las profundidades de la psique humana. La historia de Nury como psicóloga tomaba un giro inesperado, explorando terrenos desconocidos donde los límites se desdibujaban entre el placer y la comprensión.

El hombre misterioso dejó a Nury intrigada con su risa intrigante. Cuando estaba a punto de abandonar el consultorio, giró hacia ella con una mirada penetrante.

—»Antes de irme, hay algo más que debo saber. ¿Eres cosquillosa, Nury?» —preguntó con una sonrisa enigmática.

Nury, sorprendida por la pregunta, respondió con una mezcla de curiosidad y cautela.

—»Bueno, todos tenemos nuestras debilidades. ¿Por qué lo preguntas?» —contestó, observando al hombre con atención.

—»Digamos que me gusta descubrir las peculiaridades de las personas. Las cosquillas, por ejemplo, pueden revelar mucho sobre alguien.» —dijo el hombre mientras se acercaba lentamente.

Nury, intrigada y un tanto desconcertada, decidió seguir la corriente.

—»Sí, soy cosquillosa, como la mayoría de las personas.» —admitió con una risa nerviosa.

El hombre misterioso se despidió con una risa sutil y salió del consultorio, dejando a Nury con una extraña sensación. Aquella breve interacción dejó en el aire una pregunta no resuelta: ¿qué papel jugarían las cosquillas en el mundo de Nury, la Psicóloga?

Con esa incertidumbre, Nury se sumergió en sus investigaciones, sin sospechar que el próximo capítulo de su vida la llevaría a explorar los límites entre el placer y lo desconocido.

Continuará…

Original de Tickling Stories

 

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