mayo 16, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

No todo es color de rosa (Parte 1 – Fanfiction)

Tiempo de lectura aprox: 6 minutos, 7 segundos

Esta historia esta basada en hechos reales. La protagonista pidió no revelar su identidad, sin embargo, su nombre fue modificado para preservar su privacidad.

Carolina es una joven recién graduada de una prestigiosa universidad del país y como todo profesional recién graduado, se encaminó a buscar un buen trabajo que le permitiera vivir y tener los «lujos» con los cuales había soñado desde pequeña: un apartamento en un sector exclusivo de la ciudad, un auto y mucho dinero en su cuenta bancaria.

Con el paso de los meses, Carolina comenzaba a desesperarse, pues no lograba encontrar un empleo estable. Llevaba ya unos 5 meses desesperada sin encontrar un empleo estable, hasta que por cosas del destino encontró un anuncio en el portal OLX el cuál decía lo siguiente: «Buscamos mujeres jóvenes, bonitas, inteligentes, profesionales  o universitarias, que deseen aumentar sus ingresos y tener un empleo estable. Gana hasta 7 millones (unos 2.200 dólares americanos) de pesos al mes.»

Lo primero que pensó Carolina fue que se trataba de algo ilícito, sin embargo, no perdió el interés y decidió escribir el anunciante.

A los dos días de haber escrito recibió respuesta por parte del anunciante, donde le indicaban que la citaban a una entrevista en XXX dirección.

Al llegar a la dirección mencionada, abrió la puerta un mujer esbelta, que aparentaba unos 45 años de edad, full maquillaje, vestido ceñido al cuerpo tacones altos.

Tu debes ser Carolina, le preguntó la mujer. – Así es… – respondió Carolina.

La mujer le explicó para que la había citado y le comentó que el trabajo era como acompañante o scort, ella preguntó si debía acostarse con los clientes, a lo que la mujer le dijo que no, ya si ella negociaba por aparte ese tipo de actividad, era problema de ella misma y la agencia no se haría cargo por temas de daños o prejuicios.

Carolina aceptó las condiciones y preguntó como era el manejo, en cuanto a agenda y pagos. La mujer le indicó que mensualmente le consignarían entre 2 y 7 millones de pesos de acuerdo a los clientes y servicios que ofreciera, además que ellos la contactarían para indicarle la dirección de los clientes a los cuales debía visitar. Carolina aceptó y se retiró del sitio esperando que la llamaran para su primer cliente.

Con el paso de los meses, los ingresos de Carolina aumentaron notablemente; comenzó a pagar todas sus deudas, a enviar dinero a casa de sus padres, compró un vehículo, en fin, comenzó a darse todos esos lujos a los cuales siempre había querido acceder.

Después de estar trabajando 6 meses, recibió una llamada de su jefe, indicándole que una clienta había solicitado los servicios de ella y que el pago era un poco más alto que las veces anteriores. Carolina aceptó sin problema alguno, además sentía curiosidad por saber como sería el servicio, sobre todo porque el cliente era una mujer y no un hombre como todos los clientes anteriores. En la agencia le dieron el número de contacto del cliente, tal y como hacían las veces anteriores.

Carolina se puso en contacto con la clienta y le informó que ella sería la persona que le ofrecería el servicio contratado. La mujer al otro lado de la línea solo atinó a decir  una cosa: «Ven a esta dirección XXXXX y trae ropa para cambiarte, traje de baño, ropa deportiva, ropa casual, etc». Carolina se extrañó por el pedido de la clienta, sin embargo, sabía que el trabajo involucraba una gran cantidad de dinero, así que accedió al pedido del cliente. Alistó una maleta con varias prendas de vestir, entre las cuales se encontraban dos trajes de baño.

Llegó a la dirección acordada con la clienta, una casa muy elegante en un sector exclusivo de la ciudad de Bogotá. Tocó el timbre y abrió una mujer. Tú debes ser Carolina, cierto? – Preguntó la mujer -. Carolina respondió: Así es. Carolina ingresó a la casa, en ese momento la mujer la invitó a subir a la segunda planta a un estudio que tenía en la parte de arriba. Al entrar al estudio, pudo ver una cama con correas a los lados y una mesa con muchos elementos, entre los cuales se destacaban: plumas, pinceles, cepillos de dientes, cepillos de peinar. Le pareció curioso esos elementos, sin embargo, no le prestó mucha atención. Lo que si le pareció curioso fue que siempre la mujer ingresó detrás de ella y le llave seguro a las puertas. En ese momento la mujer le hizo una serie de preguntas a Carolina.

Mujer: tengo una pregunta. Te consideras cosquillosa?

Carolina: por qué la pregunta?

Mujer: solo responde, si o no.

Carolina: si, soy muy cosquillosa.

Anteriormente habíamos hecho una descripción de la vida de Carolina, sin embargo, en cuanto a las cosquillas, ella las había considerado desde pequeña como una tortura, debido a que siempre había sido víctima de recibir cosquillas por sus padres, sus tíos, sus primos, sus amigos, sus compañeros en el colegio, sus novios y pues ya adulta en la universidad también había sido víctima de recibir cosquillas por parte de algunos de sus compañeros. Carolina es extremadamente cosquillosa en todos lados, sabía que si el trabajo involucraba cosquillas en alguna parte de su cuerpo, ella lo rechazaría sin mediar palabra alguna. Tenía 3 puntos débiles a las cosquillas: las axilas, la cintura y las plantas de los pies, justamente en todo el arco.

Mujer: en qué partes del cuerpo tienes cosquillas?

Carolina sabía que no había vuelta atrás, así que únicamente siguió respondiendo cada una de las preguntas que la clienta hacía, además que al momento de ser contratada por la agencia, lo primero que le dijeron fue que siempre «complaciera» al cliente en lo que solicitara, porque a la más mínima queja por parte de un cliente, sería despedida de forma automática.

Carolina: en todos lados.

Mujer: supongo que debes tener un punto débil a las cosquillas cierto? cuál es ese punto?

Carolina: las axilas, la cintura y las plantas de los pies, justamente en el arco.

Mujer: bueno, supongo que trajiste las prendas de vestir solicitadas, verdad?

Carolina: si señora, traje todo lo que me solicitó.

Mujer: en ese caso, colócate un traje de baño allí en el vestidor y regresa acá.

Carolina fue a cambiarse de ropa al vestidor y pronto regresó nuevamente con un traje de baño tipo bikini. La mujer le indicó que debía acostarse en la cama, para después ser atada de pies y manos con las correas. En ese momento sintió escalofríos por todo su cuerpo, porque sabía que sería sometida a cosquillas y quien sabe por cuanto tiempo.

Después de atar de pies y manos cuidadosamente a Carolina sin siquiera rosar alguna de sus partes vulnerables, la mujer simplemente atinó a decir una cosa.

Mujer: vamos a divertirnos un buen rato con tus cosquillas.

Y justo en ese momento, comenzó a mover las uñas de sus manos sobre las axilas de Carolina, la reacción de ella no se hizo esperar y estalló en risas.

Carolina: jajajajaja… jajajajajaja… jajajajajaja….

Mientras la mujer cosquilleaba las axilas de Carolina, ésta lo único que hacía era reír a carcajadas y dar brincos como un resorte en la cama. Unos minutos después la mujer comenzó a bajar por su cuerpo, esos si, sin detener las cosquillas. De las axilas, bajó a sus costillas y cintura. Carolina continuaba riendo a carcajadas y dando brincos en la cama.

Carolina: jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja…

Las cosquillas continuaban sin parar y pronto Carolina supo, que lo peor estaba por llegar, justamente cuando la mujer llegó a sus rodillas. En ese momento las risas incrementaron y la mujer supo que había encontrado uno de los puntos cosquillosos. Sin embargo, unos minutos después la mujer bajó a los pies de Carolina, se detuvo por un instante mientras los observaba y acto seguido comenzó a cosquillearlos, las risas de Carolina se transformaron en alaridos.

Carolina: jajajajaja… hahahahaha… hahahahaha… hahahahahaha… jajajajajaja… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha…

La mujer era una experta haciendo cosquillas y sabía exactamente como mover sus dedos en cada rincón de los pies de Carolina. Movía las uñas de sus dedos sobre el empeine de los pies de Carolina, como también a los lados de los pies, en los tobillos, sobre los dedos de los pies y debajo de éstos (en las yemas de los dedos), con sus uñas moviendolas de izquierda a derecha y viceversa sobre la base de los dedos (la parte que esta entre los dedos y el arco), rascaba además en todas las direcciones las plantas de los pies de Carolina, haciendo énfasis en el arco, porque justo en esa parte las risas de Carolina se convirtieron en gritos y alaridos.

Carolina: jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha…

Justo cuando Carolina comenzaba a perder la razón, llegó lo peor. La mujer sabía que más pronto que tarde, Carolina llegaría a su límite y debía detener las cosquillas con las uñas, así que tomó un cepillo de peinar y comenzó a pasarlo con fuerza sobre las plantas indefensas e hipersensibles de Carolina. La reacción de Carolina no se hizo esperar y comenzó a gritar, dejando escapar una que otra risa en medio de los gritos y alaridos.

Carolina: jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha… jajajaja… hahahahaha… hahahahahaha… hahahahahahaha…

La mujer estuvo haciéndole cosquillas a Carolina durante un par de horas, mientras ésta se encontraba atada a la cama, indefensa y con sus partes cosquillosas expuestas a su verdugo, la cual era muy experta haciendo cosquillas y explotando de manera ágil y rápida sus puntos más cosquillosos en cada rincón de su cuerpo.

Al finalizar la sesión, la mujer procedió a desatar a Carolina, no sin antes indicarle que jamás contara en su agencia lo que le había sucedido, porque sino ella misma iría a la agencia y la pondría en ridículo y podría hacer que la despidieran. Carolina únicamente asintió con la cabeza y le dijo que no se preocupara que ella jamás contaría en la agencia lo que le había sucedido. Carolina se vistió y se dirigió nuevamente a su lugar de residencia.

A las 3 horas de haber llegado a su apartamento, recibió un mensaje en su celular, informádole que habían sido abonados en su cuenta bancaria la suma de $US 1.500 dólares por las «actividades realizadas» con la clienta. -Así que después de todo, no estuvo tan mal ser cosquilleada por la clienta fetichista- Pensó Carolina.

Con el paso de los meses, pronto Carolina pasó a ser la empleada de la agencia que más dinero devengaba, pues rápidamente comenzó a correrse la voz entre el mundo fetichista que una modelo de la Agencia para la cual ella trabajaba, se sometía a cosquillas por el tiempo que el cliente solicitara, sin colocar resistencia alguna.

Todo iba bien, hasta que llegó el día que se encontró con la persona que no debía encontrarse…

Esta historia continuará…

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