abril 28, 2024

Tickling Stories

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Pago por cosquillas (Fanfiction)

Tiempo de lectura aprox: 8 minutos, 34 segundos

Hola, me llamo Cindy, actualmente tengo 45 años de edad y aunque la experiencia que les contaré ocurrió hace mas de 4 años sigue tan fresca en mis recuerdos que siento como si hubiese sucedido apenas la semana pasada.
Estoy felizmente casada. Mi esposo es un poco mayor que yo, se llama Thomas. Nos conocimos durante la universidad y nos casamos apenas terminamos nuestros estudios.

Ambos somos de Memphis, Tennessee, en Estados Unidos. Comenzaré diciendo que siempre hemos trabajado los dos, sin embargo, desde que me embaracé, comencé a trabajar cada vez menos para ocuparme de mi hijo y de mi hogar. Ciertamente mi esposo tenía un buen empleo y teníamos todo lo que necesitábamos, sin embargo, por razones que no son tan importantes de explicar, mi esposo perdió su empleo y por lo tanto también el ingreso más fuerte de dinero al hogar.
Una ocasión, terminando de enviar algunas solicitudes de empleo en diversos portales de Internet terminé mirando Facebook para distraerme un poco de las preocupaciones que me tenían intranquila.
Después de un rato de ocio me encontré con una fan page que contenía vídeos de cosquillas y me atrapó al instante pues parecía divertido y jamás había visto nada parecido.
Comenté uno de los vídeos en donde una mujer joven estaba atada sobre una silla y llevaba a cabo algún juego de rol con la persona que le hacía cosquillas, algo sobre un interrogatorio a una espía. Inmediatamente alguien respondió a mi comentario.
“Yo podría hacerte hablar sin duda.” Dijo.
Así fue como comenzó. Me causó gracia el nombre que tenía su perfil “Gipsy Danger” pues era el nombre de un robot que salía en una película que estaba de moda por aquellos días y que a mi hijo le gustaba mucho, por lo que de inmediato me di cuenta de que quizá trataba con algún adolescente, no obstante, le respondí.
“¡Eso si dejo que me hagas cosquillas!”
Muy pronto iniciamos una conversación en los comentarios de aquel vídeo que se prolongó casi por un día y medio en el que yo seguí su juego tal como si nosotros fuésemos los protagonistas de aquel vídeo. Después de ese tiempo finalmente me preguntó que si podíamos hablar en privado a lo que yo le respondí que si pues pensé que las cosquillas eran un tema inocente. Le escribí un mensaje privado dándole mi número móvil, no obstante, no le respondí de inmediato pues mis días no eran tan buenos por aquel tiempo.
Thomas y yo peleábamos seguido así que mi mente andaba un tanto dispersa. Quizá era el estrés que nos abrumaba a ambos pues fueron varios meses de una pésima racha económica en la que nos quedamos únicamente con mis ingresos y aunque cubrían los gastos, comenzamos a atrasarnos con los pagos de la hipoteca de nuestra casa y habíamos dejado de salir pues había que administrar mejor los pocos recursos que teníamos.
Un día, saliendo de una entrevista de trabajo decidí saludarlo y retomar la plática que quedó pendiente. Respondió casi al instante y nos presentamos correctamente. Se llamaba Evan. Me sorprendió lo agradable que era y con el pasar de los días se me hizo una costumbre platicar con él.
La plática casi siempre giraba al rededor de las cosquillas. Aprendí que podían ser un fetiche para muchas personas y de las fantasías que él tenía con ellas. Otras veces hablábamos de mis problemas. No lo sé, me aliviaba mucho contarle lo que vivía en casa y me gustaba que él me escuchara y en agradecimiento yo le hacía una que otra foto de mis pies pues también sentía atracción por ellos.
Pasaron uno o dos días sin hablar pues la situación en mi casa estaba empeorando pues Thomas aún no conseguía trabajo y comenzábamos a tomar dinero prestado de una cuenta de banco en la que teníamos un fondo universitario para nuestro hijo. La noche del segundo día salí al jardín a fumar un cigarrillo y le escribí para disculparme por no haber contestado ninguno de sus mensajes narrándole un poco de lo que sucedía.
_Por favor no pienses mal de mi, quiero proponerte algo._ Dijo.
Aunque su propuesta me sorprendió, siempre había sido dulce conmigo así que la escuché atentamente.
_Tengo dos amigos fetichistas a los que les he hablado un poco de ti. Si nos dejas hacerte cosquillas podríamos pagarte por ello. Creo que entre los tres podríamos juntar hasta 300 dólares. Sólo tendrías que estar atada sobre la cama, nadie tiene que saberlo._
La verdad no me hacía gracia la idea de estar atada con tres adolescentes haciéndome cosquillas por todo el cuerpo. En mi mente se formaban imágenes con las fantasías que Evan me había contado y no estaba nada convencida, sin embargo, también estábamos en aprietos así que sin darle vueltas al asunto acepté con un par de condiciones, la primera, que me dieran el dinero antes de comenzar.
Quizá la más importante fue que ni de broma estaría desnuda o en ropa interior. Podían atarme pero sin hacer nada que no fueran cosquillas, finalmente era una mujer casada y quería guardar respeto a mi marido.
Al día siguiente le dije a Thomas que asistiría a una entrevista de trabajo, sin embargo, me dirigí hacia mi primera tortura de cosquillas. Me sentía nerviosa pues aunque me había visto algunos vídeos no tenía mucha idea de que esperar. Cuando llegué, los tres me estaban esperando sentados en el porche de la casa.
Bajé del auto y caminé hacia ellos, todos eran adolescentes, quizá las edades de todos rondaban los 18 – 19 años y me sorprendió darme cuenta de que uno de los amigos fetichistas de los que Evan me había hablado era una chica. Quizá eso tranquilizó un poco mi nerviosismo.
_Eres más alto de lo que pensé._ Lo saludé.
_Usted es más bonita de lo que se ve en sus fotos._ Me dijo ruborizado. _Ella es Molly y el es Marc._
_¡Un placer!_
Molly dio dos pasos de forma juguetona, acercándose para saludarme y posteriormente me pico las costillas haciéndome saltar. _¡Es muy cosquilluda!_ Dijo entre risitas, haciéndome sentir un poco apenada.
Los tres tenían la mirada puesta sobre mi de la misma forma en que un depredador asecha a su presa, lo cual para mi sorpresa me gustó bastante.
_Tal como acordamos._ Evan me dió $337 dólares y posteriormente me llevó de la mano hacia su habitación en donde me recostaron sobre su cama. Mientras me ataban mis ojos recorrían el lugar. Era la típica habitación de un adolescente: Pósters de cantantes, actores y deportistas ocultaban la mayor parte de las paredes. Fotos de amigos, fiestas y viajes cubrían el escritorio y las mesillas de noche. No pude evitar pensar que quizá así se vería la habitación de mi hijo en algunos años.
Mientras uno me aseguraba las muñecas, otro separaba mis piernas para atarlas a las esquinas de la cama, por su parte Molly me observaba mientras lucía una sonrisa pícara en su rostro.
Mi corazón latía rápido.
_Ahora es nuestra para hacer lo que queramos con usted Sra. Reed._ Dijo Evan con una malicia que yo no conocía en él.
_¡Me encantan las medias de Nylon!_ Comentó Molly mientras dejaba caer mis tacones al suelo.
Respiré profundo.
Marc, sin decir nada, comenzó a deslizarse debajo de mi cuerpo, de modo que yo quedé acostada boca arriba sobre su pecho. En ese momento me sentí mal por haberle mentido a mi marido, sin embargo, ya no había marcha atrás. Las manos de Marc me rodearon, comenzando a subir mi blusa mientras Molly olfateaba uno de mis pies.
Evan por su parte me sonrió y me besó el abdomen haciendo que la piel de mi cuerpo entero se erizara al sentir la humedad de sus labios.
¿Por qué estoy atada a su cama?_ Sonreí nerviosa. _¿Qué van a hacer conmigo?_ Intenté simular los juegos de rol que había en los vídeos que Evan me enviaba.
_Usted ha sido muy traviesa Sra. Reed, ahora vamos a castigarla por ello._ Exclamó Molly mientras acariciaba uno de mis pies con sus uñas haciéndome retorcer.
_¿Sabe lo que les sucede a las chicas que se portan mal cierto Sra. Reed?_ Preguntó Marc acariciándome las costillas.
_¡Dios!_ Reí abiertamente. _¡Por favor no!_
_¿Creo que es mejor si se lo mostramos no creen?_ Dijo Evan acariciando mi barriga.
¿En que lío me metí? Pensé mientras mis carcajadas resonaban en toda la casa. Los dedos de Marc subían por mis costillas hasta las axilas y bajaban de nuevo, entre tanto, Molly alternaba entre un pie y el otro y por momentos los dos al mismo tiempo.
_¡Seré una buena chica lo prometo!_ Grité entre carcajadas. _¡Ya no más cosquillas por favor!_ Supliqué.
Evan por su parte me hacía trompetillas en la barriga que me privaban de la respiración.
_¡Por favor ya no mas!_ Las cosquillas que me hacían me reducían al nivel de una pequeña niña indefensa, riendo y balbuceando como una idiota. Fue en ese momento que por primera vez supe qué tan cosquilluda podía ser.
No tardé en darme cuenta de que mis súplicas los excitaban pues sentía en mi trasero la erección de Marc. Los minutos se me hacían interminables hasta que Marc dijo querer cambiar de lugar dándome así un pequeño respiro. Evan tomó el lugar de Marc y Marc se puso en el suelo a lado de Molly, tomando cada quién uno de mis pies.
El concierto de súplicas y carcajadas se reanudó.
_¡Parece que alguien está disfrutando de su castigo!_ Dijo Evan, explorando mi axila derecha mientras su otra mano jugaba con mis costillas haciéndome retorcer.
La erección de Evan era mucho más firme que la de Marc o quizá su pene era más grande y yo no podía evitar contonear mi trasero sobre el. No me mal entiendan, amo a mi esposo, sin embargo, la manera en la que me miraban me hacía sentir deseada como hace mucho tiempo no me sentía y por momentos la mujer más sexy de la tierra y eso me gustaba, así que, dominada por esa mujer sexy, decidí provocarlos más, exagerando un poco más mis contoneos, risas y súplicas.
_¡Ya no más cosquillitas!_ Lorriquee. _¡Haré lo que me pidan!_ Rompiendo en carcajadas al sentir las lenguas de Marc y Molly explorar los espacios entre los dedos de mis pies con sus lenguas.
_¡Pero Sra. Reed, lo que queremos es hacerle cosquillitas en todo el cuerpo!_ Me dijo Evan al oído.
_¿No le da verguenza tener tantas cosquillas como una niñita pequeña?_ Exclamó Molly jugando con mi pie izquierdo.
_¡Y como una niña pequeña usted va a mojar la cama Sra. Reed!_ Dijo Marc.
Los dedos de Evan comenzaban a ir más allá de lo permitido, aventurándose a hacerme cosquillas en los costados de mis pechos.
_¡Mis pechos no!_ Grité intentando contener mi risa.
Evan salió de debajo de mi cuerpo para tomar el lugar de Molly en uno de mis pies y ella se puso sobre mi colocando una rodilla a cada lado de mi cuerpo.
_¿Qué diría su marido si la viera aquí atada e indefensa?_ Dijo Molly.
Sentí mis medias rasgarse.
_¡Dios mío!_ Exclamé, moviendo los tobillos en círculos. _¿Qué van a hacerme?_
A los pocos segundos mi pregunta fue contestada.
Apenas podía contener la risa al sentir la lengua de Evan y Marc, cada una en un pie.
Los dedos pulgares de Molly comenzaron a moverse en círculos sobre los huesitos de mi cadera haciéndome partirme de risa.
Los tres ansiaban verme orinarme sobre la cama. Quizá en mayor medida fue por complacerlos, sin embargo, también yo lo deseaba. Sentir la tibieza de mi orina inundar mi entrepierna en aquel momento fue para mi lo equivalente a un orgasmo. La culminación de una sesión de cosquillas.
Cuando terminé sentí un gran alivio y ellos se detuvieron sin decir nada, simplemente me miraban con un morbo que me ponía cada vez más cachonda.
_¡Si me dejan cambiarme se los agradecería!_ Me reí.
De inmediato me soltaron. Ahora me sentía yo con el control. _¿Puedo tomar algo de tu closet para cambiarme cariño?_ Evan, como si estuviera en trance simplemente asentó con su cabeza.
Entré al baño para cambiarme rápidamente.
_¡Quedamos en que no podrías tocarme los pechos!_ Le dije en tono bromista.
El balbuceó, como si intentara disculparse.
_No te preocupes, yo te entiendo._ Le dije dándole un apretón suave en la entre pierna. Su miembro aún estaba muy duro. _Entonces, ¿Con que esto les excita?_ Pregunté, pues veía el fuego en la mirada de los 3.
_Mucho…_ Contestó Molly.
_¡Muchísimo!_ Dijo Marc acomodándose el miembro debajo del pantalón.
_Bueno, pues esta es su fiesta. ¿Cómo les gustaría terminar esto?_ Pregunté, completamente dueña de la situación.
Balbucearon, mirándose unos a otros.
_¿Con un orgasmo quizá?_ Respondí lo que ellos no se atrevían a decir.
_Si._ Dijo Marc con timidez.
_¿Pero a dónde se han ido los chicos valientes que me tenían a su merced? ¡Me los han cambiado por niños tímidos! ¿Es eso?_
_¿Bueno, quién va a ser el primero?, ¿Los caballeros o la señorita?_
Evan dio un paso al frente así que lo tomé de la mano y lo llevé al cuarto de baño. Bajé la tapa del inodoro para sentarme en el y comencé a desabrocharle el pantalón, le baje un poco el bóxer revelando un hermoso pene, no era muy largo pero era bastante grueso.
_¡Vaya, pero que grande!_ Exclamé, haciendole un poco de cosquillas en los testículos, haciéndolo retorcer y dar un paso hacia atrás.
_¿Ya habían hecho esto antes?_ Le pregunté.
_¿Te refieres a las cosquillas?_ Respondió entre suspiros mientras mi mano lo acariciaba arriba y abajo.
_Si._
_Unas cuantas veces pero sólo lo hacíamos entre nosotros._
_Ya veo._
No tardó en venirse.
El siguiente fue Marc. Tal como lo había pensado, su pene era más pequeño, sin embargo, me encantó. Era muy estético y suave.
Moví mis dedos como arañita a lo largo, me di cuenta de que le gustaba. _¡Vaya! ¡Parece que te gusta!_ Me reí.
El simplemente sumía el abdomen.
Marc, un poco más arrojado que Evan, puso su mano sobre mi cabeza y de inmediato supe lo que quería.
_Por favor._ Dijo con gentileza.
Le contesté con una sonrisa. Era demasiado lindo y no pude no llevármelo a la boca para complacerlo.
Molly fue la última en pasar.
Le pedí que se sacara los pantalones y la ayudé a sentarse sobre el tocador de baño. Ataqué con caricias y besos en el cuello. ¡Dios mío estaba empapada y sus gemidos me pusieron como loca! No había tocado a otra mujer desde el colegio, lo cual me empujó a acariciarla hasta tener más de un orgasmo.
A pesar de que la experiencia me gustó mucho, las razones por las que lo hice no estuvieron del todo bien y por eso decidí que sería una de esas cosas que se hacen una sola vez en la vida.
Actualmente nuestros problemas financieros son cosa del pasado, ambos trabajamos de nuevo y llevo una relación estupenda con Thomas, sin embargo, supongo que todas las parejas tenemos secretos.
Este es el mío.
Anónimo.

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