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Juan, el respetado profesor universitario de 42 años de edad, era conocido por su brillantez en la cátedra de «Origen del Hombre» en la Facultad de Antropología. Siempre impecablemente vestido con traje, corbata y lentes, llevaba consigo un bolso de cuero repleto de libros y apuntes, símbolo de su dedicación a la enseñanza y la investigación.
Detrás de su apariencia seria y su reputación académica, Juan guardaba secretos oscuros y particulares fetiches. Entre ellos, destacaban el sado, las cosquillas y los pies de las mujeres, deseos que mantenía ocultos a la vista de todos.
En su vida privada, Juan exploraba estas pasiones con discreción, encontrando un equilibrio entre su vida profesional y sus oscuros deseos. En sus momentos de intimidad, se entregaba por completo a sus fetiches, satisfaciendo sus deseos más profundos mientras mantenía su reputación intachable en la universidad.
A pesar de su apariencia convencional y su exitosa carrera académica, Juan llevaba una vida secreta y emocionante fuera de las aulas universitarias. En su tiempo libre, se sumergía en el mundo de sus fetiches, encontrando formas de satisfacer sus deseos más oscuros de manera discreta pero intensa.
Una noche, mientras Juan navegaba por Internet en busca de recursos académicos, tropezó con un portal web que presentaba un enfoque inusual: el fetiche de las cosquillas. Curioso, comenzó a explorar el contenido del sitio y se sorprendió al descubrir que no solo ofrecía información sobre este tema, sino también sesiones personalizadas y privadas.
Mientras navegaba por las páginas del sitio, una sección en particular llamó su atención. Era una galería de fotos de las «tickle girls», las chicas que ofrecían las sesiones de cosquillas. Entre las imágenes, reconocía a varias estudiantes de la facultad de Antropología: Martina, Isabel, Sofía, Penélope, Natalia, Valentina, Lucía y Ana.
La sorpresa y el desconcierto se apoderaron de Juan al ver las fotos de las jóvenes, quienes parecían radiantes y cómodas frente a la cámara. Se preguntaba qué les había llevado a involucrarse en este mundo secreto del fetiche de las cosquillas y qué disfrutaban de esta experiencia.
Intrigado, Juan comenzó a hacer clic en cada una de las fotos y se encontró con una breve descripción de cada chica.
- Martina:
- Edad: 22 años
- Ocupación: Estudiante de Antropología
- Aspecto físico: Cabello castaño, ojos avellana
- Sensibilidades a las cosquillas: Muy sensible en los pies, especialmente en la planta y los dedos. También muy sensible en las axilas, lo que la hace reír incontrolablemente.
- Isabel:
- Edad: 25 años
- Ocupación: Estudiante de postgrado en Antropología
- Aspecto físico: Cabello rubio, ojos azules
- Sensibilidades a las cosquillas: Extremadamente cosquillosa en los pies, especialmente en los arcos y la parte superior. También sensible en el cuello y las costillas, lo que la hace estallar en risas con solo un roce ligero.
- Sofía:
- Edad: 23 años
- Ocupación: Estudiante de intercambio en Antropología
- Aspecto físico: Cabello negro, ojos verdes
- Sensibilidades a las cosquillas: Muy sensible en los pies, especialmente en los talones y los costados. Además, tiene cosquillas en la parte baja de la espalda y en las rodillas, lo que la hace reír con facilidad.
- Penélope:
- Edad: 24 años
- Ocupación: Estudiante de postgrado en Antropología Médica
- Aspecto físico: Cabello castaño oscuro, ojos marrones
- Sensibilidades a las cosquillas: Tiene cosquillas en los pies, especialmente en los dedos y la parte superior. Además, es muy sensible en las axilas y en la parte posterior de las rodillas, lo que la hace reír intensamente.
- Natalia:
- Edad: 26 años
- Ocupación: Estudiante de posgrado en Antropología Forense
- Aspecto físico: Cabello rojizo, ojos marrones
- Sensibilidades a las cosquillas: Sus pies son extremadamente cosquillosos, especialmente en la planta y los dedos. Además, es muy sensible en el cuello y las costillas, lo que la hace reaccionar con risas nerviosas.
- Valentina:
- Edad: 21 años
- Ocupación: Estudiante de Antropología
- Aspecto físico: Cabello rubio, ojos verdes
- Sensibilidades a las cosquillas: Tiene cosquillas en los pies, particularmente en los arcos y los costados. Además, es muy sensible en las axilas y en la parte baja de la espalda, lo que la hace estallar en carcajadas con solo un roce ligero.
- Lucía:
- Edad: 24 años
- Ocupación: Estudiante de posgrado en Antropología Social
- Aspecto físico: Cabello negro azabache, ojos avellana
- Sensibilidades a las cosquillas: Sus pies son muy sensibles, especialmente en los talones y los costados. Además, es muy sensible en las rodillas y en la parte posterior del cuello, lo que la hace reaccionar con risas incontrolables.
- Ana:
- Edad: 22 años
- Ocupación: Estudiante de Antropología
- Aspecto físico: Cabello castaño claro, ojos azules
- Sensibilidades a las cosquillas: Sus pies son extremadamente cosquillosos, especialmente en la parte superior y los dedos. Además, es muy sensible en las costillas y en la parte baja de la espalda, lo que la hace reaccionar con risas nerviosas y suplicar por piedad.
Con estas descripciones detalladas, Juan puede tener una mejor comprensión de cada una de las chicas y sus sensibilidades a las cosquillas antes de contactarlas para proponerles sesiones personalizadas.
Mientras Juan exploraba el portal web dedicado al fetiche de las cosquillas, una idea comenzó a tomar forma en su mente. La curiosidad y el interés se mezclaban en su interior mientras revisaba las fotos y las descripciones de las chicas que ofrecían sesiones personalizadas de cosquillas. Sabía que había encontrado algo único, algo que despertaba su curiosidad académica y su lado más aventurero.
Después de revisar cuidadosamente la información disponible sobre cada una de las chicas, Juan decidió que era hora de pasar a la acción. Tomó una libreta y un bolígrafo, y comenzó a trazar un plan detallado para contactar a cada una de ellas. Sabía que abordarlas de la manera correcta era crucial para ganarse su confianza y persuadirles para que participaran en sus sesiones personalizadas.
Con determinación y anticipación, Juan se sumergió en la tarea de elaborar estrategias únicas para cada una de las chicas. Estaba decidido a acercarse a ellas de manera respetuosa y comprensiva, reconociendo la sensibilidad del tema y mostrando un interés genuino en sus experiencias individuales. Con cada palabra escrita, Juan se acercaba un paso más a descubrir el potencial que este nuevo mundo tenía para ofrecerle.
Martina
Asunto: Re: Exploración académica sobre las sesiones de cosquillas personalizadas
Estimado Juan,
¡Wow, qué sorpresa recibir tu correo! No esperaba que alguien de nuestro departamento se interesara en un tema tan peculiar como las sesiones de cosquillas personalizadas. Debo admitir que me has dejado un tanto asombrada, pero también intrigada.
Es refrescante ver que alguien esté dispuesto a abordar este tema desde una perspectiva académica y con un enfoque respetuoso. La verdad es que me encantaría poder discutir más sobre mis experiencias y perspectivas contigo.
Dicho esto, me gustaría saber un poco más sobre la naturaleza de esta investigación y cómo planeas enfocar nuestra conversación. ¿Cuál es tu interés particular en este tema y qué aspectos específicos te gustaría explorar?
Quedo a la espera de tu respuesta y estoy abierta a coordinar una reunión para discutir este tema tan interesante en mayor detalle.
Saludos cordiales,
Martina
Después de un intercambio inicial de correos electrónicos, Juan y Martina decidieron que sería más conveniente comunicarse a través de mensajes de texto. Hubo varios mensajes más donde intercambiaron números de teléfono y coordinaron los detalles para su próxima reunión.
La reunión
Juan escuchó las súplicas de Isabel entre risas, pero continuó con su tarea, desencadenando cosquillas aún más intensas en los pies de Isabel.
Juan: «Tus pies son tan sensibles, Isabel. No puedo resistirme a hacer cosquillas aquí», dijo con una sonrisa traviesa, disfrutando de la reacción de Isabel a sus cosquillas implacables.
Isabel, aunque entre risas y retorciéndose, asintió con complicidad, reconociendo su absoluta vulnerabilidad ante las cosquillas. A pesar de sus súplicas, sabía que estaba completamente a merced de Juan y que la experiencia continuaría hasta que él decidiera detenerse.
Con una habilidad experta, Juan continuó provocando cosquillas en los arcos hipercosquillosos de Isabel, desencadenando risas incontrolables y convirtiendo sus súplicas en carcajadas. Cada movimiento de sus dedos era como una tormenta de cosquillas, haciendo que los pies de Isabel se retorcieran y se sacudieran en la mesa.
Isabel, completamente entregada a la sensación abrumadora de cosquillas, se rió sin cesar, sintiendo cómo la risa la invadía por completo. Cada cosquilleo parecía encontrar su punto más sensible, haciendo que el placer y la tortura se fusionaran en una experiencia única y embriagadora.
Mientras Juan continuaba su ataque implacable, Isabel se vio envuelta en una oleada de sensaciones, incapaz de contener su risa mientras sus pies seguían siendo el blanco de las cosquillas intensas. Era una experiencia que no solo desafiaba su resistencia, sino que también despertaba una excitación que nunca antes había sentido.
Entre carcajadas y súplicas, Isabel no podía contener la risa que brotaba de lo más profundo de su ser. Cada cosquilleo era una descarga de placer y tormento que la hacía retorcerse en la mesa, sus pies atrapados y completamente a merced de Juan.
Isabel: «¡Ahahaha! ¡Detente, por favor! ¡Mis pies no pueden más!»
Sus súplicas eran interrumpidas por estallidos de risa, mientras sus arcos cosquillosos seguían siendo atacados sin piedad. Cada cosquilleo parecía multiplicarse, haciendo que su cuerpo se sacudiera con convulsiones de risa.
A pesar de sus súplicas, Juan continuaba con su asalto implacable, disfrutando del espectáculo de risas y suplicas de Isabel. Era un momento de éxtasis y entrega, donde las cosquillas llevaban a Isabel a un lugar donde el placer y la tortura se entrelazaban de forma indistinguible.
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Pesadilla – Parte 5
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