abril 26, 2024

Tickling Stories

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Mi experiencia como ticklee (parte 19)

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 26 segundos

Hola a todos, de nuevo estoy de vuelta. Después de mucho tiempo, decidí volver a escribir en el blog, pues estuve ausente por mucho tiempo debido a compromisos personales.

Sin embargo, volví para contar mis experiencias con las cosquillas. En esta ocasión voy a relatar un poco una experiencia vivida hace unos meses con una persona que conocí en la ciudad de Orlando (Florida – Estados Unidos). Esta persona a la cual llamaré Mario (Nombre cambiado para proteger la privacidad de la persona). Me confesó que tenía fetiche por los pies y las cosquillas; yo en ese momento no le vi problema alguno, al fin y al cabo aquí en los Estados Unidos ese tema lo manejan abiertamente.

Conversamos sobre nuestras fantasías y fetiches. Yo por mi parte le dije que tenía fetiche con los pies, pues no me gustaba hacerles nada a los pies de otros, sino que me gusta que me hagan cosas en mis pies: como cosquillas, besos, caricias. Mientras que Mario me dijo que el si tenía fetiche por los pies y pues le gustaba mas que todo lamerlos y hacerles cosquillas.

Después de mucho conversar, Mario me convenció de hacer una sesión de cosquillas y además me convenció de disfrazarme de enfermera, pues tenía una fantasía de atar y cosquillear a una enfermera sin piedad alguna en las plantas de los pies. Al final terminé accediendo a sus pretensiones.

Me disfracé de enfermera sexy, me tocó comprar el disfraz en una tienda sex-shop. Apenas estuve lista, Mario me pidió acostarme boca abajo sobre una camilla, la cual no tenía idea de dónde la había sacado.

Terminé acostada boca abajo, mientras que Mario me ató ambas manos por debajo de la camilla y después me ató ambos pies en los tobillos. Apenas estuve atada comenzó la tortura de cosquillas.

Mario comenzó a hacerme tantas cosquillas, que lo único que yo pude hacer fue reír a carcajadas y por más súplicas que yo dijera el no se detenía. Estuvo haciéndome cosquillas en las plantas de los pies con sus dedos, con cepillos, con peines, con peinillas, con plumas, con pinceles y pues como buen fetichista de pies, también utilizó su lengua.

Yo lo único que hacía era reír a carcajadas y gritar; mientras que él seguía disfrutando cada instante de la sesión de cosquillas.

Fue una experiencia divertida y pues al final terminé exhausta. Mis pies terminaron hipersensibles por la cantidad de cosquillas recibidas por cerca de 1 hora.

Después de esto, seguimos conversando, nos tomamos unos «drinks» y al final terminé yéndome al hotel.

Espero que les haya gustado mi regreso.

Besos.

Angie

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