abril 25, 2024

Tickling Stories

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Mi experiencia como ticklee (parte 20)

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 55 segundos

Hola nuevamente. Esta vez vengo a contarles una experiencia que tuve con una compañera de trabajo hace exactamente dos días.

Hasta el momento he tenido algunas experiencias como ticklee en la ciudad de Medellín. La primera, la que les conté la vez pasada con mi vecino y su perro; ahora en esta ocasión, les vengo a comentar una nueva experiencia que me sucedió hace dos días con una compañera de trabajo.

Resulta que me quedé trabajando hasta tarde en la oficina junto con otra compañera de trabajo llamada Ana María. Estábamos las dos trabajando en la sala de juntas de la oficina, un tema de unos informes que debíamos entregar al día siguiente (osea ayer) en una reunión que teníamos con algunos directivos. La sala de juntas además de tener la mesa en la mitad con silla cómodas, también tiene un par de sofás ubicados estratégicamente al rededor de la sala.

Ana María y yo estábamos trabajando las dos, cada una con su computador portátil sobre nuestras piernas, comiendo pizza y además cada una sentada en un extremo del sofá más grande. Como ya eran las 8 de la noche, solo estábamos ella y yo en la oficina ubicada en el piso 10 de un edificio en el barrio el poblado de Medellín. Cada una sentada con su equipo sobre las piernas y sin zapatos con las piernas estiradas, así que prácticamente los pies descalzos (sin calcetines y sin zapatos) de cada una, quedaban al alcance de la otra.

Ana María me comenzó a preguntar cosas relacionadas con los informes que estábamos trabajando y pues como yo estaba tan concentrada en lo que estaba escribiendo, no le prestaba mucha atención, así que ella optó por pasarme las uñas de su mano por la planta de mi pie izquierdo, en ese momento solté un grito y retiré el pie, además de decirle que no hiciera eso. Ella me preguntó si era cosquillosa. Yo le dije: Tengo demasiadas cosquillas en los pies, no me los pueden tocar.

En vista de eso, se abalanzó rápidamente sobre mis piernas, me tomó ambos pies y comenzó a hacerme cosquillas en las plantas de los pies. Yo lo único que hacía era reír a carcajadas e intentaba hacer que se quitara de encima mío. Lo único que pude hacer fue también hacerle cosquillas en las plantas de sus pies, porque al arrodillarse sobre mis piernas, las plantas de los pies de ella quedaron de frente mío, así que aproveché mientras ella me hacía cosquillas a mi, yo también comencé a hacerle cosquillas en las plantas de los pies y resultó que ella también es cosquillosa en esa parte del cuerpo.

Ambas reímos a carcajadas durante un buen rato mientras nos hacíamos cosquillas en las plantas de los pies. Fue un momento divertido y desestresante. Al final terminamos de trabajar casi a las 10 de la noche y pues cuando salimos de la oficina, la llevé en mi carro a su lugar de residencia y conversamos sobre las cosquillas. Yo le conté que soy cosquillosa en todos lados y que las plantas de los pies es mi punto débil, curiosamente, las plantas de los pies también es su punto más cosquilloso.

Quedamos en que iría a mi apartamento el fin de semana para presentársela a mi vecino fetichista de cosquillas para hacer una sesión. Esperemos que pasa.

Esta fue mi pequeña anécdota.

Besos

Emy

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