abril 28, 2024

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Cosquillas a famosas. Juana de Arco

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 34 segundos

Martin, el joven viajero en el tiempo; había fijado como fecha 25 de mayo de 1430, exactamente 2 días después de la captura de la joven de 18 años Juana de Arco.

El joven viajero en el tiempo se presentó ante el rey como un experto «torturador», con el cual podría extraerle información a la capturada Juana de Arco.

El rey le preguntó que tipo de métodos usaría y el joven viajero en el tiempo le comentó que usaría un método que jamás se había visto a lo largo de la historia, para lo cual había diseñado una herramienta (un cepo) para poder colocar en práctica su método de tortura.

El rey le mandó a contruir el cepo al joven viajero en el tiempo, quien esta vez hacía las veces de torturador experto, contratado por el reino. Una vez tuvo el cepo listo, mand instalarlo dentro de la celda de la joven Juana de Arco, además que pidió a los carceleros, sentarla en el suelo, e introducirle manos y pies, dentro de los orificios del cepo.

Apenas estuvo la joven Juana de Arco, tal y como la pidió Martin, solicitó a los carceleros que lo dejaran solo con la prisionera, debido a que sus métodos de tortura no podía verlos nadie. El rey ordenó dejar una torre completa como prisión de la joven Juana, para que el experto torturador pudiera hacer bien su trabajo.

Así pues, apenas estuvieron solos en la torre, el joven viajero se acercó a los pies de la joven Juana.

«Con qué tu eres la famosa Juana de Arco?» – Preguntó el joven Martin.

«Qué me va a hacer?» – Preguntó nerviosa la joven Juana.

«Algo que sé, que nunca vas a olvidar» – Respondió el jover torturador.

Dicho esto, el joven Martin comenzó a quitar las envolturas de cuero y amarres que tenía Juana, como una especie de zapatos, dejando al descubierto unos pies blancos y olorosos. (En esa época no existía nada parecido a los desodorantes)

«Lindos pies» – Exclamó el joven torturador.

Y en ese momento pasó las puntas de sus dedos, sobre las plantas desnudas de la joven Juana.

«Y estos pies tienen cosquillas?» – Preguntó el torurador.

La joven Juana de Arco, desconociendo el significado de la palabra «cosquillas» y sin saber a que se debía esa sensación que estaba experimentando con el roce de los dedos del torturador sobre las plantas de sus pies, lo único que pudo hacer fue soltar una carcajada.

«Jajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja»

«Parece que si eres cosquillosa» – Dijo el joven torturador con una cara de satisfacción.

Dicho esto y dándose cuenta que la joven Juana de Arco tenía cosquillas en las plantas de los pies, el joven torturado se sentó frente los pies desnudos, hipersensibles y vulnerables de la prisionera, para comenzar a cosquillearlos sin piedad. A su lado tenía un pequeño maletín donde tenía todo tipo de herramientas que había llevado del futuro.

La joven Juana de Arco solo le quedaba un camino, reír a carcajadas.

«Jajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja»

Habían transcurrido casi 2 horas, así que el joven torturador decidió que ya era suficiente. Se fue a descansar y en la mañana solicitó al rey un par de cabras y sal. Los sirvientes del rey hicieron todo lo que el joven torturador solicitó a soberano.

El nuevo día había llegado y esta vez el joven torturado ingresó a la celda donde estaba la joven Juana con los pies y las manos dentro del cepo.

Aún confundida y algo asustada al ver las cabras acercarse a los pies, no se atrevió a decir ni una palabra. Mientras tanto, el joven torturador, comenzó a echar primero agua y después sal sobre las plantas vulnerables de la joven Juana, desde las puntas de los dedos, hasta los talones.

Movió cada una de las cabras, atándolas a un borde del cepo, quedándo únicamente con su boca lo más cerca las plantas vulnerables de la joven Juana. Lo único que hicieron las cabras, quizás por instinto, fue comenzar a lamer la sal de las plantas cosquillosas de la joven Juana, haciéndola estallar en un mar de carcajadas.

«Jajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja… jajajajajajajajajajajaja… ajajjajajajajajajajaja»

La joven Juana de Arco reía a carcajadas, sin saber lo que estaba experimentando.

Los meses y días transcurrieron de tortura en tortura. El joven viajero en el tiempo se divería cosquilleando los pies de la joven prisionera. Obviamente al torturador no le interesaba sacarle ningún tipo de información, él lo único que deseaba era satisfacer sus ganas de cosquillear mujeres a través de sus viajes en el tiempo.

Continuará…

Original de TicklingStories

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