abril 28, 2024

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Cosquillas a famosas. Lady Di

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 1 segundos

Martin había descubierto la manera de viajar en el tiempo, así que comenzó a buscar fechas en la historia para viajar al pasado y tratar de encontrar famosas a quien pudiera hacerles cosquillas.

Martin tenía fetiche por las cosquillas. Desde que tenía uso de razón le encantaba hacerle cosquillas a las mujeres. Su manera de satisfacer ese fetiche era hacerles cosquillas sin piedad alguna en las plantas de los pies (su sitio preferido para cosquillear), hasta que su «víctima» mostrara signos de no poder resistir más cosquillas.

En medio de su búsqueda, encontró el 28 de agosto de 1996. Ese año la princesa Diana de Gales, había iniciado una nueva vida, porque el parlamento inglés y los tribunales, le habían consebido el divorcio con el que era su esposo, el príncipe Carlos de Gales (hoy Rey del Reino Unido).

Martin aterrizó en medio de un callejón en Londres. Así que comenzó a buscar los sitios que frecuentaba la princesa de 35 años en ese momento, mientras que Martin con apenas 25 años, trataba de cumplir una de sus grandes fantasías con famosas.

Pasaron aproximadamente un par de días, hasta que Martin ya había logrado hacer una completa inteligencia a la princesa e incluso, pudo saber en que horarios quedaba sin guardaespaldas. Así que aprovechó esa oportunidad.

La princesa quedaba todos los días sin guardaespaldas y sin ningún tipo de personal de seguridad, entre las 5 pm del dia anterior y las 8 am del día siguiente. Con ese espacio de tiempo Martin había planeado una estrategia.

Interceptó una llamada que hizo la princesa, solicitando un servicio a domicilio de una sesión de masajes; así que aprovechó esa oportunidad y se dirigió al apartamento de la princesa.

Martin llamó al centro de masajes, haciéndose pasar por el asistente de la princesa y canceló la cita; mientras que se dirigió al apartamento a colocar en práctica su plan. Llegó a la dirección con su uniforme del centro de masajes, se anunció en el citófono y al otro lado, la princesa autorizó el ingreso.

Al llegar al apartamento, la princesa abrió la puerta y preguntó porque no había ido Joe, a lo que Martin le dijo que se encontraba incapacitado. A la princesa no le importó, era una mujer extremadamente despreocupada con esos temas, así que le dijo Martin que podía esperar en el estudio donde ya tenía la cama de masajes disponible para la sesión, mientras ella iba a cambiarse.

Martin entró al estudio, alistó todo su arsenal para el «masaje» que iba a realizarle a la princesa. En ese momento la princesa apareció en el estudio con una bata y en traje de baño en bikini. Martin le pidió quitarse la bata y acostarse boca abajo en la camilla. La princesa accedió.

Una vez la princesa estaba acostada boca abajo sobre la camilla, Martin le solicitó estirar complementamente los pies y colocar sus brazos hacia el suelo, colgando sobre los lados de la camilla.

Martin sacó unas correas de su bolso y comenzó a colocarlas en los tobillos de la princesa, quién al sentir el contacto del cuero sobre su piel le preguntó porqué hacía eso, mientras que Martin simplementemente le dijo, que debido a que se debían usar algunos elementos para relajar los músculos, algunos pacientes podían caerse de la camilla y las correas se colocaban por temas relacionados con la seguridad de ellos mismos. Al final, la princesa terminó siendo inmovilizada con correas en la camilla en sus  tobillos y muñecas.

«Bueno princesa, esta lista para la sesión de relajación?» – Preguntó Martin.

«Si claro, sinceramente necesito esta sesión. Quiero liberar el estrés acumulado, luego de todo lo que he pasado en los tribunales y el parlamento en el divorcio con Carlos.» – Contestó la princesa.

«Tranquila princesa. Después de esta sesión, usted va a quedar completamente relajada y desestresada» – Mientras Martin le respondía eso a la princesa, se dirigió a los pies vulnerables y pasó sus dedos índices sobre las plantas de la princesa, haciendo que ésta soltara una carcajada.

«Jajajajajaja oye que haces? Tengo cosquillas» – Exclamó la princesa en medio de risas.

«Tranquila princesa. Trate de disfrutar la sesión» – Le dijo Martin a la princesa, mientras continuaba haciéndole cosquillas en las plantas de los pies.

La princesa Diana únicamente reía a carcajadas en medio de las cosquillas que estaba recibiendo por parte de Martin sobre las plantas vulnerables y sensibles de sus pies.

«Jajajajajaja jajajajajaja ajajjajajaja ajajjajajajajaja»

Mientras la princesa reía a carcajadas, Martin continuaba moviendo sus dedos sobre las plantas cosquillosas y vulnerables de Diana, como si estuviera tocando piano. Se encontraba extasiado, estaba sumido en un trance, en el cual no podía escuchar ninguna súplica de su «víctima», que en este caso era la pricnesa de Gales.

De un momento a otro, sin que nadie se lo pidiera, Martin se detuvo.

«Gracias… jajajajaja… en serio tengo muchas cosquillas… jajajaja… por favor no sigas… prometo que no le diré a nadie» – Pedía clemencia la princesa.

«Detenerme? Quién ha dicho que ya terminamos?» – Exclamó Martin.

Y justo en ese momento comenzó a apretar la cintura y las costillas de la princesa, haciéndola saltar y retorcerse de la risa en la camilla. La princesa parecía un resorte intentando huir de las cosquillas, mientras se movía de un lado a otro, en medio de un mar de súplicas y carcajadas.

«Jajajajajajajajaja… Por favor… jajajjaa jajajaja jaajjajajaja… Por favor… jajajajajajaja…. en serio… jajajajaja… tengo muchas…. jajajajajajaaj…. cosquillas… jajajaja… por favor…. jajajajaja… no sigas… jajajajajjaajaj» – Pedía clemencia la princesa, mientras continuaba riendo a carcajadas.

Martin, rápidamente cabió su estrategia y subió a las axilas vulnerables de la princesa, haciendo que ésta solara un grito en medio de las risas.

«Aaaaaahhh… jajajajaja… ahí nooooooo… jajajajajajajajaja»

Martin al ver la reacción de la princesa, decidió cosquillear mas fuerte las axilas de de ella, mientras movía rápidamente sus dedos.

Después de 1 hora hacerle cosquillas sin piedad a la princesa de Gales, Martin consideró que ya había sido suficiente. La princesa aún continuaba riendo, quizás como producto de uno que otro reflejo por las cosquillas que había recibido.

Justo cuando Martin ya se disponía a soltar a la princesa vio en su maleta un cepillo de peinar, así que sin dudarlo, lo tomó en sus manos y se dirigió nuevamente a los pies de Diana de Gales, haciendo una llave con su brazo izquierdo, mientras que con su mano derecha, en la que tenía el cepillo, comenzó a «peinar» las plantas cosquillosas de la princesa, haciédola sotar unos gritos y carcajadas de desesperación.

«JAJAJAJAJAJA… AAAAAAHHHHH… JAJAJAJAJAJAJAJAJA… HAHAHAHAHAHAHA… JAJAJAJAJAJA»

Nunca antes en su vida, la princesa Diana de Gales había sido sometida a un tormento de cosquillas, como el que estaba recibiendo en manos de su captor, el joven viajero en el tiempo.

Prácticamente habían pasado 2 horas, hasta que Martin vio que la princesa se desmayó. En ese momento el viajero en el tiempo decidió que ya había sido suficiente. Pudo satisfacer las ganas de querer haberle hecho cosquillas a la princesa de Gales en algún momento de su vida. Colocó a la princesa en su cama y la vistió nuevamente como si nada hubiera pasado.

Mientras tanto el joven viajero del tiempo, tomó su maleta y se dirigió a la máquina para emprender una nueva aventura.

Continuará…

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