abril 28, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

Mi experiencia como ticklee (parte 2)

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 10 segundos

Hola amigos, vuelvo a escribir el diario de viaje, debido a que según me cuenta CQ, tuvimos problemas con el Blog y se perdieron algunas historias, así que no siendo más les comparto nuevamente mis anécdotas.

Todo empezó en el mes de agosto de 2017, para esa época emprendí una nueva aventura en mi vida y era irme a trabajar a los estados unidos por unos meses, debido a que me brindaron una gran oportunidad laboral y no podía rechazarla.

Tomé el vuelo de Bogotá a eso de las 6:30 am con destino a la ciudad de Miami, llegué a los Estados Unidos y pues como ya tenía reservado el hotel donde me iba a hospedar, simplemente me dirigí a la zona de salida y allí me estaba esperando una persona con un cartel que tenía mi nombre y por cierto estaba mal escrito.

Contacté a la persona y me llevó al hotel donde me iba a quedar inicialmente, al llegar al sitio deje mis maletas y me dí una ducha, para después cambiarme y salir a buscar un sitio donde comer.

Salí del hotel, buscando un sitio de comida vegetariana, sin embargo, terminé entrando a un McDonalds y ahí pedí comida vegetariana y pues afortunadamente me complacieron en el menú.

Me despacharon mi orden y procedí a sentarme a disfrutar de la cena.

Estaba disfrutando de mi cena cuando de repente me di cuenta que alguien me observaba desde otra mesa, así que sin bastarle importancia, seguí disfrutando de mi cena. Pasaron unos 5 minutos desde que me di cuenta que me observaban, cuando la persona que lo estaba haciendo se levantó y se acercó a mi mesa y en inglés me preguntó si se podía sentar.

(Para todas mis anécdotas voy a colocar los diálogos en español porque el sitio es de habla hispana)

Yo muy cordialmente, le dije que si. El joven de unos 24 años aproximadamente empezó a conversar conmigo, yo tengo 29 años. Conversamos de muchos temas, hasta que tocó un tema que me dejó algo perpleja. Los fetiches.

Todos tenemos fetiches, así digan lo contrario y pues cuándo el joven me preguntaba si yo tenía algún fetiche mi respuesta fue si, pero que no le podía decir eso, porque hacía parte de mi vida privada, entonces pasó lo que debía pasar, el joven me confesó su fetiche.

Joven: mi fetiche son los pies de las mujeres y además las cosquillas.

Yo: pues el tema de los pies de las mujeres no me incomoda ni nada, lo que me causa curiosidad es el tema de las cosquillas. Qué te gusta de las cosquillas?

J: me gusta mucho hacerles cosquillas a las mujeres, de hecho cuento con un estudio en mi casa para llevar a cabo las sesiones de cosquillas, además que asisto a eventos como el Fetishcon, un evento que hacen aquí en los Estados Unidos, dedicado exclusivamente a temas fetichistas, y ahí les hago cosquillas a las modelos del evento.

Y: vea pues, que interesante. Bueno y por qué me mirabas desde hacía rato?

J: porque la verdad es que desde el momento que entraste al restaurante te admiré y vi tus pies también y me gustaron mucho.

Yo llevaba un jean, una blusa y unas sandalias, considero que era un atuendo acorde al clima de la ciudad de Miami (Florida).

Y: ok… y que tienen mis pies?

J: son hermosos, me gustan mucho.

Y: ok… y que hay con eso?

J: pues me gustaría saber si puedo tocarte y besarte los pies.

Cuándo el joven dijo eso, sentí un poco de pena y me coloqué algo colorada, porque me sentí algo incómoda, sobre todo porque era la primera vez que alguien me decía algo así en la calle.

J: no te incomodes, puedo pagarte dinero si quieres.

Y: si sentí un poco de pena y cómo así que me pagarías dinero?

J: si claro te pagaría por tocarte y besarte los pies.

Cuándo ya te hablan de dinero la cosa cambia un poco.

Y: de cuánto dinero estamos hablando?

J: puedo pagarte por 1 hora, unos 100 dólares, qué opinas?

Y: 1 hora tocándome y besándome los pies?

J: si, pero tengo una pregunta adicional.

En el fondo sabía que me iba a preguntar, debido a que antes de su propuesta me había confesado sus fetiches.

Y: si claro dime.

J: tienes cosquillas?

Y: en los pies o en mi cuerpo?

J: si tienes cosquillas en todo el cuerpo sería excelente.

Y: si claro, tengo cosquillas en todo mi cuerpo.

J: cuál es la parte más cosquillosa de tu cuerpo?

Y: eso tendrías que averiguarlo tu.

J: me parece interesante la propuesta, y si es así supongo que aceptas que te pague 100 dólares por tocarte y besarte los pies, además de hacerte cosquillas.

Y: no, por tocarme y besarme los pies tu me ofreciste 100 dólares, mi pregunta es la siguiente, cuánto estarías dispuesto a pagarme por hacerme cosquillas, porque supongo que si tienes un estudio o sitio para hacer las sesiones de cosquillas, supongo que no voy a estar libre, sino que seguramente estaré atada de pies y manos verdad?

J: así es, estarías atada de pies y manos?

Y: por eso te pregunto, cuánto dinero estarías dispuesto a pagarme?

J: te parece bien 200 dólares?

Y: no puede subir un poco más?

J: tengo disponibles 500 dólares para pagarte, te gustaría esa cantidad?

Debo confesarles que no pensé que alguien estuviera dispuesta a pagar 500 dólares por hacerle cosquillas a otra persona y conté con la suerte de tomarme en el camino del joven, que estaba dispuesto a pagar esa cantidad de dinero para satisfacer su fetiche.

Y: esta bien acepto, y ahora a dónde nos debemos dirigir?

J: es cerca de aquí, ven vamos a mi auto.

Nos montamos en su auto y condujo unos 45 minutos, hasta que llegamos a su residencia, al bajarnos nos dirigimos a la puerta de la casa y cuando abrió, al otro lado había una mujer joven, de unos 22 años de edad.

J: hola amor, vine con ella, y pues la traje a una sesión de cosquillas.

Mujer: interesante, supongo que demoraste todo este tiempo tratando de convencerla.

J: así es, además es latina, es de Colombia.

M: ah que interesante, por cuánto tiempo la contrataste?

J: por 1 hora, porque debo llevarla nuevamente a su hotel, está en la ciudad de paso, mañana debe viajar a Orlando.

M: bueno en ese caso, prepárala para la sesión, llévala al estudio.

Bajamos unas escaleras a un sótano que tenia la casa, estaba totalmente oscuro y al encender las luces todo estaba acondicionado para temas fetichistas, habían correas, látigos, cepos, camillas con correas, jaulas, cepillos, plumas, pinceles, de todo. Cómo dato curioso no habían ventanas, así que no podía ver hacia la calle.

J: bueno ven sigue, siéntate en esta silla.

Era una especie de silla con tablas hacia arriba y hacia adelante, donde terminaba en un cepo, y además tenía correas, que eran para inmovilizar brazos y piernas.

Y: en esta silla?

J: si por favor.

Me quité las sandalias y me senté en la silla, mientras que el joven empezó a prepararme, atándome las muñecas y la cintura con las correas, al llegar a mis pies, los introdujo en el cepo, mientras que su pareja observaba detenidamente todo el proceso. Una vez finalizó el joven de asegurarme en la «silla de tortura», su pareja le dió una orden directa.

M: tú encárgate de hacerle cosquillas de la cintura hacia arriba, a mi déjame sus pies.

Y así fue el joven se acercó frente a mi y empezó a hacerme cosquillas en la cintura, las costillas y las axilas, mi reacción fue inmediata.

Y: jajajajajaja… jajajajajaja… jajajajajajajaja…

Estallé en risas, debo confesara que soy muy cosquillosa en esas partes de mi cuerpo. Mientras reía a carcajadas me movía de un lado a otro, como producto de las cosquillas que estaba recibiendo. Cuándo de repente empezó la tortura en mis pies. La mujer comenzó a rascar las plantas de mis pies con sus uñas, lo cual me produjo unas cosquillas terribles.

M: vaya, si que eres cosquillosa en los pies.

Y: jajajajajaja… jajajajajaja… jajajajajajajaja…

La tortura incrementó cuando comenzó pasar cepillos de peinar en cada una de las plantas de mis pies, empecé a lanzar risas a carcajadas y gritos con alaridos.

Y: jajajajajaja… hahahahaha… jajajajajaja… hahahahahaha… jajajajajajajaja…

Me estaban haciendo demasiadas cosquillas y no podía soportarlo. No sabía cuánto tiempo más podía soportar recibiendo cosquillas, sobre todo porque ellos sabían muy bien lo que hacían, sabían como explotar cada una de mis partes más sensibles a las cosquillas.

La tortura de cosquillas continuó por mucho más tiempo de lo pactado, así que al finalizar, me liberaron, me pagaron los 500 dólares y me devolvieron al lugar donde me recogieron, para después dirigirme al hotel.

Al llegar al hotel, coloqué los 500 dólares sobre la cama y me di una ducha, cuando regresé a la cama revisé mis pies y aún estaban algo rojo como producto de las cosquillas que habían recibido. Empecé a analizar la situación que había vivido.

Es increíble que me pagaran 500 dólares por hacerme cosquillas, fue muy divertido e intenso, lo que la gente es capaz de hacer con tal de satisfacer sus necesidades fetichistas.

Bueno espero que les haya gustado la anécdota y subiré las siguiente dentro de poco.

Emy

 

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