abril 29, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

Mi experiencia como ticklee (parte 11)

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 48 segundos

Hubo un tiempo en que quedé sin empleo y por más que envié hojas de vida a universidades y empresas, no lograba obtener un empleo fijo.

Después de enviar numerosas hojas de vida a cuánto anuncio veía en Internet, por fin recibí una llamada a mi celular, en la cual me citaban a una entrevista de trabajo.

Me vestí para la entrevista de trabajo, alisté una copia de mi hoja de vida y me dirigí a la dirección que me fue entregada por email; al llegar al sitio, era un edificio de una arquitectura algo antigua en Bogotá. Toqué el timbre de lo que era una oficina marcada con el número 501. Al rato me contestó una mujer preguntándome que se me ofrecía, a lo que yo muy amablemente respondí: «Vengo para la entrevista de trabajo». La mujer al otro lado del citófono, me dijo: «Ya te abro, apenas escuches el timbre empuja la puerta y sube al piso 5». Efectivamente sonó el timbre y empujé la puerta, para mi sorpresa, me esperaba subir muchos escalones hasta el piso 5, así que comencé a subir con calma.

Al llegar al piso 5, toqué la puerta y me abrió la mujer que me había contestado en el citófono, me saludó y me invitó a sentarme en un sofá en la sala. Empezamos a conversar, me pidió que le hablara sobre mi, mis estudios, mis conocimientos y mi experiencia laboral. Yo respondía a cada una de las preguntas que ella me hacía, al fin y al cabo estaba en una entrevista de trabajo.

En medio de la conversación, la mujer me hizo la pregunta más loca y extraña que me han hecho en una entrevista de trabajo: «Tienes cosquillas?», yo toda inocente respondí: «Si tengo cosquillas, por qué la pregunta?». La mujer siguió ahondando en el tema y continuó haciéndome preguntas relacionadas: «En qué partes tienes cosquillas y en qué partes del cuerpo te consideras más cosquillosa?». Nuevamente volví a responder las preguntas: «Tengo cosquillas en todos lados y me considero muy cosquillosa en las plantas de los pies y en las axilas».

Después de responder las preguntas, la mujer me comenzó a explicar un poco sobre el trabajo que iba a ejercer en caso de acceder a las condiciones laborales y pues en ese momento necesitaba ganar dinero de cualquier forma posible.

«Mira Brigitte, el cargo que estamos necesitando es de una mujer cosquillosa como tu, para trabajar como ticklee, la idea es que la persona contratada, venga puntualmente en el horario que escojamos a sesiones de cosquillas, el pago es semanal, quincenal o mensual, según lo que acordemos en esta reunión en caso que desees trabajar con nosotros. Qué opinas?»

En ese momento no sabía que decir, así que lo único que atiné a preguntar fue algo relacionado con las cosquillas: «Cómo son las sesiones de cosquillas?».

La mujer me comenzó a explicar: «Son sesiones donde se te hacen cosquillas en todo el cuerpo con plumas, pinceles, cepillos y dedos. Además se te hace énfasis en tu parte más cosquillosa y tienen una duración entre 1 y 4 horas, de acuerdo a tu disponibilidad».

4 horas de cosquillas? Pensé yo en ese momento, es una eternidad, sin embargo, quería saber cuánto sería el pago. Así que la mujer me explicó como serían los honorarios. Por sesión de 1 a 4 horas el pago sería de entre 100 y 400 mil pesos, dependiendo el tiempo de la sesión, por semana (en caso que escojas esta opción de pago) estaría oscilando entre los 500 mil y los 2 millones de pesos, si escoges el pago quincenal serían aproximadamente 3 millones de pesos y si escoges el pago mensual serían 5 millones de pesos. Todo eso, menos las retenciones legales que habría que hacerte, por disposición del estado colombiano.

Sin pensarlo 2 veces, escogí el pago quincenal, para ganarme cada 2 semanas unos 3 millones de pesos, que al cambio en dólares serían unos 1.000 dólares aproximadamente. La mujer que me hizo la entrevista al ver mi actitud y que me encontraba interesada para el trabajo, me citó de una al día siguiente de la entrevista.

Al día siguiente me dirigí nuevamente al lugar dónde había realizado la entrevista el día anterior, como no tenía idea como debía vestirme para el cargo de ticklee, decidí ir como me visto normalmente para un cargo de psicóloga empresarial, pantalón, medias veladas, zapatos de tacón, camisa de botones, saco y bolso de cuero. El día anterior decidí pintarme las uñas de las manos y los pies de color violeta en tono pastel.

La experiencia…

Llegué al sitio de trabajo, justamente dónde me habían hecho la entrevista el día anterior. Me anuncié en el citófono y nuevamente me contestó la mujer. «Hola Brigitte, recuerda, apenas suene el timbre empuja la puerta y sube». Entré al edificio y subí las escaleras hasta el último piso para iniciar en mi primer día de trabajo como Ticklee.

Me recibió la misma mujer que me atendió el día anterior, se presentó y me explicó como sería la sesión de cosquillas, además me preguntó porque iba vestida tan elegante y yo le expliqué que esa era mi manera de vestirme para trabajar; la mujer me dijo que para las sesiones de cosquillas no era necesario ir tan elegante, que podía asistir en jean, camiseta y tennis.

Después de conversar un rato y explicarme como serían las sesiones de cosquillas, entramos en materia. Me llevó a una habitación en la cual habían una «silla de tortura» y una cama con correas en los extremos, la mujer me preguntó en cuál de las dos prefería ubicarme y escogí la silla, dicho ésto, me senté en la silla, mientras ella me amarraba con correas las muñecas en un extremo y en el otro extremo metía mis pies en un especie de cepo al final de la silla.

Apenas estuve inmovilizada comenzó la tortura de cosquillas, mi reacción no se hizo esperar y estallé en risas. Soy hipercosquillosa, sobre todo en las plantas de los pies y en las axilas.

El primer día sólo pude resistir 45 minutos de cosquillas aproximadamente y justo cuando estaba a punto de desmayarme, la verdugo suspendió la tortura y me indicó que por ese día ya no seguiríamos con más sesión de cosquillas.

Al día siguiente, llegué nuevamente a la hora acordada, pero esta vez fui vestida de jean, tennis sin medias (sin calcetines), camiseta t-shirt y chaqueta. Nuevamente ingresamos a la habitación de torturas y esta vez había al lado de la silla una mesa con muchos elementos, entre los que pude ver habían plumas, pinceles de todos los tamaños y cepillos de todos los tipos y tamaños.

La mujer me indicó que ese día utilizaría todos los elementos ubicados sobre la mesa y que únicamente se enfocaría en mis pies, lo único que puedo decir es que antes de iniciar la sesión sentí un escalofrío de saber que únicamente me haría cosquillas en los pies con todos esos elementos.

Pese a que la sesión fue exclusiva para mis pies, mi punto débil a las cosquillas, tuvo una duración de 2 horas y media, con pequeñas pausas para tomar aire, después de finalizar, me hizo una solicitud algo extraña, la mujer me pedía que para el día tres llevara un traje de baño, el cual accedí a llevar ese día.

Al tercer día de la semana, ya mi cuerpo estaba extremadamente sensible, cualquier tipo de roce me producía cosquillas en cualquier parte de mi cuerpo, así que cuándo iba camino a la sesión de cosquillas, el roce de las personas en el bus, me hacía dar pequeños saltos y trataba de controlarme la risa. Al llegar a la casa de la tortura, me recibió la misma mujer y me solicitó que me colocara el traje de baño, porque esta vez la sesión sería acostada en la camilla, efectivamente me cambié y me recosté sobre la camilla. Apenas estuve acostada e inmovilizada, ingresaron a la habitación 2 mujeres jóvenes, las cuales la mujer presentó como sus dos hijas. La mujer me indicó que esta vez la sesión tendría una particularidad en la cual yo sería cosquilleada por las 3 mujeres al tiempo. Debo confesarles que en la posición en la que me encontraba, totalmente vulnerable, no había nada que hacer, así que únicamente dije «si» y la tortura inició.

Sorpresivamente, las tres mujeres se concentraron en hacerme cosquillas en las axilas, costillas, cuello, cintura y piernas. Curiosamente ninguna de las tres mujeres se acercó a mis pies durante la primera hora de la sesión. Al cabo de 2 horas de cosquillas, las tres mujeres se ubicaron frente mis pies y comenzaron a torturarlos, sentir como 30 dedos con uñas largas se mueven rápidamente en diferentes direcciones sobre tus pies es una tortura, mis risas eran extremadamente altas y de vez en cuando gritaba de desespero.

Al finalizar la sesión, las mujeres jóvenes salieron de la habitación. Me vestí y la mujer mayor, me preguntó si volvería al día siguiente, a lo que yo le pregunté «por qué» y ella simplemente me dijo «como llevamos 3 seguidos haciéndote cosquillas, pensé que no resitiríasotro día más». Yo le dije que si y me fui a mi lugar de residencia.

En mi casa comencé a examinar cada rincón de mi cuerpo y podía ver algunas marcas rojas sobre mis axilas, costillas, cintura, piernas y pies, como producto del leve «maltrato» producido por las cosquillas recibidas. Ese día me hice un masaje en los pies con cremas.

El cuarto día no fui capaz de ir a la sesión, así que llamé a la persona que me había contratado y le dije que me pagaran únicamente el trabajo por los tres días que asistí a las sesiones.

Debo confesar, que el primer y segundo día la experiencia fue divertida y además era algo nuevo en lo que estaba dispuesta experimentar, sin embargo ya el tercer día noté que las inocentes sesiones de cosquillas, se fueron transformando más que todo en sesiones de bondage, en las que muy seguramente recibiría mucho más dinero, pero también recibiría muchas más cosquillas.

Esta fue mi corta experiencia trabajando como ticklee y creo que no volvería a ejecutar esta labor, se divierte y se gana dinero, pero también se sufre mucho, debido a que es una forma de «tortura».

Nos vemos en otra oportunidad.

Briggitte

 

About Author

Te pueden interesar