mayo 19, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

En busca de empleo – Parte 2

Tiempo de lectura aprox: 10 minutos, 45 segundos

* nombre cambiado para mantener la privacidad de la protagonista.

Jéssica* es una mujer de 40 años y durante los últimos 15 años había trabajado en una entidad bancaria de la ciudad; los últimos 6 años se desempeñó como gerente de una sucursal del banco en el que trabajaba.

Como la vida da muchas vueltas, por circustancias que todo el mundo desconoce, las directivas del banco decidieron cerrar para siempre la sucursal en la cual Jéssica se desempeñaba como gerente, dejando sin empleo a un total de 15 personas.

Jéssica es graduada en Administración de Empresas con una mastetría en Gerencia y Planeación Estratégica. Se graduó con honores en su carrera de pregrado y una tesis laureada en su maestría. Actualmente es una mamá viuda y tiene una hija de 18 años, que se presta a ingresar a la universidad, por tal razón se ha visto en la necesidad de buscar empleo lo más pronto posible para poder tener dinero suficiente para la universidad de su hija.

Los úlyimos meses ha enviado su CV a diferentes bancos del país e incluso ha optado por enviar también es empresas más pequeñas, incluso también ha publicado su perfil en diferentes portales de internet dedicados a la búsqueda de empleo.

Precisamente en uno de estos portales alguien vio su perfil y decidió contactarla para una «entrevista de trabajo».

Hola Jéssica buenas tardes, acabé de ver tu CV y me interesa mucho tu perfil. Me gustaría citarte a una entrevista para mañana a las 7 am, la dirección es XXXXX.

Jéssica al ver el mensaje sintió mucha emoción, porque prácticamente era la primera vez desde que fue despedida de su antiguo empleo (casi 12 meses) que recibía una cita para una entrevista de trabajo. Esa tarde estuvo estudiando las posibles preguntas y respuestas para ir preparada a la entrevista y lograr obtener el empleo.

Se fue al salón de belleza a que le cepillaran su cabello rubio y a hacerse las uñas de las manos; en el salón le propusieron un pedicure, debido a que había una promoción de manicure y pedicure por mitad de precio. Jéssica es una mujer extremadamente cosquillosa en sus pies, así que muy rara vez permite que le hagan masajes o pedicure, debido a que no soporta las cosquillas, pero una promoción como la que le ofrecían en el salón de belleza no la podía desaprovechar. Contra todos los pronósticos terminó aceptando la oferta, sin embargo, antes de colocar sus manos y pies, le hizo una observación a la chica del salón indicándole que tenía muchas cosquillas en los pies, para que tuviera cuidado al momento del pedicure. La chica le dijo que no tenía problemas con esa observación y se quedara tranquila.

La sesión de manicure y pedicure inició sin ningún problema. Los masajes con crema y azúcar en manos y pies tenían sumergida a Jéssica en un mar de relajación total, 4 mujeres estaban masajeándole las manos y sus pies. Era la primera vez que no sentía cosquillas, ¿sería el «te» que le sirvieron antes de iniciar la reflexología en las manos y los pies? Era la pregunta que se estaba haciendo, sin embargo, llegó un punto en que por algún motivo las cosquillas volvieron y de la relajación entró abruptamente en el desespero. Las mujeres que le estaban masajeando los pies, cada que le pasaban los nudillos de sus dedos por las plantas, le producían unas cosquillas desesperantes que la hacía tratar de quitar las piernas. Las mujeres que le masajeaban los pies se dieron cuenta de las reacciones de Jéssica, así que comenzaron a conversar con ella para evitar que se «saliera» de la relajación.

El terror se apoderó de Jéssica después de finalizado el masaje, pues las mujeres sumergieron sus pies en una solución con shampoo, se los levantaron y comenzaron a pasarle en cada una de sus plantas un cepillo para eliminar las celulas muertas. La locura se apoderó de Jéssica soltando una carcajada e intentando infructuosamente quitar sus pies de la sesión de pedicure.

Jéssica era en ese momento la única clienta que quedaba, así que su risa no molestaría a nadie.

«AJAJJAAJ AJAJAJAJAJ AHAHAHA AJAJJA A HAAHAHHAA AJA JAJ»

Al final la «tortura» finalizó, los pies de Jéssica fueron secados con una toalla y le pintaron las uñas de sus manos y pies de color «vino tinto». Esperó unos minutos a que sus manos y pies se secara un poco el esmalte, tomó las llaves de sus carro y se dirigió al parqueadero. Se subió a su audi a5 y se dirigió a su apartamento. Al llegar a su apartamento, abrió la puerta y encontró a su hija viendo TV en compañía de sus Yorkshire terrier (6 en total). Los pequeños perros apenas la vieron corrieron a saludarla, a dar pequeños saldos y a lamerle sus pies, debido a que traía chanclas por el pedicure. No pudo evitar soltar una risita, mientras le pedía a su hija que se los quitara.

Su hija vio que se había hecho el pedicure y le preguntó como hizo para la sesión, sabiendo las cosquillas que tenía y pues Jéssica solo apuntó a decirle que había una promoción de 2×1 y que debido a eso, optó por soportar las cosquillas y permitir que le hicieran manicure y pedicure.

Tanto Jéssica como su hija Mónica son cosquillosas y cursiosamente las axilas y los pies son sus puntos débiles.

Jéssica le contó a su hija que había ido al salón porque al día siguiente tendría una entrevista de trabajo, su hija le preguntó su iba a llevar zapatos abiertos para exponer su pedicure y ella le dijo que no lo había pensado de esa manera, pero que quizás tendría razón e iría con zapato abierto.

Al día siguiente se levantó muy temprano, 4:30 am. Salió al gimnasio a hacer un poco de ejercicios, seimrpe se preocupaba por mantener su figura esbelta. Tiene una estatura de 1,70 cms, una mujer rubia de cabello liso, ojos verdes, peso de 57 kg. Su hija también tenía una contextura similar a ella. Como dato curioso ambas son rubias y ambas calzan 37, así que pueden compartir sus zapatos.

A las 5:30 am volvió a su apartamento, se dio una ducha, comenzó a cambiarse, se colocó una blusa blanca manga larga de bonotes, un pantalón negro bota ancha, zapatos de tacón tipo sandalias (le hizo caso a su hija y prefirió llevar ese tipo de calzado para mostrar su pedicure), tomó su desayuno y salió sobre las 6:20 am la entrevista en su carro.

Llegó a la dirección indicada, el edificio se veía en obra negra; no se veía que hibiera alguna oficina o empresa funcionando en ese sitio, así que decidió llamar al teléfono que le enviaron en el mensaje.

El teléfono timbró hasta que por fin respondió una mujer al otro lado de la línea.

«Hola?» – responde una mujer al otro lado de la línea.

«Hola soy Jéssica, me citaron a una entrevista en la dirección XXX, estoy acá pero creo que la dirección es errada, porque el edificio está como abandonado» – responde Jéssica.

«La dirección es correcta. Estás en el audi? Ya te habilito el ingreso en la puerta continua. Se abrirá el garaje, entra por favor, dirígete al ascensor del fondo y sube al piso 18.» – replica la mujer.

«Si estoy en el audi. Muchas gracias.» – responde Jéssica.

La puerta del garaje se abre, Jéssica ingresa en su vehiculo al parquedero subterráneo, ubica el ascensor y se dirije a éste. Dentro del ascensor se da cuenta que el edificio tiene 18 pisos y es citada al último piso, mientras sube en el ascensor que parece para uso de carga puede ver que el edificio está en obra y no hay personas en ninguno de los pisos.

Se abrió la puerta del ascensor e ingresó a la única oficina que había habilitada en el edificio. La recibió una mujer de 1,70 cm aproximadamente, cabello negro rizado y vestida de negro completamente.

«Hola Jéssica bienvenida. Soy Raquel, mucho gusto» – se presentó la mujer.

«Muchas gracias» – respondió Jéssica.

Raquel la invitó a sentarse en una sala improvisada y le dijo que le hablara de su experiencia laboral. Jéssica que iba prepara para la entrevista comenzó a «sentarse» en la palabra y conversaba con propiedad sobre su experiencia laboral.

Raquel le hacía todo tipo de preguntas relacionadas con su experiencia laboral e incluso llegó a preguntarle si podía trabajar bajo presión, Jéssica respondió que no tendría problemas en trabajar bajo presión con tal de conseguir un objetivo específico.

Raquel le preguntó también por su vida familiar, a lo que Jéssica respondió que era viuda y tenía una hija de 18 años muy parecida a ella y pronto ingresaría a la universidad.

Las dos mujeres conversaban muy bien y todo parecía que el trabajo sería para Jéssica. Raquel sentía empatía por Jéssica.

Solo estaban las dos mujeres y sus dos perros pastor alemán, uno negro y uno café. No había más nadie en la edificación. En medio de la entrevista Raquel se dirigió a un extremo de la oficina, tomó un cepo y lo colocó frente a Jéssica.

«Sabes que es esto?»preguntó Raquel

«No»respondió Jéssica

«Es un cepo, es utilizado para probar que tan cierto es que un empleado puede trabajar bajo presión» – replicó Raquel

«Y como funciona?» – preguntó extrañada Jéssica

«Podrías por favor introducir tus pies en estos orificios?» – le indicó Raquel a Jéssica.

Los dos perros pastor estaban acostados a un lado y curiosamente se levavantaron al tiempo al ver como Raquel introducía los pies de Jéssica en el cepo y procedía a asegurarlos con un candado en los costados. Pareciera que los perros sabían que era lo que hacía Raquel.

«Puedo preguntar para que es todo esto?» – preguntó Jéssica

«Claro que si mi estimada» – respondió Raquel

«Tal y como te pregunté hace unos momentos en la entrevista, si eras capaz de trabajar bajo presión, tu me respondiste que si. Que con tal de lograr un objetivo específico podías trabajar bajo presión, sin problema alguno. Cierto?» – preguntó Raquel

«Si…» – respondió algo nerviosa Jéssica

En ese momento, Raquel retiró los zapatos de Jéssica y pudo apreciar sus pies blancos, con un pedicure de color «vino tinto» y unas plantas rosadas.

Jéssica miraba desconcertada y algo nerviosa.

«Es necesario que me quite los zapatos?» – preguntó nerviosamente Jéssica

«Oh si, para la prueba es necesario» – respondió Raquel

«En esta prueba, vas a estar frente al computador, deberás leer el artículo y generar un informe técnico y ejecutivo, mientras tienes una distracción y/o presión frente a ti» – explicó Raquel

Jéssica comenzó a leer el artículo, mientras que Raquel se dirigió a un gabinete cercano al cepo y sacó un frasco con un spray el cual roció sobre los pies, la yema de los dedos y plantas de los pies de Jéssica.

El contacto del spray en sus pies le hizo dar un salto a Jéssica.

«Y ese salto?» – pregunto Raquel

«Lo siento. Tengo cosquillas» – respondió Jéssica

«Bueno de ti depende si las cosquillas se vuelven intensas o si logras terminar a tiempo ambos informes» – replicó Raquel

En ese momento los nervios se apoderaron de Jéssica, vio como ambos perros se acercaron a sus pies y comenzaron con sus lenguas a lamer cada rincón de sus cosquillosos pies.

Jéssica comenzó a reír a carcajadas mientras movía sus pies de un lado a otro intentando evitar las cosquillas producida por la lengua delos perros.

«JAJAJAJAJAJ AJAJJAJA JAJAJAJAJAJAJ AJAJJAJAJAJA JAJAJAJAJ»

«Te considero Jéssica, yo también tengo cosquillas en los pies y antes de ejecutar esta prueba contigo, yo tuve que llevarla a cabo primero y ver cuánto tiempo podría soportar alguien en esta situación» – le dijo Raquel a Jéssica.

Jéssica en medio de las cosquillas, no podía entender nada ni del artículo que estaba leyendo ni de lo que le decía Raquel. Solo alcanzó a lanzar unas súplicas en medio de las risas a carcajadas.

«por favor JAJAJAJAJA haz que paren AJAJJAJAJAJA» – suplicó Jéssica

Raquel hizo caso a las súplicas de Jéssica y le dio la orden de detenerse a sus perros, los cuales al escuchar el «comando» en alemán dejaron de lamer los pies de Jéssica.

«gracias» – fue lo único que pudo decir Jéssica

Jéssica movió los dedos de sus pies y arrugó sus plantas. Ambos pies estaban húmedos por el líquido del spray y la saliva de los perros.

«Veo que eres muy cosquillosa» – le dijo Raquel

«Tengo muchas cosquillas en todo lado, pero mis pies son mi punto débil» – respondió aún temblando Jéssica

«Bueno, dejaré que hagas la prueba» – replicó Raquel

«Por favor sin cosquillas» – suplicó Jéssica

Jéssica continuó el desarrollo de la prueba, mientras veía de reojo como los perros de Raquel se «saboreaban» mientars veían sus pies desnudos y vulnerables.

Raquel mientras tanto se fue por detrás de Jéssica e introdujo ambas manos en forma de arañas en las costillas de Jéssica haciéndole pegar un salto y soltar una carcajada.

«JAJAJAJAJAJAJASJSJ AJAJJA»

En ese momento de pérdida de cordura por parte de Jéssica, Raquel nuevamente dio una orden en aleman y ambos perros comenzaron nuevamente a lamer los pies de Jéssica, pero esta vez la orden fue diferente y alternaron las lamidas con breves mordiscos en las plantas de los pies.

Jéssica estaba perdiendo la cordura y la razón por la tortura de cosquillas. El pedicure en sus pies casi estaba «echado a perder». Los perros lamían y mordían sus vulnerables plantas, talones, empeines y dedos. Sus pies estaban siendo torturados de todas las maneras posibles y lo que es peor, no tenían contacto con un humano sino con animales.

Jéssica nunca había sido torturada con cosquillas en sus pies de esa manera. Con su hija «juegan» a las cosquillas entre ellas, pero nunca han llegado al punto de permitir que sus perros les hagan cosquillas en las plantas de sus pies de esa manera.

Mientras los pastores alemanes lamían y mordían los pies de Jéssica, Raquel le hacía cosquillas en las costillas, cintura y axilas de forma rápida, de tal manera que no sabría donde llegaría el siguiente «ataque».

La tortura de cosquillas le estaba haciendo perder la razón, sin embargo, en el fondo ella sabía que la única manera que podía hacer que todo terminara cuanto antes, era finalizando ambos informes técnico y ejecutivo.

Los informes no podían ser mediocres, debían ser bien desarrollados. Quería y necesitaba el trabajo.

Al final, después de 45 minutos de cosquillas en todo su cuerpo, logró terminar ambos informes. Dijo la palabra mágica:

«Terminé»

Raquel le dio nuevamente una orden en alemán a sus perros y estos dejaron de moderle las plantas a Jéssica, quedando únicamente lamiendo ambos pies. Si bien, las cosquillas dejaron de ser intensas por las mordidas, aún persitía el cosquilleo por las lamidas.

Raquel se levantó giró la pantalla y comenzó a leer los informes desarrollados por Jéssica en medio de su distracción con cosquillas.

Jéssica aun continuaba riendo, pero más leve, como producto de las lamidas de los perros sobre las plantas y yemas de los dedos. De vez en cuando soltaba una carcajada cuando, algún perro tocaba con la lengua su punto más sensible: el centro del arco.

«jajajajaja jajajaja JAJAJAJAJ AAHHHH JAJAJAJ jajajaja»

Raquel terminó de leer los informes y dio el comando esperado por Jéssica. Ambos perros dejaron de lamer los cosquillosos pies de Jéssica.

Jéssica estaba despeinada, empapada en sudor y sus pies continuaban hipersensibles. Raquel solo atinó a felicitarla por el informe.

«La verdad, pese a todo, es un excelente informe. No creí que con las cosquillas que estabas recibiendo, pudieras presentar dos informes tan completos. Te felicito. El trabajo es tuyo» – le dijo Raquel

Jéssica solo pudo decir con algo de lágrimas en sus ojos por emoción: «Muchas gracias, puedo sacar mis pies?»

«Claro que si» – dijo Raquel

Raquel se dirigió al cepo para proceder a liberar los pies de Jéssica y justo en ese momento, cuando ya estaba a punto de abrir el candado tomó la desición de comenzar a rascar con las uñas de sus manos la vulnerables e hipersensibles plantas de Jéssica.

Jéssica esperando descansar por fin de las cosquillas estalló a carcajadas.

«AJAJAJAJAJA AJAJJAJAJA AJJAJAJAJA AHAAHAHAHAHA AJAJJAAJA AHAHAHHA AJAJA JA JHAHAHA»

Los pies de Jéssica estaba «lubricados» por la saliva de los perros y además estaba hipersensibles por las cosquillas a las que habían sido sometidos con las lenguas y dientes de ambos perros, haciendo que el movimiento de las uñas de Raquel sobre sus plantas fuera una verdadera locura.

Raquel como buena fetichista, era un experta haciendo las cosquillas. Al final Raquel se detuvo, no podía permitir que Jéssica se diera cuenta de su fetiche por las cosquillas. Abrió el candado del cepo, permitiendo que Jéssica retirara sus pies. Le pasó una toalla y un valde con agua para que se lavara y secara sus pies.

Jéssica se colocó sus zapatos, se peinó nuevamente y antes de retirarse preguntó para asegurarse si realmente el puesto sería para ella. Raquel le confirmó que efectivamente el trabajo sería para ella.

Se dirigió al ascensor, bajó al sótano del edificio. Se dirigió a su carro y se montó, antes de salir del edificio y ya montada en el vehiculo se quitó sus zapatos y revisó sus pies. Tenía ambas plantas rojas y con evidencias de las lamidas y mordidas de los perros. Pasó la punta de sus dedos índices de sus manos sobre cada planta y sintió un breve cosquilleo, lo cual la dejó perpleja. Nunca había sido capáz de hacerse cosquillas ella misma.

Encendió el vehiculo y salió el edificio.

Llegó a su apartamento y allá encontró a su hija, quién al llegar le preguntó como le había ido y si había logrado obtener el empleo.

Jéssica le contó toda su experiencia a su hija Mónica, quien quedó perpleja al ver que su mamá había sido sometida con cosquillas para obtener un empleo. Lo que más sorprendió a Mónica fue lo que su mamá le comentaba de las cosquillas realizadas por los perros, así que se dirigió a la cocina, tomó un poco de alimento húmedo  para perros y lo untó en las plantas de ella y de su madre Jéssica.

Jéssica a regañadientes, terminó aceptando, solamente para mostrarle a su hija que efectivamente los perros podían hacer cosquillas en las plantas de sus pies con sus lenguas y dientes.

Efectivamente, ambas mujeres sentadas en el suelo y con las piernas estiradas, vieron como sus 6 pequeños perros se acercaron a sus vulnerables pies y comenzaron a lamer y moder las plantas y los dedos. Ambas mujeres comenzaron a reír al tiempo, eso si, ya en la seguridad de su hogar y pudiendo quitar sus pies cuando quisieran.

Al final Jéssica terminó con su contrato y pudo juntar el dinero suficiente para la universidad de su hija Mónica.

Original de Tickling Stories

 

 

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