abril 28, 2024

Tickling Stories

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En busca de empleo – Parte 5

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 27 segundos

* nombre cambiado para mantener la privacidad de la protagonista.

Manuela* es una mujer profesional de 39 años. Graduada en economía y una maestría en microeconomía, la hacían la perfecta candidata para cualquier empresa nacional e internacional; sin embargo, al igual que las protagonistas anteriores, la vida se encargó de mostrarle otro lado a nivel laboral.

Manuela es una mujer de cabello negro, ojos verdes, tez blanca y una estatura de 1,72 metros, contextura delgada, porte de modelo de pasarela y calzado 37.

Es curioso que Manuela entró al mundo de las cosquillas a través de un anuncio en un periódico local, tal y como nos comentó. Manuela nos contó que decidió ese día comprar el periódico en físico, algo que no hacía desde hace muchos años y se dirigió directamente a la sección de clasificados. Había agotado casi todos los recursos, enviando su curriculum actualizado a varias empresas e incluso a sus contactos en su teléfono celular.

Era casi imposible para una mujer de 39 años encontrar un empleo estable, porque para las empresas hoy en día les interesaba encontrar mujeres más «jóvenes». La mayoría de los anuncios que vió en el periódico era relacionados con «acompañantes» y scorts; sin embargo, durante su búsqueda vió un anuncio que le pareció llamativo y gracioso a la vez: «Requerimos mujeres modelos de pies. Informes en el número XXXXXXXXXX».

Manuela, que ya había agotado casi todas sus esperanzas decidió llamar. Qué más daba, llamar y solicitar información al respecto.

Durante la llamada, le preguntaron en que ciudad se encontraba ubicada, su talla de calzado y le solicitaron además que enviara foto de sus pies al número de whatsapp donde se había comunicado. Al cabo de 20 minutos recibió respuesta por parte de su entrevistador, preguntándole si podía ir a una entrevista presencial, a lo que Manuela respondió afirmativamente. Tomó nota de la dirección y se alistó.

Llegó a la dirección indicada, era un edificio de apartamentos ubicado en una zona exclusiva de la ciudad. Se anunció en la recepción del edificio y le indicaron qué ascensor debía tomar. Subió hasta el piso 27 del edificio y se dirigió al apartamento 2701. Cada piso tenía 4 apartamentos. Tocó el timbre y le abrió una mujer la cual se identificó como Silvia. La mujer tenía unos 47 años aproximadamente. Se presentó e invitó a seguir a Manuela a su apartamento.

Entraron al apartamento y siguieron a la sala. La vista desde arriba era espectacular.

Silvia comenzó a conversar un poco sobre el trabajo que ella realizaba y que por eso colocaba los anuncios en la prensa escrita y en portales de anuncios clasificados para buscar modelos mujeres de pies.

Ambas mujeres conversaron abiertamente sobre el tema, hasta que Silvia le pidió descalzarse.

Manuela se quitó sus botas y calcetines, quedando descalza sobre el tapete de la sala. Se quitó también su chaqueta para quedar más cómoda para las fotos; mientras Silvia alistaba las cámaras. En una cámara iba a tomar fotos y en la otra iba a grabar toda la sesión. Manuela aceptó sin problema alguno.

La sesión inició sin ningún contratiempo; Silvia fotografiaba a Manuela, haciendo énfasis en sus pies. La fotógrafa le decía que hacer y como mover sus pies para ser más «llamativas» las fotos. Manuela sin experiencia en el tema, solo hacía caso a todo lo que le decía Silvia.

«Siéntate sobre esta mesa y puedes por favor estirar las piernas?» – preguntó Silvia.

Manuela siguiendo las instrucciones de la experta, se subió a la mesa, se sentó y estiró las piernas, dejando sus pies completamente vulnerables y al alcance de las cámaras y las manos de Silvia.

«Perfecto» – dijo Silvia.

«Tienes cosquillas?» – Preguntó Silvia, mientras movía sus uñas sobre las plantas vulnerables de Manuela.

«JAJAJAJAJAJAJA HAHAHAHA» – Manuela soltó una carcajada y recogió sus pies.

«Soy muy cosquillosa» – Respondió Manuela después de la breve carcajada.

«Perfecto» – dijo Silvia con cara de satisfacción al ver lo cosquillosos que eran los pies de Manuela.

Justo en ese momento que Silvia dijo «Perfecto», hizo un moviento rápido y con uno de sus brazos le hizo una «llave» a los pies y con la mano libre comenzó a rascar las plantas de los pies vulnerables de Manuela, haciendo que ésta comenzara a reír a carcajadas y tratara desesperadamente de retirar sus pies de la «llave» que le había hecho Silvia.

«JAJAJAJAJA AHAHAHHAHAHAHA AJAJJAJAJA AHAHAHAHA»

Sin que Manuela se lo pidiera, la misma Silvia dejó de hacerle cosquillas en los pies y la «liberó».

«Lo siento mucho, pero debía hacerlo» – Le comentó Silvia a Manuela.

Mientras ésta aún riendo como reflejo de las cosquillas recibidas, recogía sus piernas y con sus manos se «sobaba» ambas plantas de los pies, quizás tratando de quitarse la sensación de cosquilleo.

«Por qué hiciste eso?» – Preguntó Manuela, aún con risa en su rostro.

«No pude evitarlo. Ver lo cosquillosa que eres en tus pies, me dieron ganas de hacerte cosquillas. Lo siento.» – Le respondió Silvia.

«Si soy muy cosquillosa. No soporto ni el pedicure, ni los masajes en los pies». – Replicó Manuela.

«Si te lo hubiera pedido, hubieras aceptado?» – Preguntó Silvia.

«Pues si se requiere para el trabajo, creo que lo habría pensado.» – Respondió Manuela.

Silvia se quedó pensando en la respuesta de Manuela.

«Bueno, creo que por hoy estaría bien la sesión. Te voy a cancelar lo del día de hoy. Piensa lo de las cosquillas en los pies. Quizás puedas ganar un poco más de dinero si hacemos una sesión con cosquillas» – Le comentó Silvia.

«Esta bien, voy a pensarlo» – Respondió Manuela, mientras se colocaba los calcetines y las botas.

Mientras tanto Silvia procedió a pagarle lo acordado por la sesión de trabajo. Manuela recibió su pago y se retiró el sitio. Bajó a recepción y pidió un taxi.

Ya en su apartamento Manuela pensó en la propuesta de Silvia. Recibir dinero a cambio de cosquillas en los pies, la propuesta no estaba mal, solo debía soportar unos cuantos minutos su «tortura» y recibir el pago. Esa noche lo pensó y al día siguiente llamó a Silvia para confirmar la propuesta.

Original de Tickling Stories

 

 

 

 

 

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