abril 29, 2024

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En busca de empleo – Parte 6

Tiempo de lectura aprox: 7 minutos, 28 segundos

* nombre cambiado para mantener la privacidad de la protagonista.

Tatiana* fue la protagonista de la primera parte de la serie «En busca de empleo». Esta nueva experiencia narrada por nuestra protagonista inicia así:

Sábado 4 de febrero de 2023. Tatiana se levantó ese día como de costumbre a las 6 am para revisar su correo electrónico y ver si tenía alguna propuesta de trabajo como freelance, pues desde que se había graduado en la universidad en Cine, había hecho unas cuantas actividades relacionadas con su carrera; además tenía conocimientos en software diseño como la suite de Adobe, entre otros.

Todos los días verificaba su perfil en freelancer, en busca de posibles clientes en proyectos relacionados con su profesión, conocimiento y experiencia; también revisaba los diferentes portales donde había colocado anuncios ofreciendo sus servicios como freelance, sin embargo, en todos veía la misma respuesta: «Usted tiene cero propuestas».

Ese día decidió que ya era hora de buscar empleo en otra área, ya fuera como mesera en restaurantes, niñera o intentando en otra área diferente a su profesión. Fue así como se animó a colocar un anuncio en dos portales diferentes a los que estaba acostumbrada a anunciarse: «Mil Eróticos» y «Lo Canto».

En ambos portales colocó el mismo anuncio: «Chica cosquillosa ofrece sus servicios para sesiones de cosquillas. El pago es $50.000 pesos la hora. El tiempo lo acordamos entre ambos».

Mientras se duchaba y desayunaba, a eso de las 8:30 am comenzó a sonar un mensaje de alerta en su correo electrónico. Eran varias alertas como de muchos mensajes ingresando. Tatiana se acercó a su computador y pudo ver que los mensajes eran respuesta desde los anuncios publicados en los portales «Mil Eróticos» y «Lo Canto».

Aún se estaba cambiando, estaba en ropa interior y se sentó frente al computador a revisar los mensajes. La mayoría eran mensajes de «me interesa», sin embargo, hubo un par de mensajes que le llamaron la atención: unos usuarios que habían visitado su anuncio estaban interesados en contratarla por al menos 4 horas o más, dependiendo de su disponibilidad.

Decidió llamar a uno de ellos.

«Hola soy Tatiana, la chica del anuncio. Podrías comentarme un poco más de tu propuesta?»

Al otro lado del teléfono, la voz de un chico (sonaba algo nervioso).

«Hola si. Mira me llamo Eduardo, tengo 17 años. Me encuentro solo este fin de semana en casa, y pues tengo un fetiche por las cosquillas. Me gustaría contratarte por el tiempo que sea necesario. Quisiera saber si te interesa? Además, me gustaría saber en qué partes del cuerpo sientes cosquillas? Y cuál es tu parte más cosquillosa?»

Tatiana sintió escalofríos, pero sabía muy bien que no era hora de echarse para atrás, pues sus deudas no iba a esperar más tiempo y en cualqueir momento tocarían a su puerta.

Hola claro que si. Soy muy cosquillosa en todo mi cuerpo. Tengo más cosquillas en los pies, la cintura y las axilas. Me dices que estás solo en casa. Vives con tus padres?»

Al otro lado del teléfono hubo un momento de silencio.

«Eh… si, pero ellos no están este fin de semana, así que no habrá problema alguno»

Tatiana respondió.

«Esta bien. Me regalas la dirección por favor»

El chico al otro lado del teléfono le dio la dirección a Tatiana y acordaron verse ahí sobre las 10 am, justamente para darle un poco de tiempo, mientras terminaba de desayunar y arreglarse. Se colocó un jean, medias tobilleras, camiseta, tenis y una chaqueta de cuero. Se maquilló como de costumbre y salió en un taxi rumbo a la dirección acordada con el chico del teléfono.

Llegó a una dirección en la periferia de la ciudad. La casa se veía muy grande y a leguas se notaba que quienes vivían en ella tenían un alto poder adquisitivo. Tatiana se acercó a la reja que bordeaba la casa y tocó el timbre. A los 2 minutos salió el joven de la llamada.

«Hola tu debes ser Tatiana. Mucho gusto soy Eduardo. Ven entremos».

Tatiana saludó al chico e ingresó a la casa. Pudo ver lo gigante que era por dentro. El chico le dio un recorrido por toda la casa y le comentó que ese fin de semana sus padres estarían de viaje fuera de la ciudad. Él no era muy amigo de hacer fiestas y que por el contrario era un chico ago reservado y con gustos diferentes a los de sus amigos y compañeros de escuela.

«Bueno y que tienes en mente? Me contactaste por el anuncio que publiqué. Tal y como te indiqué cobro la hora a 50 mil pesos, así que dime que debo hacer?» – Le comentó Tatiana al joven Eduardo.

«Pues como te dije en la llamada, tengo el fetiche por las cosquillas. Me gusta mucho hacerle cosquillas a mujeres, en lo posible mayores que yo. Me gusta ese tema. Es más divertido ver una mujer mayor que yo riendo a carcajadas, mientras le hago cosquillas». – Respondió Eduardo, mientras le picaba la cintura a Tatiana haciendo que ella soltara una carcajada.

«Jajajajaja… espera, espera» – Se rió Tatiana.

«Uy se nota que eres muy cosquillosa, eso me gusta mucho. Nos vamos a divertir» – Respondió Eduardo al ver la reacción de Tatiana.

Tatiana se retiró un poco de la mano «curiosa» de Eduardo.

«Jajaja… bueno y dime que tengo que hacer? porque el tiempo de la hora va corriendo desde que entré a a tu casa» – Respondió Tatiana soltando una risa y retirándose de la mano de Eduardo.

«Oh si, no te preocupes por ese tema. Te voy a pagar el tiempo que nos demoremos. Sé que es tu trabajo y por ende vas a recibir al final tu recompensa. Ven sígueme por acá.»  – Eduardo llevó a Tatiana a una habitación de huéspedes, ubicada en el segundo piso de la casa, en la cual había una cama con correas, cuerdas y esposas de cuero para fetiches.

«Veo que ya estabas preparado para esto» – Dijo Tatiana mientras ingresaba a la habiación. Dándose cuenta de lo que le esperaba.

«Asi es. Por favor ponte cómoda, cámbiate y acuestate en la cama con las piernas y brazos estirados» – Solicitó Eduardo a Tatiana.

Tatiana había llevado otra muda de ropa en su bolso, la cual consistía en un short y una camisilla tipo esqueleto. Se cambió en el baño del cuarto de huéspedes y salió con el short y la camisilla puestos, además de ir completamente descalza. Se acostó en la cama en la posición que le indicó Eduardo.

Terminó de colocarle las correas en las muñecas y tobillos, después de esto procedió a amarrarle las correas con unas cuerdas que salían por la cabecera de la cama, pasando por debajo de ésta, para después ingresas por el piecero, para asi terminar de amarrar las correas que tenía en los tobillos de Tatiana. En pocas palabras, Tatiana siempre iba a estar con las piernas y los pies estirados, sin poder retirar los pies o bajar los brazos.

Se encontraba acostada en una cama, vulnerable y a merced de un chico deseoso de satisfacer su fetiche de cosquillas con ella como víctima.

«Estás lista?» – Preguntó el joven Eduardo.

«Nunca estoy lista… jaja» – Respondió Tatiana.

Dicho esto, Eduardo comenzó a hacerle cosquillas a Tatiana en sus vulnerables axilas, costillas y cintura, haciéndola estallar en un mar de carcajadas.

«Jajajajajaja jajajajaja jajajajaja ajajajajajaja» – La pobre Tatiana comenzó a reír como loca ya intentar huir en vano de las cosquillas que estaba recibiendo por parte de su verdugo.

Las cosquillas iban y venían por las costillas. Eduardo con los videos que había visto en Internet, sabía como recorrer los vulnerables y cosquillosos costados de Tatiana, mientras que ella continuaba riendo a carcajadas y revolcándose en la cama como un resorte estirado en ambos extremos.

«Jajajajajaja jajajajaja jajajajaja ajajajajajaja»

Eduardo viendo, lo cosquillosa que resultó Tatiana en la parte superior de su cuerpo, se sentó sobre las piernas de ella y se concentró en hacerle cosquillas en la cintura, ombligo y costillas. Todo al mismo tiempo. Prácticamente las cosquillas llegaban en todas las direcciones posibles, sin dejar a Tatiana tomar siquiera un poco de aire o tratar de «recuperarse» rápidamente.

Al cabo de unos 45 minutos, Eduardo se detuvo y se bajó de encima de Tatiana, mientras ella aún continuaba riendo, quizás como reflejo por las cosquillas recibidas y su cuerpo estaba sudado y tembloroso.

«Si que eres cosquillosa. Me encanta eso.» – Comentó Eduardo con una sonrisa maliciosa.

Habiendo dejado que tomara algo de aire, volvió a subirse encima de Tatiana y continuó haciéndole cosquillas en la cintura, tal y como lo estaba haciendo antes.

«Jajajajajaja jajajajaja jajajajaja ajajajajajaja»

Tatiana continuaba sumergida en un mar de risas y saltos, mientras era cosquilleada por Eduardo.

Prácticamente, sin que Tatiana se percatara de sus movimientos, Eduardo se movió un poco más abajo y comenzó a apretar los muslos y rodillas de Tatiana, además de introducir sus dedos bajo las piernas y hacerle cosquillas en las coyunturas detrás de las rodillas, haciendo que las risas se incrementaran y en medio de estas soltara gritos.

«Jajajajajaja jajajajaja jajajajaja ajajajajajaja ahhhhhhhhhhhhh aaaaaahhhhhhh jajajajajaja jajajajaja jajajajaja ajajajajajaja»

Se había cumplido más de 1 hora de cosquillas, si embargo, para Tatiana habría sido una eternidad. Eduardo llevaba casi dos horas haciéndole cosquillas en la parte superior de su cuerpo, inlcuidas las piernas y rodillas. Aún no tocaba los pies de Tatiana, quizás dejándolo para el final.

A las 2 horas de cosquillas con apenas una pausa de unos 10 minutos, suspendió la «tortura». Tatiana estaba completamente bañada en sudor. Cada rincón de su cuerpo emanaba sudor, incluso sus pies.

«Por favor no soporto más cosquillas, estoy muy cansada de tanto reír. Me duele mucho el estómago» – Suplicó Tatiana a su verdugo.

«Quién ha dicho que vamos a suspender ya?» – Respondió Eduardo.

Dicho esto, Eduardo se dirigió a los pies de Tatiana que a estas alturas del «juego» ya se encontraban igual de sudados que el resto del cuerpo.

«Veamos si estoys piesitos son igual de cosquillosos al resto de tu cuerpo» – Le dijo Eduardo a Tatiana.

E inició la locura. Eduardo comenzó a rascar ambas plantas vulnerables de los pies de Tatiana, haciéndola estallar en un mar de carcajadas y locura, haciendo que casi perdiera la cordura por las cosquillas que estaba recibiendo en ese momento.

«Jajajajajaja jajajajaja jajajajaja ajajajajajaja ahhhhhhhhhhhhh aaaaaahhhhhhh jajajajajaja jajajajaja jajajajaja ajajajajajaja»

Tatiana comenzó a reír y a gritar como loca, intentando liberarse de sus ataduras, pero en el fondo sabía que por más que se esforzara, todo sería completamente en vano, así que prácticamente su suerte estaba echada y lo único que podía hacer era reír a carcajadas, mientras que su verdugo Eduardo cosquilleaba cada rincón de sus vulnerables e hipersensibles pies.

Todo apuntaba a que Eduardo era un experto haciendo cosquillas, pues sabía muy bien como rascar y cosquillear cada rincón de los cosquillosos pies de Tatiana, haciéndola estallar a carcajadas a cada segundo.

Después de casi 4 horas de «tortura», Eduardo se dtuvo y dejó de cosquillear a Tatiana. La pobre estaba exhausta, muy cansada, extremadamente sudada en todo su cuerpo.

Eduardo la desató por completo y  Tatiana pudo medio sentarse en la cama, e intenar tomar aire para recuperarse un poco.

«Nunca había tenido la oportunidad de hacerle cosquillas a una mujer tan cosquillosa como tu. Realmente me encantó hacerlo.» – Le decía Eduardo a Tatiana, mientras estaba sentado frente a ella.

«Te lo dije desde el comienzo, soy demasiado cosquillosa» – Tatiana aún tomanto un poco de aire y agua para recuperarse.

«Me gusta eso. Te puedo preguntar algo?» – Volvió a comentar Eduardo

«Qué cosa?» – Respondió Tatiana con otra pregunta.

«Quieres ganar mucho dinero todo el fin de semana, hasta mañana en la noche?» – Volvió a preguntar Eduardo.

«Cómo?» – Volvió a responder Tatiana con otra pregunta.

«Como mi modelo personal de cosquillas. Es decir, te haría cosquillas varias horas seguidas. Obviamente dejándote descansar cada cierto tiempo, pero esta vez las cosquillas serían más intensas que la sesión anterior. En ese orden de ideas, en estos momentos llevas acumulados $200.000 pesos apróximadamente. Si llegas a aceptar la propuesta, estaríamos hablando que podrías ganar durante este fin de semana unos 2 a 3 millones de pesos, solamente recibiendo cosquillas. Qué opinas?» – Le propuso Eduardo a Tatiana.

«Solamente recibiendo cosquillas? Lo puedo pensar?» – Respondió Tatiana.

«Pensarlo? Tendrías que darme la respuesta ya. Porque apenas salgas de la casa, la propuesta pierde validéz. Está claro?» – Volvió a responder Eduardo.

Tatiana se sentía presionada, entre la espada y la pared. Era una oportunidad que no podía desaprovechar. Prácticamente ganaría en un fin de semana lo que ganaría trabajando en una oficina durante un mes; sin embargo, el hecho de ser torturada con cosquillas hasta el domingo a las 8 pm, era algo que la atormentaba. En ese momento no sabía que hacer.

Al final, Tatiana terminó aceptando. Fue cosquilleada durante todo el fin de semana, recibiendo la suma de 3 millones de pesos, el domingo a las 8 pm.

Después de pasar casi 30 horas cosquilleada, había terminado extremadamente agotada. Recibió cosquillas en cada rincón de su cuerpo sin piedad alguna, incluso en sitios donde creía que no tenía cosquillas.

En su primer fin de semana de haber publicado el anuncio como «modelo de cosquillas», terminó ganando más de lo que normalmente ganaba como freelancer editando fotos y videos con photoshop y premiere.

Tenemos que esperar una nueva experiencia por parte de Tatiana.

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