abril 28, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

En busca de empleo – Parte 8

Tiempo de lectura aprox: 6 minutos, 8 segundos

Gisselle es una abogada de 36 años, divorciada y sin hijos. La firma para la que trabajaba la despidió con la famosa excusa de: «Como no nos ha ido muy bien, estamos haciendo recorte de personal».

Gisselle estudió en la facultad de derecho es una prestigiosa univeridad de la ciudad y se especializó en derecho internacional. La pandemia ocacióno que tanto ella como su ex-pareja trabajaran ambos desde casa, sin embargo, el encierro hizo que su relación sentimental se dañara a causa de la cuarentena durante la pandemia del covid-19.

Gisselle es una mujer de aproximadamente 1,69 metros de estatura, contextura delgada, cuerpo trabajado en gimnasio, talla de calzado aproximado entre 37 y 38. En cuanto a las cosquillas, siempre se ha considerado una mujer demasiado cosquillosa, sus puntos débiles: todo el cuerpo, aunque como en la mayoría de las mujeres, las cosquillas en las plantas de los pies la hacen perder la razón y el «juicio».

Comenzó a buscar empleo a mediados de 2022. Se registró en portales de freelance, publicó anuncios en facebook, twitter, instagram, olx, en todos los portales y redes sociales habidas y por haber. En sus anuncios ofrecía asesorías en lo que staba especializada, sin embargo, a causa de las necesidades en las que se encontraba, comenzó a incluir en su portafolio de servicios, asesorías en otros temas legales.

En medio de tanto anuncio que habóia publicado y sin saber de dónde, cierto día recibió un mensaje de correo electrónico. Un posible «cliente» la citaba a una entrevista a su oficina. Gisselle después de mucho tiempo buscando empleo, sintió una sensación de alegría al saber que había sido contactada para una entrevista.

Gisselle se vistió elegante para la ocación. Llevaba un pantalón negro, camisa blanca manga larga, una chaqueta de cuero negro y zapatos de tacón rojos que le hacían juego con el cinturón rojo que llevaba, junto con su bolso rojo. Como era «enemiga» de usar medias veladas o nylon, prefirió ir con sus pies desnudos dentro de sus zapatos. Además iba bien maquillada y perfumada.

Llegó a la dirección acordada con el supuesto cliente, el cual la había citado a un edificio de «oficinas» en el centro de la ciudad. El edificio se veía destronado por fuera. No tenía vigilancia. Solamente contaba con un citófono algo viejo y sucio.

Se anuncio en el citófono en la Oficina 605, a la cual desde allá alguien presionó el botón para abrir remotamente la puerta principal del edificio, pero antes de esto, le informaron que no había ascensor y debía usar las escaleras.

Gisselle que iba en zapatos de tacón imaginó subir los 6 pisos del edificio con ese tipo de zapatos.

A medida que subía a pie, pudo ver que los pisos se veían abandonos y sucios. Simplemente pensó que quizás estarían remodelando ese viejo edificio.

Llegó a la oficina 605, que por cierto era la única habilitada en ese pisoy en todo el edificio. La recibió un hombre de unos 60 años aproximadamente. La invitó a pasar a la vieja oficina.

Gisselle examinó todo a su alrededor y pudo notar como el viejo le colocaba seguro a la puerta, mientras decía que hacía eso por temas de «seguridad». Gisselle le restó importancia a esa acción; sin embargo, hubiera querido no restarle tanta importancia a eso.

El anciano comenzó su entrevista, haciéndole preguntas sobre su experiencia y profesión a lo que Gisselle conestaba cada una de ellas. Se sentía como «pez en el agua». Dominaba cada una de las preguntas que el anciano le hacía.

Todo iba bien hasta que el anciano tocó unos temas que para ella eran personales, sin embargo, como estaba algo desesperada por conseguir un empleo bien remunerado, terminó conestando todas las preguntas del anciano.

Cuánto mides? – Preguntó el anciano.

Aproximadamente 1,69 metros – Respondió Gisselle

Con tacones o descalza? – Preguntó el anciano

Descalza – Respondió Gisselle

Cuánto calzas? – Preguntó el anciano

37 o 38, todo depende de la orma del zapato – Respondió muy segura Gisselle

Tienes cosquillas? – Preguntó el anciano

En ese momento Gisselle sintió escalofriós, sin embargo, como todas las preguntas anteriores respondió sin problemas.

Como todas las personas. Si tengo cosquillas. No soy de piedra – Respondió Gisselle

En qué partes del cuerpo sientes cosquillas? – Preguntó el anciano

En todo lado – Respondió Gisselle

En ese momento haabía entrado en un punto de no retorno la pobre Gisselle.

Entonces podríamos decir que te consideras una mujer: cosquillosa, muy cosquillosa o extremadamente cosquillosa? – Preguntó el anciano

Depende – Respondió Gisselle

De qué depende? – Preguntó el anciano

De las partes del cuerpo dónde me hagan las cosquillas. Por ejemplo: si es en el cuello me considero una muer cosquillosa; si es en las axilas, costillas y cintura, me considero una mujer muy cosquillosa; si es en las piernas, me considero una mujer cosquillas; pero si es en los pies, me considero una mujer extremadamente cosquillosa – Respondió inocentemente Gisselle sin saber lo que le esperaba.

Entonces podríamos decir que tienes muchas cosquillas en los pies? – Preguntó el anciano

Demasiadas, diría yo – Respondió Gisselle

Prácticamente Gisselle había revelado todas sus vulnerabilidades a su entrevistador.

Son en todo el pie o en alguna parte en especial, que por ejemplo usted diga que es demasiado sensible? – Preguntó el anciano

Pues que le diría. Tengo cosquillas en ambos pies. Pero me atrevo a decir que lo peor son las plantas de los pies – Respondió Gisselle

Toda la planta? Es decir, desde la yema de los dedos hasta el talón, o algún punto específico? – Preguntó el anciano

Si toda la planta, pero mi punto más cosquilloso es el centro del pie. En ese punto puedo perder la razón – Respondió Gisselle

El anciano ya sabía todos los puntos cosquillosos de Gisselle, así que para dar la estocada final, la terminó convenciendo para hacer una prueba, cosa que aceptó a regañadientes Gisselle.

Bueno para terminar la entrevista, debemos hacer una prueba relacionada con las cosquillas – Dijo el anciano

Cómo así? – Preguntó Gisselle

Si acepta. Le duplicaré el pago de sus honorarios y la contrato inmediatamente. Sino acepta, simplemente finalizamos la entrevista y no será contratada – Respondió el anciano

Gisselle, urgida por conseguir un empleo bien remunerado aceptó a regañadientes. Necesitaba el dinero.

Qué debo hacer? – Preguntó Gisselle

Nada. Solo seguir sentada en tu silla, además quítate por favor el saco y tus zapatos. Colócalos por favor a un costado o en la otra silla – Dijo el anciano.

El suelo de la oficina tenía un tapete «gigante». Gisselle haciendo caso al anciano se quitó el saco, lo dobló por la mitad a lo largo y lo colocó junto con sus zapatos en la silla que tenía al lado. Quedó descalza con sus pies hipersencibles y vulnerables para el anciano fetichista.

Listo y ahora? – Preguntó Gisselle.

El anciano se posó detrás de Gisselle e introdujo sus dedos en forma de «araña» a las costillas de ella, haciéndola dar un salto en la silla y soltar una carcajada, acompañada de un «NOOO» de desesperación.

JAJAJAJAJAJA NOOOOOOOO

El anciano dejó de hacerle cosquillas a Gisselle, mientras que ella aún continuaba riendo e intenta volver a acomodarse en la silla, tratando de acomodarse el pelo, pues el salto ocacionado por las cosquillas, hizo que se despeinara un poco.

En serio tengo muchas cosquillas – Comentó Gisselle al anciano.

Eso esta bien – Respondió el anciano.

Nuevamente el anciano introdujo sus dedos traviesos en los costados de la vulnerable Gisselle, pero esta vez comenzó a subir y bajar desde las axilas, hasta la cintura y caderas, pasando también a través de sus costillas. La reacción de Gisselle no se hizo esperar, nuevamente dio saltos en la silla, acompañado de súplicas y risas a carcajadas.

JAJAJAJAJAJAJAJA NOOOOOO JAJAJAJAJAJAJAJA PAREEEE JAJAJAJAJAJA PAREEEEE JAJAJAJAJAJAJA

Después de unos minutos, el anciano dejó de cosquillear a Gisselle en sus costados. La pobre se encontraba sudada, despeinada y aún reía como reflejo por las cosquillas.

Interesante – Dijo el anciano

Gisselle continuaba desconcertada y trataba de arreglarse el pelo nuevamente. El anciano se postró casi que en frente de Gisselle y en un breve movimiento con sus manos, le apretó ambas rodillas, haciéndola dar un breve salto acompañado de una carcajada.

JAJAJAJAJAJ JAAJAJAJAJAJJAJA AHÍ NOOO JAJAJAJAA

El anciano se detuvo.

Por qué no? – Preguntó el anciano

Porque me da mucha cosquillas – Respondió Gisselle

Interesante – Dijo el anciano

Acto seguido, se arrodilló frente a Gisselle y dándole la espalda, levantó con delicadeza ambos pies y con su brazo izquierdo le hizo como una llave, mientras que colocó su mano derecha en forma de «araña» frente a amblas plantas vulnerables.

No por favor – Suplicó Gisselle, antes que el anciano iniciara la tortura

No qué? – Preguntó el anciano

Soy muy cosquillosa en los pies y no creo que soporte. En serio. Por favor no – Suplicó Gisselle

El anciano haciendo caso omiso a las súplicas de Gisselle, pegó los dedos de su mano con toda la paciencia del mundo sobre las plantas desnudas y antes que Gisselle pudiera pronunciar una palabra, movió rápidamente sus dedos de arriba hacia abajo y viceversa, provocando casi que Gisselle «convulsionara» en medio de unas carcajadas y gritos.

JAJAJAJAJAJA HAHAHAHAHAHA AJAJAJAJAJAJAJ AAAHAHHHH JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Gisselle comenzó a reír a carcajadas, mientras movía sus pies en todas las direcciones, arrugando y estirando sus plantas, tratando de evitar las cosquillas, además de liberarse la llave y las cosquillas a las que estaba siendo sometida.

JAJAJAJAJAJA HAHAHAHAHAHA AJAJAJAJAJAJAJ AAAHAHHHH JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA JAJAJAJAJAJA HAHAHAHAHAHA AJAJAJAJAJAJAJ AAAHAHHHH JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA JAJAJAJAJAJA HAHAHAHAHAHA AJAJAJAJAJAJAJ AAAHAHHHH JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA JAJAJAJAJAJA HAHAHAHAHAHA AJAJAJAJAJAJAJ

Después de unos minutos, el anciano dejó de hacerle cosquillas en las plantas de los pies a Gisselle y con la paciencia con la que se arrodilló y tomó sus pies, se levantó lentamente.

Tenías razón. Eres demasiado cosquillosa en las plantas de tus pies – Comentó el anciano.

Gisselle aún riendo por las cosquillas que acababa de recibir en las plantas de sus pies, apoyó las plantas sobre el tapete y las frotó, quizá para quitarse la sensación de cosquilleo que aún tenía sobre ellas.

Soy demasiado cosquillosa en las plantas de mis pies – Respondió Gisselle, mientras continuaba frotando sus plantas sobre el tapete.

El anciano se volteó, camino hacia su escritorio y sacó un contrato en el cual estipulaba que la contrataba como su abogada personal, indicando los honorarios mensuales que iba a devengar. Gisselle notó que efectivamente eran el doble de lo que inicialmente el anciano le había comentado; al parecer éste cumplió su promesa en cuanto a la prueba de cosquillas a la que había sido sometida. Adicionalmente encontró otra claúsula en su contrato, donde decía que al menos unas 3 o 4 veces en el mes debería someterse a una prueba de cosquillas con su empleador.

Gisselle quien se encontraba urgida por conseguir un empleo bien remunerado, firmó el contrato sin decir una palabra.

Se colocó sus zapatos, su saco; se maquilló y arregló su cabello. Se despidió de su nuevo jefe y se retiró satisfecha por haber conseguido su empleo.

Quizás en una próxima publicación sepamos de nuestra amiga Gisselle.

Historia original de TicklingStories

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