abril 26, 2024

Tickling Stories

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Mamás cosquillosas – Parte 2

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 27 segundos

*Esta historia es traducida de una experiencia narrada por una mamá en un foro de habla inglesa.

Bueno Hubs y yo fuimos a una fiesta de Halloween en nuestro bar local favorito. Conocemos a muchos de los clientes habituales, era sólo por invitación y había unas 50 personas.
Mi marido quería que fuera como una mujer de la selva, así que me puse un traje de baño de una pieza de piel de leopardo, y él fue como un brujo.
Hubo comida y bebidas, nos movimos un rato charlando y entonces alguien se acercó por detrás de mí y me hizo cosquillas en las costillas, me reí y me retorcí, siguió hablando con mi marido mientras me hacía cosquillas.
«Tiene muchas cosquillas, ¿verdad?» dijo mientras yo me volvía loca. «No te lo creerías» dijo hubs. Siguió haciéndome cosquillas durante unos 10 minutos, riendo y retorciéndose. Otros miraban y disfrutaban del espectáculo. Los habituales sabían las cosquillas que tenía y decían «¡hazle cosquillas!».
Otro tipo se acercó, medía 1,80 y pesaba unos 250 kilos. Se colocó detrás de mí y me levantó los brazos. La mujer del dueño se acercó y empezó a hacerme cosquillas en las axilas con las uñas. Me reía y bailaba en el acto, tengo taaaaantas cosquillas en las axilas. Ella decía «coochie coochie coooo, lo que me estaba volviendo loco. Mientras me hacía cosquillas, otra chica se acercó y me hizo cosquillas en las orejas con una pluma. Yo sacudía la cabeza y me volvía loco. Luego empezó a hacerme cosquillas en las axilas con la pluma y me volví loco de la risa.
Entonces el grandullón dijo «¡vamos a por ella!». Me levantó sobre una mesa de billar, y él y un par de personas más me sujetaron por los tobillos y las muñecas por encima de mi cabeza. Varias personas se turnaron para hacerme cosquillas en las costillas, las axilas y los pies. Me reía a carcajadas y me retorcía sobre la mesa. Me hicieron cosquillas durante media hora. Me dejaron sentarme y tomar un par de copas.
Un par de señoras mayores dijeron «vamos a hacerle más cosquillas». El tipo grande me agarró los tobillos y los sujetó firmemente mientras las señoras me pasaban las uñas por los pies. Me sacaron de quicio durante unos 20 minutos y luego me dejaron levantarme.
El resto de la noche seguimos dando vueltas. Una persona aquí y otra allá me hacía cosquillas con una pluma mientras caminábamos provocando risas y carcajadas mientras me hacían cosquillas durante un minuto más o menos.
Mi marido dijo que fue un gran Halloween.

Original de Tickling Stories

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