abril 30, 2024

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De paseo por los parques de la ciudad (parte 2)

Tiempo de lectura aprox: 6 minutos, 7 segundos

Nuevamente por los parques de la ciudad, esta vez me fui al Parque Nacional, a caminar un rato y encontrarme conmigo mismo. Quería respirar aire puro y pues como buen fetichista de cosquillas, ver si de pronto tendría alguna oportunidad de encontrar alguna mujer desprevenida a la que pudiera hacerle cosquillas y porque no, también cosquillearle los pies.

Eran aproximadamente las 6 am de un día miércoles, y pues a esa hora la ciudad de Bogotá se encuentra alistándose para que los adultos vayan a trabajar, los jóvenes vayan a las universidades y los niños a los colegios; mientras yo me alistaba con sudadera deportiva para ir a caminar al parque y hacer un poco de ejercicio.

Mientras trotaba en el parque, pude ver una silueta de una mujer a lo lejos, la cual se encontraba ubicada cerca a unos árboles y haciendo ejercicios de respiración, quizás estaría haciendo yoga.

Decidí seguir trotando al rededor del parque, sin embargo, después de unas vueltas y pasar siempre cerca del sitio dónde ella se encontraba, paré casi al lado de ella a hacer estiramiento.

Yo: buenos días.

Mujer: buenos días.

Y: está haciendo algo de frío.

M: así es.

Y: sales muy seguido? la verdad no te había visto nunca por estos lados.

M: la verdad siempre salgo a hacer ejercicios en las noches, pero como ayer llegué un poco tarde a mi apto, decidí salir temprano en la mañana el día de hoy.

Y: ah ok, bueno me presento, mucho gusto me llamo CQ.

M: mucho gusto, me llamo Rocío..

Rocío era una mujer de contextura normal, es decir, ni muy gordita, ni muy flaca, tez trigueña, ojos miel, cabello castaño. Se encontraba vestida con sudadera deportiva, chaqueta deportiva, zapatos tennis, medias  (calcetines) tobilleras y debajo de la chaqueta pude observar que traía una especia de camisilla tipo esqueleto.

Y: mucho gusto Rocío, cuando quieras salir a hacer ejercicios, yo vivo cerca de aquí y siempre salgo en las mañanas y a veces en las tardes casi noche.

Rocío: bueno lo tendré en cuenta.

Cada uno siguió haciendo sus ejercicios de estiramiento, cuando de un momento a otro Rocío me interrumpió.

R: oye puedo pedirte un favor?

Y: si claro dime.

R: necesito hacer unos estiramientos y pues necesito algo de ayuda.

Y: listo dime, cómo son para ayudarte.

R: bueno mira, la idea es la siguiente, me voy a acostar boca arriba, estiraré los brazos hacia arriba y la idea es que tú me tomes las muñecas y me estires lo más que puedas, pues deseo hacer estiramiento de los brazos y haré unas pocas abdominales, las cuales quiero que me ayudes.

Y: ok, algo más.

R: si claro, deja y me quito los zapatos y los calcetines, para poder sentir el frio del pasto en el suelo, porque además necesito que me tomes los pies, mientras los estiro hacia arriba y tu me tomes por los tobillos y me hagas presión en las rodillas para hacer las abdominales.

Y: ok, listo.

Rocío empieza a descalzarse y a quitarse los calcetines, además se quitó la chaqueta, se acercó a un morral que tenía cerca y sacó una especie de manta para colocarla en el suelo y acostarse sobre ella; mientras se acercaba descalza a la maleta exclamó:

R: uy, no pensé que estuviera tan frío el suelo.

Y: está haciendo mucho frío.

Empezamos los ejercicios, y mientras yo la ayudaba a hacer los ejercicios de estiramiento, empecé a entablar conversación con ella.

Y: bueno y a qué te dedicas?

R: soy actriz, universitaria y bailarina; además en mis tiempos libres practico yoga.

Y: interesante y estás trabajando?

R: no, actualmente estoy desempleada, así que si sabes de algo, espero y me digas… jejeje.

Y: claro que sí.

R: y tú a qué te dedicas?

Y: trabajo independiente.

R: y no necesitas alguien que trabaje contigo?

Y: podría ser… cuántos años tienes?

R: 26 años.

Le tenía agarrada las muñecas, mientras ella hacia movimientos con el tronco, tratando de mover las piernas hacia arriba, como si estuviera haciendo abdominales, así que decidí a arriesgarme a averiguar si era cosquillosa o no en esas axilas descubiertas, las cuales pedían a gritos que las cosquilleara sin piedad.

Mientras le hacía presión en sus manos con mis rodillas, con mis manos la tenía tomada por la parte del codo muy cerca a las axilas, así de un momento a otro posé mis manos sobre sus axilas y moví rápidamente mis dedos ante la pregunta obligada.

Y: oye y tienes cosquillas aquí?

La reacción de Rocío no se hizo esperar.

R: jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… soy muy cosquillosa… jajaja… paraaaa… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Rocío empezó a reír a carcajadas y pues yo continué haciéndole cosquillas en las axilas; además de empezar a cosquillearle también las costillas, cuándo de pronto empezó a suplicar.

R: jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… ahiiiii noooooo… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… tengo muchasssss… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… ahiiiii… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Realmente pude darme cuenta lo cosquillosa que era en las axilas y las costillas, sin embargo, era hipercosquillosa en las costillas, así que continué haciéndole muchas cosquillas, mientras ella reía y suplicaba en medio de las carcajadas.

R: jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… ahiiiii noooooo… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… tengo muchasssss… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… ahiiiii… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

R: jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… soy muy cosquillosa… jajaja… paraaaa… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Después de unos cinco minutos de cosquillas me detuve, la dejé respirar y que continuara haciendo sus ejercicios.

Y: oye, si que eres cosquillosa.

R: yo tengo muchas cosquillas en las axilas y las costillas, aunque después de ahora, creó que soy demasiado cosquillosa en las costillas, nunca me habían tomado a mansalva a hacerme cosquillas en una posición de vulnerabilidad como esta… jajajaja…

Y: si quieres te hago nuevamente.

Me abalanzo sobre ella y nuevamente empiezo a hacerle cosquillas en las axilas y las costillas.

R: jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… ahiiiii noooooo… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… tengo muchasssss… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… ahiiiii… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… soy muy cosquillosa… jajaja… paraaaa… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Nuevamente fueron unos 2 o 5 minutos de cosquillas y me detuve, podía ver que Rocío estaba exhausta por las cosquillas recibidas y el ejercicio que estaba haciendo.

Y: bueno y solo tienes cosquillas en esas dos partes de tu cuerpo o también tienes en otra parte.

R: no pues también tengo cosquillas en la cintura y en los pies, sin embargo, mi punto débil son las costillas definitivamente.

Y: vea pues.

Seguimos haciendo los ejercicios de estiramiento, mientras yo planeaba una pequeña estrategia para poder averiguar si sus pies eran igual de cosquillosos a sus costillas o si eran menos que éstas. Después de unos 30 minutos de ejercicios, Rocío me solicitó que le tomara los pies por los tobillos y la ayudara a hacer las abdominales tal y como ella me había explicado.

Me postré a sus pies, yo estaba erguido, es decir, de pie y le pedí que levantara sus piernas y las pegara a mis piernas para poder tomarle bien los tobillos y que ella empezara a hacer las abdominales.

Créanme que después de ver unos pies así de cerca en una posición vulnerable, lo primero que uno piensa es hacerles cosquillas sin parar; sin embargo decidí esperar un poco y dejar que ella se concentrara en el ejercicio.

Al cabo de unos 5 minutos de ejercicio, y aprovechando que le tenía bien agarrados sus pies con mis manos, decidí aplicar la misma estrategia.

Y: bueno y en las plantas de los pies también tienes cosquillas?

Mientras movía mis dedos de la mano por las plantas de los pies, la reacción de Rocío no se hizo esperar.

R: jajajaja… jajajajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… soy muy cosquillosa… jajaja… paraaaa… noooo… jajajaja… jajajajaja… jajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… paraaaa… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Y: vaya si que eres cosquillosa, y eso que me habías dicho que eras más cosquillosa en las costillas.

R: jajajaja… jajajajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… soy muy cosquillosa… jajaja… paraaaa… noooo… jajajaja… jajajajaja… jajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… paraaaa… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Rocío reía a carcajadas, mientras yo le hacía muchas cosquillas en las vulnerables plantas de sus pies.

R: jajajaja… jajajajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… soy muy cosquillosa… jajaja… paraaaa… noooo… jajajaja… jajajajaja… jajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… paraaaa… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Al cabo de unos  5 o 10 minutos de cosquillas en las plantas de los pies vulnerables de Rocío me detuve, pero ojo, nunca dejé de soltarle los pies, simplemente dejé de hacerle cosquillas para que ella tomara aire y tratara de concentrarse nuevamente en su ejercicio.

Y: oye si que eres cosquillosa, y eso que me habías dicho que tenías más cosquillas en las costillas que en las plantas de los pies.

R: si y yo también creía lo mismo, no pensé que estuviera tan sensible en las plantas de los pies.

Y: te gustó.

R: qué cosa? qué me hicieras cosquillas en las plantas de los pies?

Y: si…

R: estuvo divertido, es bueno empezar el día con una sonrisa siempre.

Y: en ese caso…

Empiezo nuevamente a hacerle cosquillas en las plantas de los pies.

R: jajajaja… jajajajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… soy muy cosquillosa… jajaja… paraaaa… noooo… jajajaja… jajajajaja… jajaja… noooo… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja… paraaaa… jajajajaja… oyeeeee… noooo… jajajaja…

Rocío reía y reía, intentando sacar sus pies de la llave que le había hecho con mis brazos mientras continuaba haciéndole muchas cosquillas en las vulnerables plantas.

Las cosquillas continuaron cerca de 10 minutos más hasta que me detuve y le liberé los pies, mientras que Rocío rápidamente se colocó sus calcetines y sus tennis, al igual que su chaqueta, se levanto y me le dije:

Y: te molestaste por las cosquillas?

R: no, para nada… simplemente que no pensé tener tantas cosquillas y pues antes que me sigas haciendo prefiero cubrirme mis zonas vulnerables… jejeje.

Y: ah ok, bueno mira, tengo un trabajo que quizás te interese.

R: claro dime, estoy muy urgida de trabajar.

Y: yo me dedico a hacer sesiones de cosquillas y pues estoy buscando una modelo para probar nuevas técnicas y sesiones, te pagaría por dejarte hacer cosquillas.

R: jajajaja… es en serio?

Y: si es en serio.

R: y qué debo hacer?

Y: pues dejarte hacer cosquillas, pero esta vez es atada de pies y manos en una camilla.

R: mmm… lo pensaré… tienes una tarjeta?

Y: si claro, es esta…

Le di mi tarjeta, nos despedimos y cada uno se fue por su camino.

Espero que les haya gustado la anécdota y nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ

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