abril 28, 2024

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Entrevista para la revista

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 48 segundos

Hace un tiempo me contactaron de una revista virtual, para realizarme una entrevista sobre la terapias de relajación basadas en las cosquillas. Lo anterior debido a que habían visto en Internet los anuncios y además los comentarios de las mujeres que se habían animado a probar la terapia.

La periodista que me contactó se llama Jessica, es una mujer de unos 27 años de edad, cabello castaño oscuro, ojos color miel, piel bronceada, puedo decir que cuerpo de gimnasio, una mujer muy atractiva.

El primer contactó fue a través de un email:

From: Jessica (la dirección de correo electrónico ha sido 
eliminada por seguridad)

Subject: reportaje sobre las terapias de cosquillas

Message: Hola, estoy escribiendo porque me gustaría saber si puedo 
hacer una entrevista sobre las terapias de relajación basadas en las 
cosquillas. Quisiera conocer un poco más sobre el tema y 
de ser posible agendar una reunión.
Mi número de celular es 300xxxxxx 
Quedo atenta. 
Jessica.

Lógicamente al ver un mensaje como ese y escrito por una periodista, a uno le da un poco de susto (por lo menos a mi me pasa eso). Procedí a marcarle a su número de celular y preguntarle que deseaba saber y además tratar de agendar una cita en mi consultorio.

Yo: buenas tardes, me podrían comunicar a la señorita Jessica, periodista de la revista.

Jessica: habla con ella, con quién hablo?

Y: hola Jessica, hablas con CQ, me escribiste para hacer una entrevista sobre las terapias de relajación basadas en las cosquillas.

J: ah hola cómo estás? claro que sí, deseo conocer un poco más sobre el tema y ver si podemos programar una cita en el lugar que usted escoja.

Y: claro que sí, te parece bien vernos esta tarde, a eso de las 3 pm en mi consultorio?

J: déjame y reviso mi agenda… si me parece perfecto 3 pm. Cómo es la dirección?

Y: ok, mira, la dirección es Calle xxxxx con Cra xxxx.

J: listo, entonces a las 3 pm nos vemos allá.

Y: ok, acá te espero.

Sobre las 3:05 pm llegó Jéssica a mi consultorio, vestía un jean ceñido al cuerpo, una camiseta blanca, chaqueta de cuero negra y botas de cuero negras hasta las rodillas.

Y: hola Jéssica como estás? adelante sigue y siéntate.

J: hola CQ, mucho gusto, gracias.

Empezamos a conversar un poco sobre el tema, le empecé a explicar poco a poco, cómo se hacen las sesiones de cosquillas, cómo se programan, que preguntas se hacen previamente, etc.

La entrevista llevaba casi una hora de conversación, así que en ese momento, decidí hacerle las preguntas a ella.

Y: bueno Jéssica, ya te he respondido todas las preguntas, ahora llegó el turno tuyo de responderme algunas preguntas a mí.

J: ok, listo, pregunta.

Y: te animarías a probar la terapia?

J: la verdad, me parece muy curioso y si me animaría a probarla.

Y: tienes cosquillas?

J: si claro, como todos… jajaja.

Y: ok, en qué partes de tu cuerpo tienes cosquillas?

J: pienso que las cosquillas se producen todo el cuerpo, sólo que hay que saber en qué partes siente uno más cosquillas.

Y: entonces, basado en tu repuesta, podría decir que sientes cosquillas en todo tu cuerpo.

J: pues fíjate que de niña me daba cosquillas en todos lados, ahora ya adulta es más complicado.

Y: ok, entonces habría que probar.

J: si…

Y: bueno y en qué parte de tu cuerpo tienes más cosquillas, dónde no soportes el tacto?

J: creería que las axilas y los pies.

Y: y entre esas dos, cuál escogerías?

J: pues la verdad no sé, tal y como te digo, ahora adulta casi no me hacen cosquillas, por lo tanto no sabría decirte que tan cosquillosa soy o no.

Y: listo, entonces, hacemos la sesión ahora de una vez?

J: y qué debo hacer?

Y: pues primero, tal y como te expliqué, debes quitarte tu chaqueta, las botas y los calcetines; y una vez estés lista, acostarte en la camilla, mientras yo te sujeto las muñecas y los tobillos con las correas.

Jéssica, procedió a hacerme caso y se quitó la chaqueta, las botas y los calcetines, después de eso, se acostó en la camilla, mientras yo le sujetaba las muñecas y los tobillos con las correas. Apenas estuvo acostada y atada de pies y manos, le solicité que intentara soltarse, siguiendo el protocolo, tal y como lo aplico con todas las demás participantes.

Y: puedes soltarte?

J: no… por más que intento, no puedo.

Y: ok, en ese caso, empecemos.

Comencé a hacerle cosquillas en las axilas desnudas, debido a que le había remangado la camiseta, de tal manera que le quedaron descubiertas las axilas. La reacción de Jéssica no se hace esperar.

J: jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja…

Jéssica estalló en risas producto de las cosquillas que estaba recibiendo en ese momento, mis dedos subían y bajaban por sus axilas, mientras ella reía y se retorcía como loca intentando huir de las cosquillas.

Después de unos 10 o 15 minutos de cosquillas en las axilas, decidí bajar a las costillas y cintura, mientras que Jéssica únicamente reía y reía a carcajadas, contorneando su cuerpo y retorciéndose en la camilla de un lado a otro.

J: jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja…

Al cabo de unos 20 minutos de cosquillas, podríamos decir que unos 30 minutos en total, me detuve para que Jéssica tomara un poco de aire y se relajara un poco, además de conversar sobre el tema y pedirle que me diera su punto de vista.

J: pues que te digo, es muy divertido, no pensé ser tan cosquillosa.

Y: y eso que faltan los pies.

J: la verdad no creo tener tantas cosquillas en los pies, es más, no creo que tenga si quiera algo de cosquillas ahí.

Y: eso dicen todas.

Y de una empecé a hacerle cosquillas en los pies. Inicialmente fue en los dedos y entre éstos, además de los talones y la parte superior de los pies. La reacción de Jéssica no se hace esperar. Estalló en risas a carcajadas.

J: jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja…

Jéssica empezó a mover sus pies de un lado a otro, intentando huir de las cosquillas que estaba recibiendo, así que por esta razón le agarré con fuerza sus pies mientras le hacia cosquillas sin piedad alguna.

J: jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja…

Las risas de Jéssica se transformaron en alaridos, justo cuando empecé a hacerle cosquillas en las plantas de sus pies, con énfasis en la parte de sus arcos.

J: jajajaja… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… jajajaja…

Jéssica gritaba, reía y movía sus pies de un lado a otro, tratando de evitar las cosquillas… y eso que únicamente estaba usando mis dedos, los cuales movía rápidamente en sus vulnerables plantas terriblemente cosquillosas. Las risas a carcajadas se convirtieron en gritos de desesperación cuando empecé a utilizar el cepillo de peinar. Debo recordar que este elemento nunca falla y hace que la mujer que supuestamente no tena cosquilla alguna en sus pies, sienta mucha desesperación producto de las cosquillas.

J: hahahaha… hahahaha… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahahaha…

Duré casi 40 minutos haciéndole muchas cosquillas en las plantas de los pies a Jéssica y después de un total de 1 hora y 20 minutos de tortura en todas las partes de su cuerpo, me detuve por fin. Jéssica estaba exhausta, cansada y aún continuaba riendo un poco, quizás producto de algún reflejo producido por las cosquillas.

Procedí a soltarle las correas, para que ella se levantara y se colocara sus calcetines, las botas y la chaqueta. Conversamos un poco más sobre su experiencia con la sesión y le pregunté si se animaba a repetirla y pues nos dejó la puerta abierta con su respuesta.

No siendo más espero les haya gustado la anécdota y nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ

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