abril 28, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

La fisioterapeuta (parte 1)

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 55 segundos

Hace un tiempo empecé a sentir dolores en mis piernas y por tal razón solicité una cita médica en mi EPS (Entidad Promotora de Salud), con la médica general. Ella me envió unos exámenes y a su vez me remitió a cita con la fisioterapeuta.

Al comienzo las sesiones de terapia en su consultorio fueron muy buenas, sobre todo porque son sesiones personalizadas, es decir, que únicamente están la fisioterapeuta y el paciente en el consultorio. Los ejercicios son muy buenos y lo mejor es que la fisioterapeuta está descalza explicándote los ejercicios y después te toca hacerlos, basados en la muestra inicial que ella hace como referencia.

La fisioterapeuta es una mujer de unos 43 años de edad, de nombre Marilyn. Es de cabello negro largo, contextura normal, aproximadamente unos 1,70 mts de estatura, creería que calza un 37 o 38 y lo mejor, demasiado cosquillosa en sus pies, al igual que en las axilas, costillas, cintura, mejor dicho en todo su cuerpo, pero sus pies son su punto débil.

Después de 4 sesiones (la médica general me autorizó 8 sesiones de fisioterapia), entré en más confianza con la fisioterapeuta y me fue soltando a hacerle preguntas más personales, como por ejemplo, saber si tenía o no cosquillas. Les confieso que cuando le hice la pregunta, sentí cierto temor (algo extraño en una persona como yo, con experiencia como tickler) en hacerle la pregunta, pero su respuesta me pareció muy normal y de una persona que no veía el tema de las cosquillas como un tabú, sino como algo muy normal y divertido.

Yo: doctora Marilyn, puedo preguntarle algo sin que se moleste?

Marilyn: si claro no hay problema.

Y: usted se considera cosquillosa?

M: por qué la pregunta? por qué quieres saber eso?

Y: simple curiosidad nada más.

M: la verdad tengo muchas cosquillas.

Y: en qué parte, si se puede saber?

M: mmm… en todos lados.

Aprovechando que ella estaba sentada cerca de mi con las piernas estiradas y sus pies muy cerca de mi cara, podía apreciar perfectamente las plantas de sus pies, las cuales las tenía rojas en la parte de los dedos y los talones, mientras que en la parte del arco, estaba totalmente blanca.

Y: osea que si le tomo los pies y le hago cosquillas, le daría risa?

M: mis pies son mi parte más cosquillosa.

Y: en serio?

M: si, no soporto para nada que me toquen los pies.

Y: puedo probar?

Me animé a agarrarle los pies y hacerle cosquillas, la reacción de Marilyn no se hace esperar y estalla en risas.

M: jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja…

Mientras yo le hacía cosquillas en los pies, ella se movía y revolcaba como loca en el piso sobre la colchoneta, además de reír a carcajadas. Debo confesar que fue una experiencia inolvidable, sobre todo por hacerle cosquillas a una persona dentro de su «territorio», en este caso en su consultorio de terapias.

Acto seguido, me tiré sobre ella y comencé a hacerle cosquillas en las axilas, la cintura y las costillas, mientras que Marilyn lo único que hacía era reír y reír a carcajadas.

M: jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja…

Me di cuenta que si bien, ella tiene cosquillas en las axilas, la cintura y las costillas, no es tan cosquillosa como, si lo es en las plantas de los pies, así que me devolví nuevamente a sus pies y continué haciéndole cosquillas ahí un buen rato, utilizando como único elemento los dedos de mi mano, aunque debo confesar que por un instante pensé en utilizar mi lengua. Marilyn únicamente reír y reía a carcajadas.

M: jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja…

Lo que más me causó curiosidad, fue ver que en ningún momento suplicó piedad. Al terminar de hacerle cosquillas, más porque me cansé yo a que ella pidiera piedad, me causó curiosidad lo que me dijo.

M: jajaja… hacía rato no me hacían cosquillas así… jajaja…

Y: en serio?

M: si… la última vez fue entre varios niños, también aquí en mi consultorio, pero fue menos tiempo que hoy.

Y: y qué opinas sobre las cosquillas?

M: que son muy divertidas, uno se ríe mucho.

Y: si, eso me di cuenta, además nunca suplicaste ni un momento a que me detuviera.

M: y por qué debía suplicar, sino me estabas haciendo daño alguno, lo único que me estabas haciendo eran cosquillas.

Y: por eso me causó curiosidad o es que te gusta que te hagan cosquillas?

M: pues tu que opinas?

Y: por tu actitud, creería que si.

M: aja…

La sesión de fisioterapia se acabó, nos despedimos y programamos una nueva sesión en la que espero poder hacerle más cosquillas, aunque esta vez iré preparado con mis elementos de «tortura»..

Espero que les haya gustado la anécdota y nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ

About Author

Te pueden interesar