mayo 1, 2024

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Los pies en la ventana

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 48 segundos

Esta historia se remonta a los años 90’s, en aquel entonces tendría yo unos 12 años de edad y sucedió en el barrio dónde vivía con mis papás, exactamente a unas 2 calles de dónde yo vivía.

Siempre que llegaba del colegio debía pasar por una casa que tenía unas ventanas grandes y como dato curioso, en una de esas ventanas, habían siempre a la misma hora, un par de pies asomados en la ventana, posiblemente de alguna mujer universitaria de la época.

Todos los días pasaba entre la 1:30 pm y las 2:30 pm, y como siempre los pies estaban «asomados» en la ventana de esa casa. Siempre me hacía las mismas preguntas: «Qué tantas cosquillas tendrán esos pies?», «Serán cosquillosos?», «De quién serán esos pies?»; y además imaginaba agarrando esos pies y haciéndoles muchas cosquillas sin parar, mientras al otro lado de la ventana escuchaba las risas de desespero, obviamente eso pasaba únicamente en mi mente, porque no tenía el valor de acercarme y comprobar y efectivamente eran cosquillosos o no.

Cierto día pasé como de costumbre y ahí estaban nuevamente esos pies, que ya habían marcado mi vida para siempre, así que sin pensarlo dos veces, me acerqué muy despacio y de forma sigilosa, hasta la ventana, me coloqué debajo de los pies y los tomé rápidamente por los tobillos y comencé a hacerles cosquillas en las plantas, la reacción de la dueña de esos pies fue inmediata y estalló en risas a carcajadas.

jajajajaja… jajajajaja…  jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja…

En ese momento supe cuán cosquillosos eran los pies y continué haciéndole cosquillas, mientras al otro lado de la ventana, esa persona reía y suplicaba que parase con las cosquillas en las plantas de los pies.

De un momento a otro sentí como un ruido, a lo que le solté los pies y me moví rápidamente para no ser detectado y pude escuchar como alguien entró a la habitación de la ventana y le preguntaba a la dueña de los pies sobre qué había pasado y por qué se estaba riendo, a lo que ella respondió diciendo que alguien le había hecho cosquillas en las plantas de los pies desde al otro lado de la ventana en la calle; esta persona le respondió: «eso te pasa por tener los pies en la ventana, agradece que solo te hicieron cosquillas y no que te hayan hecho otro cosa en ellos, como por ejemplo cortártelos o quien sabe que».

La dueña de los pies continuó diciendo que ella deducía que la persona que le hizo cosquillas fue un niño, porque las manos eran pequeñas, y pues la otra persona le decía: «niño o no, debes tener cuidado».

Yo habiendo escuchado todo eso, me retiré de ahí con la satisfacción de haber logrado mi objetivo de hacerle cosquillas esos pies, sin embargo, debo confesarles que esa no fue la única vez que le hice cosquillas a los pies de la ventana, repetí esa experiencia como unas dos o tres veces más, en el fondo creo que esa persona le gustaba que le hiciera cosquillas en los pies.

Bueno no siendo más, espero que les haya gustado la anécdota y nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ 

 

 

 

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