abril 28, 2024

Tickling Stories

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¿Qué pasaría si…?

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 13 segundos

Hola a todos. Este artículo fue tomado de internet y adaptado para nuestro blog, esperamos que sea de su agrado e interés.
Todos los días conversamos con las chicas más cosquillosas de varios países del mundo. Nos escriben para pedirnos consejos, obsequiarnos fotos, aclarar algunas dudas y en general para platicar sobre el tema. En todas las pláticas casi siempre en algún momento surge la pregunta “¿Qué pasaría si…?” y eso nos dio una idea para hacer esta nota.
Nos dimos la tarea de reunir las preguntas más interesantes para hacerlas a nuestras cosquillosas seguidoras. Hicimos las mismas preguntas a todas, sin embargo, únicamente elegimos la respuesta más interesante a cada pregunta.

He aquí lo que respondieron.
1. ¿Has tenido una mala experiencia con las cosquillas?
No sabría si catalogarla como mala en si pero sin duda no me gustó. Mi ex novio tenía un fetiche con las cosquillas y como fetichista, a pesar de que en verdad era una tortura y me volvía loca de risa, siempre supo cómo hacer volar mi imaginación con los juegos de rol que hacíamos y llevar las cosas de una forma muy sensual cuando estaba atada sobre su cama.
Cuando terminé con el tuve otro novio, sin embargo, extrañaba mucho las cosquillas, así que se las pedí a mi nueva pareja pensando que quizá podría retomar esa parte que me gustó mucho. Aunque accedió a hacerlo no fue lo mismo pues él no sabía lo que hacía, fue aburrido, sin imaginación e incluso tal vez fue un poco molesto.
Fue una decepción pues caí en cuenta de que esto es algo que sólo se puede disfrutar con alguien que tiene este fetiche de cosquillas así que no lo he vuelto a hacer. Por ahora me consuelo mirando vídeos y leyendo historias.
Andrea Cornejo, 26 años. Ciudad de México, México.
2. Sé que eres muy cosquilluda, tu nivel de cosquillas es casi irreal. Si te hicieran cosquillas en tu zona más sensible el tiempo suficiente, ¿Qué serías capaz de hacer con tal de que se detuvieran?
Es un juego de niños, los interrogatorios con tortura de cosquillas en las caricaturas son mera ficción, eso no sucede en la vida real. Al menos eso pensaba hasta que conocí a un fetichista de cosquillas.
Cuando estás atada a una cama con todas tus zonas sensibles expuestas te encuentras en un estado físico y psicológico extraordinariamente vulnerable, sensación que nunca antes había experimentado de esa manera. En el momento las carcajadas no te permiten pensar con claridad, sólo quieres que paren. Yo se lo chupé a cambio de que se detuviera. Claro, ya había mucha confianza, sin embargo, jamás había pasado más allá de las cosquillas con él.
Me sorprendió mucho lo que hice, sin embargo, me gustó. ¡Me gustó mucho!
Anónimo.
3. Para que digas que sí, ¿Cuál sería la manera más correcta de pedirte una sesión de cosquillas?
En mi caso particular él me habló de lo bonita que era mi risa, lo atractivos que encontraba mis pies, se dio el tiempo de investigar qué tan cosquilluda soy y se las ingenió para hacer volar mi imaginación hablándome de todas las cosas que quería hacerme. La verdad él no me convenció. Ni si quiera me lo pidió. Fue tan inteligente que más bien hizo que yo quisiera hacerlo, me dio tanta curiosidad que yo comencé a hablarle de ello, a hacerle preguntas sobre el tema y bueno, yo terminé pidiéndoselo.
Maille Brennan, 25 años. Dublin, Irlanda.
4. Estás en el cine mirando una película. Sin pensarlo realmente, decides estirar tu pie y lo colocas entre los asientos delanteros simplemente por comodidad. De pronto, la persona que está adelante atrapa tu pie con su brazo y comienza a sacarte el zapato y el calcetín. ¿Qué harías?
Soy una persona que no sabe decir que no. No se porque. Siempre me ha dado un poco de vergüenza negarme, por lo tanto, me gustaría que esa persona sea sutil. Debe comenzar despacio, poco a poco acariciando mis tobillos, el borde de mi calcetín y a jugar con mis agujetas. Lo más probable es que lo deje hacer lo que quiera aunque por dentro me sienta muy nerviosa, pero eso sí, no debe tardarse mucho en quitarme el tenis y el calcetín, si no, quizá comience a sentirme incómoda.
Una vez que lo haya hecho, si lo que me hace en el pie me gusta o me hace reír mucho, lo más probable es que yo, por voluntad propia, le ponga el otro pie sobre su hombro ya sin calcetín para que lo huela o lo bese.
Ayelen López, 19 años. Ciudad de Formosa, Argentina.
5. Si alguien que obviamente no conoces te hiciera la propuesta de pagarte a cambio de hacerte cosquillas, ¿Cuánto cobrarías por una sesión bien hecha?
Nunca me lo había planteado antes, no obstante, si lo hiciera, entonces creo que hay que decirlo fríamente; se lo cosquilluda que soy y lo que valgo para un fetichista. Quizá unos $5,000 pesos mexicanos por una sesión y si es guapo quizá le obsequie un foot job para que se vaya con una sonrisa.
Diana Olivares, 28 años. Ciudad de México, México.
6. Como tickler, ¿Qué es lo que más disfrutas de una sesión de cosquillas?
Sin duda ver a mi ticklee indefensa y convertida en nada. Hacerles cosquillas en contra de su voluntad y reducirla al nivel de una niña de 5 años, riendo, balbuceando y suplicando.
Lorena Damarys 28 años, Michoacán, México.
7. Como ticklee, ¿Qué es lo que más disfrutas de una sesión de cosquillas?
Desde mi punto de vista creo que lo peor de que te hagan cosquillas estando indefensa es también lo que más me gusta. Me aterra que cuando me las hacen parece que el tiempo se hace más lento, un minuto de cosquillas cuando estás atada podrían sentirse como si fueran 10 minutos, sin embargo, la incertidumbre de no saber cuando van a detenerse es deliciosa.
Anónima.
8. ¿Cuál ha sido tu experiencia más intensa de cosquillas hasta ahora?
Mi experiencia más intensa quizá no les parezca tan increíble, sin embargo, la situación me causó mucho morbo. Soy una mujer heterosexual, no obstante, mi mejor amiga en la secundaria me gustaba, se me hacía muy bonita.
Una noche que me quede a dormir en su casa nos acostamos para dormir en sentidos opuestos, es decir, mi cabeza junto a sus pies y mis pies junto a su cabeza. Jamás había dormido con ella y estando ahí, acostada a su lado apenas me atrevía a respirar. ¿Por qué me gustaba tanto esta chica si siempre estuve con chicos? Recuerdo que comencé a molestarla poniéndole mi pie en la nariz. Ambas nos reímos. Ella hizo lo mismo. Después, jugando ambas terminamos acariciando, besando y lamiéndonos los pies la una a la otra.
Fue sumamente erótico.
Anónimo.
9. Supongamos que supieras que vas a ser secuestrada por alguien que no conoces. No sabes cuando sucederá. Podría pasar mañana o en 10 años. No lo sabes. No te harán daño, sin embargo, serás llevada en contra de tu voluntad a un lugar remoto donde te torturarán con cosquillas hasta la locura. Quizá estarás cautiva por un par de horas y serás interrogada únicamente para su placer. ¿Te gustaría que eso sucediera?
Las cosquillas en contra de mi voluntad son sin duda mi fantasía más intensa. Sólo imaginarme a mi misma atada, riendo, suplicando y preguntando una y otra vez “¿Por qué haces esto?” me eriza la piel de todo el cuerpo. Creo que el saber que no me harán daño me anima mucho, sin embargo, no me quita el miedo por completo. Aún así pienso que esa mezcla de cosquillas con miedo y un toque de incertidumbre acerca de lo que harán conmigo lo hace muy excitante.
Lo pensaría muy bien pero seguramente al final diría que sí.
Anónimo.
10. ¿De qué manera han afectado las cosquillas en tu vida diaria o en tu círculo de personas más cercanas a ti?
Creo que las cosquillas pueden afectarte para mal o para bien, pero eso no depende de las cosquillas, depende de qué pienses de ti mismo. Si te avergüenzas de tu fetiche, si lo ves o lo haces como si estuvieras haciendo algo malo entonces ten por seguro de que va a afectar tu vida de manera negativa. Yo por el contrario me siento orgullosa de él, me siento afortunada de tenerlo y creo que eso se contagia. No sé cómo explicarlo. Es como cuando le cuentas con mucha emoción a tus amigos sobre una buena película, acerca de un lugar donde la pasaste muy bien o incluso sobre algo que te compraste y que te ha encantado. Lo dices con tal euforia y convencimiento de que se trata de algo extraordinario que contagias las ganas de comprobar si es verdad lo que dices.
Así lo hago yo. ¿El resultado? No llevo la cuenta exacta pero de mi círculo más cercano de amigos y amigas he atado a mi cama para hacerles cosquillas al menos a 15 personas, a una profesora de la universidad, y a mi contadora.
Por su puesto, no es algo que grito a los 4 vientos, sin embargo, cuando elijo a alguien para disfrutar de ello no temo en decirle lo que quiero.
Anónimo.
Tomado de Internet

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