mayo 2, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

Serie con clientas (parte 6)

Tiempo de lectura aprox: 7 minutos, 38 segundos

En esta ocasión les contaré la anécdota con una clienta famosa, resulta que debido a que por mi consultorio han pasado amas de casa, periodistas, policías, médicas, modelos, universitarias, en fin, todo tipo de mujeres; esta clienta llegó recomendada por una amiga de ella.

Nuestra protagonista es una modelo y empresaria colombiana, con la cual empezamos a conversar un poco a través de twitter.

Paula llegó a nosotros, porque le ofrecí una sesión completamente gratis, de manera que diera su opinión al respecto sobre la sesión y decidiera si quería repetirla o no, además de recomendarnos con sus amigas y compañeras de trabajo.

Finalmente Paula aceptó nuestra invitación y se acercó al consultorio, ahí conversamos un poco sobre el tema y sobre muchas cosas más. Debo confesar que es muy bonita persona y también físicamente.

Para no alargar tanto la historia, empezamos con parte de la conversación:

Yo: bueno Paula, cómo te animaste a venir a probar la sesión?

Paula: la verdad de tanta insistidera tuya… jajajaja… no mentiras, quice venir a ver por mis propios ojos y además «experimentar» dicha sesión.

Y: ah bueno listo, entonces para esto, tengo las siguientes preguntas: Eres cosquillosa?

P: demasiado cosquillosa.

Y: en qué partes del cuerpo tienes cosquillas?

P: en todos lados, no me pueden tocar, porque me da demasiadas cosquillas.

Y: ok, cuál es la parte más cosquillosa de tu cuerpo?

P: tengo varias.

Y: y cuáles son? si se puede saber, aunque igual las podemos descubrir durante la sesión.

P: la verdad, soy muy cosquillosa en las rodillas, en las axilas, en las costillas y en las plantas de los pies en la parte donde se forma el arco, en esa parte de ahí tengo demasiada cosquillas.

Y: entonces eres igual de cosquillosa en esas partes?

P: esas son las partes de mi cuerpo que son más sensibles a las cosquillas, sin embargo, debo decir, que las partes donde se convierten en una tortura para mi son las rodillas, las axilas y las plantas de los pies; y si me preguntas cuál escogería como punto débil, diría que el arco de las plantas de los pies.

Y: cuánto le darías de sensibilidad de 1 a 10 a tus partes más cosquillosas? siendo 1 lo más bajo y 10 lo más alto.

P: bueno, es algo interesante tu pregunta y mi respuesta sería la siguiente: las axilas le doy un 10, las costillas un 9, las rodillas un 9, los pies un 10.

Y: espera, me dijiste los pies? no era las plantas de los pies?

P: osea, mis pies son muy cosquillosos, todo el pie en general, pero las plantas de los pies son mi punto débil.

Y: ok, entonces cuánto le darías de calificación a las plantas de tus pies?

P: pues a las plantas de mis pies les daría de nivel de sensibilidad a las cosquillas, por ahí 100 o 200, soy extremadamente cosquillosa en esa parte de mi cuerpo.

Y: muy interesante. Bueno Paula no siendo más, te pido que por favor te prepares para la sesión, en caso que desees cambiarte y colocarte ropa cómoda, que supongo la trajiste, puedes cambiarte allá en el baño.

P: ok listo, ya regreso.

Paula va al baño a cambiarse y 10 minutos después regresa nuevamente, con un pantalón de lycra, una camisilla tipo esqueleto y en calcetines deportivos.

P: ya estoy lista.

Y: ok, pero por qué vienes con calcetines?

P: pues pensé que las cosquillas solo serían de las piernas hacia arriba y no involucrarían los pies.

Y: pues para decepción tuya, si involucran también a tus pies, tengo entendido de acuerdo a lo que conversamos hace unos minutos, que son extremadamente cosquillosos, verdad?

P: así es y por eso pensé que no me harías en los pies, por esta razón es que traigo los calcetines puestos.

Y: pues lastimosamente mi querida Paula, debo solicitarte que te quites los calcetines y quedes descalza.

P: esta bien…

Paula se sienta en la camilla y empieza a quitarse los calcetines y pude apreciar bien sus pies, los cuales traía pintadas las uñas con un color rosa.

Después de quitarse los calcetines le pido que levante un pie con el fin de poder verificar que tan cosquillosa es.

Y: por favor levanta un pie.

P: cuál?

Y: el que desees y colócalo aquí en mi pierna.

Paula levanta el pie derecho, lo coloca en mi pierna y pude sentir que temblaba un poco.

Y: por qué tiemblas? a qué le temes?

P: porque tengo nervios, muchas cosquillas y no se como pueda reaccionar.

Y: tranquila, solo quiero probar algo.

Le levanto el pie, de tal manera que los dedos de mi mano quedan al alcance de la planta de su pie derecho y le hago cosquillas, con el fin de poder verificar que tan cosquillosa es; la reacción de Paula no se hace esperar.

P: hahahahahaha… jajajajaja… hahahahahaha… jajajajaja…

Paula retira rápidamente su pie y procede a esconderlo junto con el pie izquierdo debajo de la camilla.

Y: vaya si que eres muy cosquillosa.

P: jajaja… te dije que soy hipercosquillosa en la planta de los pies.

Y: interesante… en ese caso por favor, acuéstate en la camilla y procedamos a empezar la sesión.

Paula se acuesta en la camilla, mientras yo empiezo a asegurarle con las correas las muñecas, la cintura y los tobillos.

Y: estas lista para iniciar la sesión de cosquillas?

P: realmente no estoy lista, estoy muy nerviosa.

Y: tranquila, lo único que te garantizo es mucha risa a carcajadas.

P: ok, en ese caso, empieza cuando quieras… pero antes tengo una pregunta.

Y: si claro, dime.

P: en caso que no resista tantas cosquillas, puedo pedir que te detengas?

Y: si claro no hay problema.

P: seguro?

Y: por qué me preguntas si seguro?

P: porque siempre que me hacen cosquillas, pido piedad o que se detengan y nunca lo hacen.

Y: pues en ese caso, te puedo decir que no me detendré enseguida, sin embargo, si lo haré cada cierto tiempo para que tomes aire.

P: esta bien…

Dicho esto, empiezo a hacerle cosquillas a Paula en las axilas y la reacción no se hace esperar.

P: nooooooo… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… nooooo… hahahahaha… jajajajaja… noooo… hahahahaha… jajajajaja… noooo… maaaasssss… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja…

Paula reía como loca y se movía de un lado a otro evitando las cosquillas recibidas en las axilas.

P: hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahahaha… jajajajaja…

Después de unos 20 minutos de cosquillas, decidí detenerme un poco y dejarla tomar aire y que recuperara, durante la pausa de 5 a 10 minutos le preguntaba como se sentía y que opinaba sobre la sesión.

P: definitivamente es una tortura y eso que no me has hecho en los pies, no quiero imaginarme como sería si me haces cosquillas ahí.

Y: tranquila, pronto llegaremos a tus cosquillosos pies… estás lista para continuar?

P: tu sabes que no, sin embargo, puedes continuar cuando quieras…

Dicho esto, comienzo a hacerle cosquillas en las costillas y en la cintura. La reacción de Paula no se hace esperar…

P: nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja…

El cuerpo de Paula se contorneaba tratando de evitar las cosquillas recibidas en las costillas y la cintura; mientras yo la cosquilleaba sin piedad alguna, ella reía y reía como loca, además de suplicar misericordia.

P: nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… paraaaaaaaaa… nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… por favorrrrrrrrrr… nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… paraaaaaaaaaaaa… nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… paraaaaaaaaaaaa… nooooooo… ahí nooooooo… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajajajaja… jajajajaja…

Al cabo de otros 30 minutos de cosquillas me detuve para que tomara aire y se recuperara. Nuevamente le pregunté como se sentía y nuevamente su respuesta fue la misma.

P: definitivamente es una tortura y eso que no me has hecho en los pies, no quiero imaginarme como sería si me haces cosquillas ahí.

Y: tranquila, pronto llegaremos a tus cosquillosos pies… estás lista para continuar?

P: tu sabes que no, sin embargo, puedes continuar cuando quieras…

Después de unos 15 minutos de descanso, me bajé a las rodillas y también a los pies de Paula; para éstos últimos le tenía una sorpresa, debido a que no solo utilizaría mis dedos, sino que también utilizaría unos cepillos de dientes, cepillos de peinar, peines, peinillas, pinceles y plumas.

Y listo, empecé con la «tortura» de cosquillas en las rodillas y pies de Paula… inicialmente «ataqué» sus rodillas y la reacción no se hizo esperar.

P: jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajajajaja… jajajajaja… jajajaja…

La risa de Paula era producto de las cosquillas, sin embargo, no se notaba desesperada, así que continué cosquilleándole las rodillas… Después de unos 20 minutos de cosquillas me ubiqué frente a las plantas de sus pies, pero antes de empezar a cosquillearla, empecé a «torturarla» con palabras y frases.

Y: bueno Paula, ahora sí llegamos a tus cosquillosos pies… lista para ser «torturada»?

P: noooo… por favor… hago lo que sea… pero por favor… no me hagas cosquillas en los pies y menos en las plantas… no creo poder resistirlas… por favor…

Y: haciéndote cosquillas sabremos si las resistes o no… tranquila, ya voy a empezar.

Empecé suavemente a pasar mis dedos por las plantas de los pies de Paula, la reacción no se hizo esperar.

P: jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja… jajajajaja…

Paula empezó a reír, sin embargo, no era una risa desesperada, sino más bien una risa como cuando le estaba haciendo cosquillas en las rodillas, es decir, un efecto producto de las cosquillas que estaba recibiendo en las plantas de los pies, con las puntas de mis dedos.

La risa de Paula incrementó cuando empecé a utilizar los cepillos, los peines y las peinillas para «torturarle» las plantas de los pies, de una risa normal pasó a alaridos y gritos de desesperación.

P: hahahahaha… hahahahaha… noooooo… hahahahaha… piedaaaaadd… hahahahaha… hahahahaha… noooooo… hahahahaha… piedaaaaadd… hahahahaha… hahahahaha… noooooo… hahahahaha… piedaaaaadd… nooooooo… hahahahaha… hahahahaha… noooooo… hahahahaha… piedaaaaadd… noooooo… hahahahaha… hahahahaha… noooooo… hahahahaha… piedaaaaadd… hahahahaha… hahahahaha… noooooo… hahahahaha… hahahahaha… noooooo… hahahahaha… hahahahaha… hahahahaha… hahahahaha… hahahahaha… hahahahaha…

Paula reía y gritaba como loca, mientras movía sus pies de un lado a otro intentando huir de los cepillos, los peines y las peinillas; podía darme cuenta que realmente la estaba «torturando» con cosquillas y me daba cuenta que realmente no las soportaba y no sabría hasta que punto podría resistir tanta tortura en sus pies.

Continué haciéndole cosquillas con los cepillos y los peines a Paula como unos 20 minutos más, hasta que me detuve; Paula estaba exhausta de tanto reír.

Y: y qué tal?

P: jajaja… es… es… una… jajaja… tortura… jajajaja… yo… jaja… te dije… que soy demasiado cosquillosa… jajaja…

Y: y eso que no hemos terminado.

P: qué? es en serio?

Y: así es, aún faltan los pinceles y las plumas.

Dicho esto empiezo a pasarle los pinceles por las plantas, por los dedos y por cada rincón de sus pies; obviamente la reacción de Paula no se hizo esperar.

P: jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja…

La risa de Paula era entre fuerte y suave, quizás no era de desesperación sino una risa producto de las cosquillas que le producían los pinceles. Al cabo de unos 15 minutos de cosquillas con los pinceles, cambié de instrumento y empecé a utilizar las plumas, tenía 4 plumas en total; y tal cual como con los pinceles, la reacción de Paula no se hace esperar y estalla en risas.

P: jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja… jajajaja… jijijijiji… jajajajaja…

Al cabo de otros 15 minutos más de cosquillas con las plumas, me detuve para dejarla descansar y tomar un poco de aire.

Y: qué tal? cómo te sientes?

P: tengo esos pies hipersensibles… jajajaja… jamás me habían hecho tantas cosquillas… jajaja…

Y: te gusta?

P: gustarme, gustarme, no…

Y: entonces?

P: pese a que es una tortura, es divertido.

Y: te animarías a una nueva sesión?

P: claro, porque no…

Y: listo, entonces te cuento que ya vamos a terminar, quiero hacer una última prueba.

P: qué prueba? la prueba involucra nuevamente mis piesitos?

Y: lastimosamente si.

P: por favor, no más cosquillas en mis pies, los tengo demasiados sensibles y ya no soporto más… por favoooooooooooorrrr…. jajajaja… nooooooo… jajajaja… noooooo… por favooooooooooorrrr… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… noooooo… por favooooooooooorrrr… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… noooooo… por favooooooooooorrrr… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja…

Paula empezó a reír a carcajadas y a suplicar apenas comencé a utilizar un pincel pequeño y delgado, junto con una pluma pequeña, delgada y rígida. Las risas de Paula eran fuertes y desesperadas.

P: jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… noooooo… por favooooooooooorrrr… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… noooooo… por favooooooooooorrrr… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… noooooo… por favooooooooooorrrr… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… noooooo… por favooooooooooorrrr… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajaja… jajajajaja… jajajaja…

Después de unos 10 minutos, por fin me detuve, procedí a soltarle las correas y conversamos un poco sobre el tema. Paula se vistió, se despidió y quedamos en programar una nueva sesión.

Nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ

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