abril 29, 2024

Tickling Stories

Historias de Cosquillas. Somos parte de la comunidad en español en Telegram – LTC.

Serie con modelos (parte 7)

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 51 segundos

Conocí a María Angélica en un evento la semana pasada en la ciudad de Bogotá. En ese evento ella se encontraba participando como modelo de protocolo, impulsando unos productos de tecnología.

Durante el evento la vi como ofrecía los productos, así que fui preparando mi estrategia para ver como me le acercaba y lograba que se dejara hacer cosquillas. Después de dar unas cuántas vueltas me acerqué donde estaba ella, comenzamos a conversar un poco sobre lo que hacía y a qué se dedicaba además del protocolo. Ella me comentaba que tenía 23 años y es estudiante universitaria. Justo cuando llegué a la pregunta obligada: Las Cosquillas; María Angélica se mostró algo sorprendida y creería que algo apenada, porque se puso colorada cuando le hice la pregunta.

Yo: tienes cosquillas?

María Angélica: por qué la pregunta?

Y: curiosidad.

MA: si tengo cosquillas, es más, demasiadas diría yo.

Y: te puedo hacer?

MA: qué? ya? ahora?

Y: no ahora, sino después del evento.

MA: es en serio?

Y: si.

MA: pues si… creo…

Y: y en qué partes tienes cosquillas?

MA: en todos lados, las axilas, las costillas, la cintura, las piernas, los pies…

Y: supongo que debes tener una parte más cosquillosa que las demás, cierto?

MA: la cintura.

Y: más que los pies?

MA: no pues en los pies, soy demasiado cosquillosa, pero no dejo que nadie me los toque. Es una sensación muy desesperante. Pierdo el control si me hacen cosquillas en los pies.

Y: en todo el pie o en alguna parte en especial?

MA: en la planta, justo en la parte del arco y entre los dedos de los pies.

Después de eso, nos despedimos y le comenté que casi al final del evento volvería al lugar donde ella se encontraba para ir a hacer la sesión de cosquillas. Nos despedimos y cada uno retomó sus actividades. Al finalizar el evento, me encontré nuevamente con María Angélica en las afueras del centro de convenciones y nuevamente le pregunté si se dejaba o no hacer cosquillas.

MA: cuánto tiempo es?

Y: cuánto tiempo tienes disponible?

MA: 1 hora aproximadamente, debo estar a eso de las 8 en mi apartamento.

Y: a las 8 pm estarás en tu apartamento.

Dicho esto, nos dirigimos al parqueadero donde estaba mi carro y nos fuimos a mi consultorio. Al llegar allá, entramos al consultorio, le pedí que se pusiera cómoda; así que lo único que hizo fue quitarse los zapatos, quedando descalza en medias veladas. Me dijo que estaba cansada porque le había tocado estar de pie todo el día. Le dije que si quería le podía hacer un buen masaje en los pies, sin embargo, mis intenciones eran otras, hacerle muchas cosquillas en los pies. Ella terminó accediendo, nos sentamos en el sofá que está en mi consultorio y ella estiró tímidamente sus pies hacia mis piernas para que yo comenzara con el masaje. Creo que en el fondo ella sabía que le iba a hacer cosquillas.

Inicié con un breve masaje, sin embargo, después de unos breves minutos y ver que en verdad María Angélica estaba disfrutando el masaje, le tomé con fuerza los pies y comencé a hacerle cosquillas en las plantas de los pies, su reacción no se hizo esperar y estalló en risas.

MA: jajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… jajajajaja… hahahaha… jajajaja… hahahahaha… jajajajaja…

María Angélica movía sus pies de un lado a otro intentando huir de las incesantes cosquillas, además que en medio del desespero cayó al suelo, mientras que yo continuaba haciéndole cosquillas en los pies. María Angélica continuaba riendo desesperadamente. Después de un rato, le rompí las medias y comencé a hacerle cosquillas entre sus dedos, en ese momento su risa se incrementó.

MA: hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha…

Su risa se transformó en alaridos, justo en ese momento cuando comenzaba a hacerle cosquillas entre sus dedos largos y a través del arco.

MA: hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… jajajaja…  hahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… jajajaja…  hahahaha… hahahaha… hahahaha…

Después de hacerle muchas cosquillas en los pies, subí por sus piernas y continué haciéndole cosquillas en la cintura, las costillas, las axilas y nuevamente volví a los pies cosquillosos. La risa de María Angélica era histérica y podía notar que estaba a punto de desmayarse.

MA: hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… jajajaja…  hahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… jajajaja… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… hahahaha… jajajaja… jajajaja…  hahahaha… hahahaha… hahahaha…

Sobre las 7:40 pm suspendí la sesión de cosquillas, la ayudé a organizarse y la llevé a su apartamento. En el camino me preguntó por qué le había roto las medias, así que le dije que era la única forma de hacerle cosquillas entre sus dedos y que si era el caso le podía pagar las medías y efectivamente eso fue lo que hice.

La dejé en su apartamento e intercambiamos teléfonos con el fin de concretar una nueva sesión de cosquillas.

Nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ

 

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