mayo 2, 2024

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Serie en el spa (parte 1)

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 18 segundos

En esta ocasión les compartiré experiencias vividas como espectador en el spa de una gran amiga llamada Luisa. Ella es de las pocas personas que conoce mi gusto por las cosquillas y además sabe que tengo un consultorio en el cual me dedico a «torturar» con cosquillas a mujeres.

Sin más preámbulos, aquí va esta primera anécdota y espero que sea del agrado de todos ustedes.

Sábado en la mañana

Llegué al spa de mi amiga Luisa a visitarla, para conversar un poco con ella y ver si por fin lograba convencerla de participar en una sesión de cosquillas; sin embargo, como siempre, volvía a sacarme el cuerpo con una nueva excusa. Cabe recordar que Luisa es super cosquillosa y quizás esa sea la razón por la que aún no se anime a participar en una sesión de cosquillas en mi consultorio.

Llevaba cerca de unos 15 o 20 minutos en el spa de Luisa, cuando llegó la primera clienta del día y casualmente Luisa me había comentado un poco sobre ella (la clienta).

La clienta: hola Luisa cómo estás? Espero no interrumpir. (Dijo ella al verme conversando con Luisa)

Luisa: buenos días señora Piedad, cómo amanece? y no interrumpe nada, CQ es un gran amigo y estábamos conversando un poco.

La señora Piedad, clienta de Luisa, es una mujer de unos 45 años de edad aproximadamente, con buen cuerpo (se nota que va a gimnasio), de unos 1,70 mts de estatura, tez blanca, cabello negro, ojos verdes. Es lo que comúnmente conocemos como una «cuchi-barbie» en Colombia.

Piedad: ah bueno en ese caso, no hay problema.

L: cuénteme señora Piedad, en qué le puedo ayudar hoy?

P: bueno, vengo a que me hagas las uñas de las manos, las uñas de los pies y depilación.

L: listo, no hay problema, si prefiere, puede pasar a la camilla y hacemos primero la depilación.

P: ok, entonces deja y me cambio.

Piedad entró a un baño que tenía Luisa en el spa para que las clientas pudieran cambiarse y al cabo de unos 5 minutos ya estaba lista para la depilación. Mientras Luisa procedía a depilar a Piedad en las axilas y las piernas, yo leía una revista, pero justamente en ese instante, empecé a escuchar unas breves risitas al otro lado de la cortina, eran de la clienta.

P: jijiji…

L: necesito que por favor se controle señora Piedad.

P: jijiji… no puedo… jijiji…

L: trate de controlarse, sino tendré que repetir el proceso y además se le irritará su piel en las axilas con la cera.

P: esta bien… jijijiji… noooo… jijiji…

L: señora Piedad, por favor.

P: jijiji… no puedo… la paleta de la cera me hace cosquillas.

L: le pido a mi amigo que entre y le sostenga los brazos entonces? Para poder echarle bien la cera?

Yo al otro lado deseando que la clienta dijera que si.

P: no, tranquila, ya me voy a controlar.

Luisa pudo hacer el proceso de depilación sin ningún contratiempo, sin embargo, de vez en cuando escuchaba una que otra risita, producto de las cosquillas que le producía a la clienta, cuando le echaba la cera con la paleta en algunas partes de su cuerpo.

Al cabo de unos 15 minutos salió Luisa y 5 minutos después salió Piedad.

L: por favor y se sienta en la silla señora Piedad (una silla especial, destinada exclusivamente para las sesiones de manicure y pedicure).

P: aquí?

L: si por favor y levante los pies aquí.

Piedad se sentó en la silla de pedicure, justamente delante de mi, mientras que Luisa empezaba la sesión sobre los pies de su clienta. Todo iba bien, hasta que comenzó a pasarle el cepillo por las plantas de los pies con jabón a Piedad, según Luisa eso haría que se le «ablandaran» un poco más los cayos y hacía que fueran más fáciles de retirar. El cepillo sobre las plantas de los pies, hizo que Piedad estallara en risas  a carcajadas.

P: jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha…

Piedad reía como loca, pero como dato curioso, no retiraba los pies, es como si disfrutara la «tortura» de cosquillas que estaba recibiendo por parte de Luisa.

L: le gusta señora Piedad?

P: jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha…

L: le gusta que le haga cosquillas de esta forma?

P: jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha…

Luisa continuaba pasándole el cepillo por las plantas enjabonadas a la señora Piedad, mientras que la clienta únicamente reía a carcajadas, pero nunca retiraba los pies, era como si lo disfrutara.

De un momento a otro Luisa dejó de pasarle el cepillo y continuó haciéndole cosquillas con sus uñas en las plantas de los pies a la clienta.

L: vamos a divertirnos un rato y veamos que tantas cosquillitas soportan estos pies.

P: jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha…

L: tenía rato que que no le hacía cosquillitas a estos pies, ya extrañaba sus movimientos y su risa señora Piedad.

P: jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha… jajajaja.. hahaha… jajajaja… hahaha…

Unos 20 minutos después, Luisa terminó de hacerle el pedicure a su clienta y ésta, se colocó unas chanclas, le pagó a Luisa y se retiró del spa. Yo confundido empecé a preguntarle sobre la situación inmediatamente anterior.

Y: cuéntame eso, qué pasó?

L: la señora Piedad, es una de mis tantas clientas cosquillosas en los pies, que vienen esporádicamente a sesiones de «pedicure», sin embargo, dichas sesiones son la mayoría de las veces, de cosquillas.

Y: y como pasó eso? ellas saben que te gusta hacer cosquillas?

L: no lo saben, de hecho.

Y: entonces? cómo empezó todo?

L: de hecho la primera clienta que recibió la «tortura» de cosquillas fue la señora Piedad, y curiosamente ese día habían 4 clientas más igual de cosquillosas a ella y pues me dijeron que porque no colocaba el servicio de hacer sesiones de cosquillas en los pies en el spa. Yo sorpresivamente les comenté era un servicio que iba en contra de mi política, ellas dijeron que estaban dispuesta a pagar dinero adicional por ese servicio.

Y: y supongo que dijiste que si de una.

L: yo les dije que colocar un servicio solo por 5 clientas cosquillosas no era rentable y para sorpresa mía, ellas me dijeron que si era por clientas, ellas podían recomendarme con amigas cosquillosas iguales a ellas que estarían dispuestas a dejarse a hacer cosquillas durante sesiones de pedicure.

Y: tu que les dijiste?

L: que listo, que no había problema.

Y: y todo funcionó así por así?

L: no, para mi desgracia, había un precio que debía pagar.

Y: te pidieron dinero?

L: no, algo mucho peor, me pidieron dejarme hacer cosquillas, a cambio de que ellas se dejarían hacer cosquillas en sus pies y me pagarían dinero por hacerles cosquillas a ellas y a sus amigas.

Y: pues supongo que si le estas haciendo cosquillas a las clientas, terminaste dejando hacerte cosquillas.

L: si, fue una tortura 🙁

Y: claro porque eres demasiado cosquillosa.

L: si todo quedó grabado en las cámaras de seguridad del spa.

Y: tienes ese vídeo a la mano?

L: lo tengo guardado, porque si alguien lo ve, puede usar esa información en mi contra.

Y: seria interesante verlo.

L: yo sé que si te gustaría verlo, porque al igual que a mi, a ti también te gusta hacer cosquillas y desde hace tiempo estás que te mueres de ganas por hacerme cosquillas, pero después te lo muestro con más calma.

Y: esta bien.

Nos despedimos y me fui para mi consultorio.

Espero que les haya gustado y nos leemos en la próxima.

Firmado: CQ

 

 

 

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